sábado, 27 de julio de 2013

EN RUINAS LOS MONUMENTOS EN CABUDARE.


27
jul

En ruinas los monumentos en Cabudare (Fotos)


Escrito por Hugo J. Boscán/Fotos: Elías Rodríguez/Archivo
      

“De un tiempo para acá en el municipio Palavecino no existe política cultural alguna, lo que ha dejado como negativa consecuencia el abandono de los monumentos, algunos de los cuales presentan estados deplorables”.

De esa forma se expresó el ex alcalde Fredy Pérez al ser consultado sobre la forma como la alcaldía, y sobre todo durante la gestión de Richard Coroba, ha permitido la destrucción de obras erigidas para rendir homenaje a personalidades, fechas históricas o de esparcimiento.

El caso más evidente de ese abandono está en el llamado Parque de Los Niños, ubicado en la avenida Intercomunal, diagonal a la planta procesadora de lácteos y jugos y a la urbanización Villa Roca.

Durante la gestión de Antonio “Toño” Rivero como primera autoridad municipal de Palavecino se construyó en el centro de la avenida un monumento que nadie llegó a entender y a pesar de estar dedicado a los niños, estos nunca lo pudieron disfrutar, en primer lugar por el peligro que representa cruzar tan transitada arteria vial.

En la actualidad el mal llamado parque está convertido en una selva impenetrable, constituyendo una vergüenza para los cabudareños o residentes, sobre todo cuando algún visitante les interroga sobre el significado del promontorio simulado de rocas.

Y crece aún más la interrogante al observar lo que queda de tres o cuatro estatuas de niños, apenas visible entre la maleza, una de ellas con los brazos en alto, como pidiendo auxilio.

“El alcalde Coroba nunca se preocupó por ese parque, ni siquiera por residir en las cercanías, lo que le obliga a pasarle diariamente por el frente”, indicó Pérez.

Recordó que en una oportunidad se llegó a un acuerdo con la alcaldía para que la empresa Lácteos Los Andes se encargara del mantenimiento del parque, convenio incumplido que las autoridades municipales tampoco se preocuparon a hacerlo cumplir.

De acuerdo a indagaciones, además de causar daños a las estatuas, delincuentes se robaron el sistema eléctrico y de agua, aunque este último resultaría innecesario pues allí nunca realizaron siembras ornamentales y la maleza crece por su propia cuenta.

“Pero no sólo está abandonado el Parque de los Niños ya que en las mismas o peores condiciones se encuentra la casa natal del prócer Aquilino Juares, en la avenida Libertador, a poca distancia de la alcaldía”, enfatizó Pérez.

Dijo que lo que queda del inmueble, gracias a la falta total de mantenimiento, continúa derrumbándose y si no se actúa con prontitud desaparecerá por completo.

En la actualidad el sitio es utilizado por vendedores ambulantes y apenas es visible para los transeúntes.

El ex alcalde y muchas otras personas, preocupadas por el patrimonio histórico de Cabudare, han insistido en la necesidad de que allí se haga algo para mantener viva la memoria de Aquilino Juares para las nuevas generaciones.

Igualmente citó el caso de la histórica Ceiba de Cabudare, que hace algunos años estuvo a punto de morir a causa de las enfermedades que le afectaban, además de los años.

Considera necesario que nuevamente sea tratada por algún botánico para impedir siga deteriorándose.

Como se sabe bajo La Ceiba de Cabudare se llevan a cabo los domingos actividades dedicadas a los niños, de allí la necesidad de que se le aplique el debido mantenimiento.

También está la plaza La Cruz, frente a la alcaldía, igualmente abandonada por la actual administración municipal de Palavecino, sin el merecido tratamiento.

Algunas personas han contribuido a su deterioro con tomas ilegales de electricidad para ventas informales de mercancías.

“Insisto en que en el municipio no existe ninguna política cultural o patrimonial y de no tomarse medidas enérgicas finalmente desaparecerán los pocos sitios históricos o de esparcimiento aún existentes a pesar del deterioro que le ha dejado la falta de mantenimiento”, enfatizó.

Fredy Pérez confía en que las nuevas autoridades municipales a ser elegidas en diciembre próximo sí se preocupen por los mismos tan pronto asuman sus funciones y Cabudare recupere sus tradiciones históricas.

Pero de inmediato, para que los visitantes tengan una visión más halagadora de Cabudare, el alcalde Coroba debe salir de su oficina y ordenar la recuperación del Parque de Los Niños, al menos la eliminación de toda la maleza que en la actualidad le cubre por completo, e incluso impide la visibilidad a los conductores que hacen uso del retorno allí ubicado.

viernes, 26 de julio de 2013

MILITARISMO Y SOCIALFASCISMO BOLIVARIANO.

Militarismo y socialfascismo bolivariano

¿Cómo esta grotesca farsa ha podido prosperar en la Venezuela de los últimos años? Simplemente, porque en el mundo de las farsas todo es admisible.
¿Cómo esta grotesca farsa ha podido prosperar en la Venezuela de los últimos años? Simplemente, porque en el mundo de las farsas todo es admisible.

Con la llegada del socialfascismo bolivariano, el militarismo autoritario, antidemocrático y parafascista se oxigenó en nuestro país

José Rafael López Padrino
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El militarismo es una de esas lacras que ha estado presente a lo largo de toda nuestra vida republicana y cuyo fin aún parece todavía bastante lejano en el tiempo, pues últimamente sus defensores en este siglo XXI se han encargado de actualizarlo mediante un falaz giro ideológico. Nos referimos evidentemente al carácter “socialista y emancipador” que se le indilga a esta perversa logia milica que desgobierna a nuestra Patria.
No olvidemos que los militares formados al calor de las luchas independentistas, se consideraron con el derecho de gobernar las nuevas naciones en proceso de formación, terminando por ahogar, más temprano que tarde, nuestros infructuosos primeros ensayos de civilidad. Obviamente, nunca estuvieron solos en sus pretensiones hegemónicas, siempre contaron con la ayuda de civiles  serviles los cuales pusieron sus luces y saberes al servicio de la entronización militarista en el poder. 
Con la llegada del socialfascismo bolivariano, el militarismo autoritario, antidemocrático y parafascista se oxigenó en nuestro país. La deformación y mistificación de la historia por parte del difunto tte. coronel y la proliferación de leyendas militaristas orquestadas por su proyecto permitió profundizar la peste del militarismo la cual nos persigue desde los inicios mismos de la República. El militarismo bolivariano por su espíritu antidemocrático está reñido con la tolerancia y la pluralidad ideológica, y es alérgico a la confrontación de ideas.
Es conveniente recordar que Bolívar fue  tanto en su pensamiento como en su acción, profundamente antimilitarista. Basta recordar su famosa frase: “Es insoportable el espíritu militar en el mando civil”, y sus palabras ante la asamblea celebrada en Caracas el 2 de enero de 1814: “Compatriotas: yo no he venido a oprimiros con mis armas vencedoras: he venido a traeros el imperio de las leyes. Un soldado feliz no adquiere ningún derecho para mandar a su Patria. No es el árbitro de las leyes ni del Gobierno; es el defensor de su libertad”.
El cáncer militarista no lo producen sólo los militares (actores principales de esta dantesca tragedia) sino también los “patrióticos ciudadanos” que creen necesaria la existencia de los gendarmes necesarios para garantiza el buen funcionamiento de la nación. Tras el militarismo también se esconden los intereses económicos de las multinacionales que ven en esos ensayos de gobierno la oportunidad de apuntalar sus inversiones e incrementar sus ganancias.
El otorgamiento al estamento militar, sin restricción alguna, de las riendas del desarrollo económico, social y político, además de detentar la responsabilidad de la defensa y de la seguridad interna y externa de la nación es una muestra del renacimiento del gorilato en nuestro país. Es una despreciable militarización de la sociedad, que pasa por la “institucionalización” de un Estado regido por la Fuerza Armada con el apoyo incondicional de una izquierda servil que le rinde pleitesías.
El militarismo socialfascista implica la institucionalización de la disciplina, la obediencia y una fe sin límites hacia el líder ya muerto, execrables principios destinados a crear una sociedad cuartelaria tutelada  por la pestilente bota militar. Una sociedad donde exista un orden social y político absolutamente armónico, excluyente, sujeta a un pensión único de corte fascista.
La militarización de Venezuela es parte de una estrategia destinada a la construcción de una sociedad totalitaria, sin contradicciones, ni conflictos sociales, no porque los mismos hayan sido superados mediante cambios en las estructuras políticas y económicas reinantes en el país, sino por la implantación de un régimen autocrático, represivo y absolutista. La utopía socialfascista bolivariana se reduce a una sociedad con una sola voz, pero excluyente, con una sola voluntad, pero no basada en un consenso de las mayorías, con un solo interés, pero que únicamente refleja el proyecto político bolivariano. El fachochavismo en el fondo reivindica las desigualdades sociales, económicas y políticas propias del capitalismo de Estado, pero rechaza paradójicamente sus consecuencias naturales: los antagonismos y las luchas sociales.
¿Cómo esta grotesca farsa ha podido prosperar en la Venezuela de los últimos años? Simplemente, porque en el mundo de las farsas todo es admisible

ESQUIROLES VERDE OLIVA.

Esquiroles verde oliva

Todas las fuerzas actuales que bregan por un cambio real en el mundo tienen al modelo del Ejército nacional como un antagonista, un mal recuerdo de tiempos pasados.
Todas las fuerzas actuales que bregan por un cambio real en el mundo tienen al modelo del Ejército nacional como un antagonista, un mal recuerdo de tiempos pasados.

La militarización laboral esta prohibiendo, por la vía de los hechos, el derecho a la huelga

Rafael Uzcátegui
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rafael_uscategui_1De nuevo, el gobierno bolivariano insiste en su intento de militarizar las mentes y cuerpos de los venezolanos y venezolanas en su afán de estatizar todas las dimensiones de la vida cotidiana de la población. El anuncio de la creación de las milicias obreras, para lo cual Maduro señaló la meta de dos millones de trabajadores “en armas”, forma parte del movimiento pendular ya anunciado con el artículo que obligaba la formación de los “cuerpos de combatientes” en las empresas públicas y privadas. No ha sido casualidad que ambas iniciativas hayan comenzado a materializarse en el estado Bolívar, donde la depauperización de las condiciones laborales de las empresas básicas, así como la criminalización de los pocos dirigentes sindicales honestos y combativos,  es la norma.
El gobierno intenta que la presencia de unidades militarizadas en las unidades productivas, y en el espacio público con el plan “Patria Segura”, sea un disuasivo para cualquier manifestación que desborde los diques institucionales del oficialismo. A esta propuesta se han unido algunos falsos críticos del chavismo tras las elecciones del pasado abril, quienes ante el diagnóstico de una nueva arremetida de una supuesta –nueva- conspiración internacional, han convocado a su militancia a la formación de milicias “para enfrentar al fascismo”.
No hay manera, honestamente, en considerar a las Fuerzas Armadas como un dispositivo revolucionario. Su nacionalismo xenófobo, su culto a la obediencia ciega a las jerarquías, la violencia como forma privilegiada de resolver los conflictos, su machismo homofóbico, la uniformización del pensamiento que exige su espíritu de cuerpo es, pese a cualquier discurso pirotécnico, garantías para el mantenimiento de privilegios y status. Todas las fuerzas actuales que bregan por un cambio real en el mundo tienen al modelo del Ejército nacional como un antagonista, un mal recuerdo de tiempos pasados.
La militarización laboral esta prohibiendo, por la vía de los hechos, el derecho a la huelga, una de las conquistas más preciadas del sindicalismo a lo largo de su historia. La estrategia es enfrentar a los trabajadores entre sí, mediante la promoción de esquiroles uniformados en aquellos sitios donde el cumplimiento de la Ley del Trabajo sea un chiste. El gobierno sabe que no puede cumplir sus promesas de acabar con la flexibilización de las condiciones de trabajo, por lo que promueve como respuesta la delación institucionalizada y el sindicalismo amarillo

LA ENTREGA.

La entrega

El dictador Joseph Stalin ordenó la tarea científica de crear un híbrido, entre el mono y el humano, para concebir una bestia violenta y sin sentimientos, que sólo podría recibir órdenes de sus amos sin detenerse a pensar.
El dictador Joseph Stalin ordenó la tarea científica de crear un híbrido, entre el mono y el humano, para concebir una bestia violenta y sin sentimientos, que sólo podría recibir órdenes de sus amos sin detenerse a pensar.

Hay pueblos que extravían su estima y son capaces de entregarse, a cualquier precio, a un loco o a una locura

Edilio Peña
/ El Universal
La entrega verdadera supera la razón del poder. La conduce un espíritu puro y auténtico que supera al asombro. Quizá por ello no todos se entregan. Hay quienes lo hacen para ser y otros para tener. La voluntad primera, es vidente; la segunda, ciega. Entre el sentir del corazón y la necesidad de la avaricia, hay un umbral que separa ambos territorios: el amor. Este sentimiento brinda una lucidez ajena a la conciencia del interés. Quien ama lo hace rebasando a su propia razón. Ni el dolor ni la enfermedad logran abatirlo. La posibilidad de la muerte, tampoco. No acepta migajas para tener la ilusión de ser feliz con poco. Es devoto de la libertad sin pretender ser un héroe. Ama el anonimato tal como Franz Kafka. Amar a alguien no es lo mismo que sucumbir a una abstracción que enceguece con los espejismos. Los verdaderos altruistas pertenecen a esa estirpe. La razón del poder flota en la superficie, el amor subyace en la profundidad. El amor supera cualquier ideología y a la propia religión.
Experimentos nacionalsocialistas y comunistas, fraguaron campañas de propaganda, para convencer a la humanidad de un amor superior hacia ella que la conduciría al paraíso. Sin embargo, le causaron sufrimientos inimaginables y muertes atroces, que aún hoy, la memoria anciana no logra despejar con el olvido, porque el estigma del horror es huella candente que quema todavía. Los campos de concentración son el testimonio pavoroso de lo que es, y puede llegar a ser, el poder totalitario con sus púas. Sin dejar de advertir, que este macabro poder, soporta sus bases en miles o millones de partidarios abandonados a él, al igual que manadas de toros negros en estampida, que con los ojos arrancados y sin cachos, se lanzan al abismo.
Hay pueblos que extravían su estima y son capaces de entregarse, a cualquier precio, a un loco o a una locura. El dictador Joseph Stalin ordenó la tarea científica de crear un híbrido, entre el mono y el humano, para concebir una bestia violenta y sin sentimientos, que sólo podría recibir órdenes de sus amos sin detenerse a pensar. La Alemania Nazi y la Unión Soviética todavía es la hoja de ruta que sobrevive en Corea y Cuba. Un hombre de sesenta años en la dictadura de los Castro, es un miserable por no haber conocido otra cosa más que la miseria y los huracanes. Ha sufrido tanto que ha olvidado lo que es el amor. Las palmeras y el mar azul que rodean la isla, no alcanzan a consolar esa nostalgia por aquello que nunca tuvo. Su cuerpo magro, extraña la carne que ha debido tener; su alma desolada, el cariño que merecía. A este hombre no se le perdió el unicornio azul, sino su vida.
La pisada del totalitarismo aplasta a Venezuela, al negar también, los derechos de las asociaciones gremiales y sindicales. Hugo Chávez acostumbraba gritar -cual gorila enardecido-, amar a la patria, y que por ella estaba dispuesto a entregar su existencia, pero a la vez, odiaba a más de la mitad de la población venezolana que no votaba por él, llegando a extremos de amenazar con pulverizarla. Un horno crematorio parecía fraguarse en su mente. Su natural resentimiento dedicó múltiples estrategias para causar el mayor daño posible a millones de venezolanos, mientras esto acontecía, Gustavo Dudamel lo celebraba con apoteósicos conciertos. Un músico genial entregado al mal por los caminos de lo sublime. Paradoja del infortunio, el soberbio de Sabaneta murió sin amor y se desvaneció, como un viento inútil de la sabana. Las masas velaron un muñeco y no un cadáver. Siendo presidente, Hugo Chávez negó discutir los contratos colectivos que mejorarían las condiciones laborales de los trabajadores, y ahora, sus herederos, siguiendo su norte funesto, afincan el ensañamiento contra las universidades autónomas del país.
Los estudiantes de esas universidades se entregaron al riesgo de una huelga de hambre, cosiéndose algunos la boca, y desde esa dramática elección, no sólo demostraron valor: también profundo amor y sentido de pertenencia por la institución universitaria que defienden. Hordas enviadas por el mismo gobierno, intentaron apurar la desgracia con acciones relámpago de terror sobre los huelguistas. Las demandas de los estudiantes fueron oídas por el propio Papa Francisco; nunca por este gobierno miserable e indolente. Las universidades autónomas de Venezuela, son producto de la conquista de la inteligencia, la pluralidad y el reconocimiento del otro. En ellas resiste la democracia venezolana. Privilegiar unas universidades sobre otras, mejorar las condiciones de unos profesores y estudiantes sobre otros, es la expresión fascista más emblemática ostentada por este gobierno ilegítimo, que no puede entregarse a salvar esta patria, sino a hundirla mucho más, en la desgracia

MILITARIZACIÓN Y CONTROL SOCIAL.

/ on 25/07/2013 at 7:38 PM /         

El ungido de Maduro mediante la militarización de la sociedad apuntala a la ideología del miedo como arma de dominación política y control social. Promueve la cultura del terror militar como medio de fortalecimiento y supervivencia del proyecto bolivariano.
El ungido de Maduro mediante la militarización de la sociedad apuntala a la ideología del miedo como arma de dominación política y control social. Promueve la cultura del terror militar como medio de fortalecimiento y supervivencia del proyecto bolivariano.

El socialismo como proyecto humanista es contrario a la militarización y al control represivo de la vida política y social del individuo

José Rafael López Padrino
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Jose_Rafael_Lopez_Padrino_1Intelectuales de botiquín militantes del fachochavismo hacen suerte de malabarismo ideológico a fin de promover y exaltar el socialismo del siglo XXI, como parte del legado intelectual del fallecido iletrado de Miraflores. El mal llamado “legado ideológico” del tte. coronel no trasciende más allá de un trasnochado autoritarismo facho, que al margen de una falaz y delirante retórica contrahegemónica pretende instaurar un corporativismo estatal militarizado, el cual publicitan en el mercado de las ideologías como un proyecto socialista.
La progresiva militarización del país iniciada por el ya desaparecido tte. coronel y profundizada por su sucesor monárquico Maduro se fundamenta en la Doctrina de Seguridad Nacional Bolivariana. Adefesio de inspiración fascista, destinado a mitificar al “comandante-eterno”, así como a fomentar los más miserables principios belicistas, de adulancia y de servilismo como los que experimentaron los pobladores de la Italia de Mussolini y la Alemania de Hitler.
Esta nefasta militarización no solo se ha reflejado en el asalto de uniformados a la administración pública, sino que ha implicado la utilización de elementos simbólicos que sugieren que el modelo autoritario representado por la FAN es el más eficiente para nuestra sociedad. Igualmente ha significado la imposición de una mentalidad guerrerista (enemigo a aniquilar), de una forma de hablar (tropa, patrulla, misión), de sentir (odio por la diversidad de pensamiento) y de actuar del ciudadano (legitimización de la violencia como medio para dirimir diferencias políticas).
Ya no tan solo se adoctrinan a nuestros jóvenes en las escuelas con el ignominioso “Nuevo Pensamiento Militar Venezolano” y se multiplican las llamadas “zonas de seguridad” en las cuales se prohíbe todo tipo de manifestación de los trabajadores, sino que se aplica la Ley Antiterrorista para acallar la protesta popular, se crean las milicias obreras para confrontar a los trabajadores en sus justas luchas, y se militariza la seguridad pública como forma de intimidación y represión. El socialismo como proyecto humanista es contrario a la militarización y al control represivo de la vida política y social del individuo.
El estamento militar, al igual que en el pasado, sigue siendo el principal músculo represor del Estado. Recurren a la violación de los derechos humanos, al uso indiscriminado de la armas a fin de darle continuidad al proyecto hegemónico capitalista representado por Maduro y la nueva élite económica surgida al amparo de la corrupción paraestatal (la boliburguesía). El ungido de Maduro mediante la militarización de la sociedad apuntala a la ideología del miedo como arma de dominación política y control social. Promueve la cultura del terror militar como medio de fortalecimiento y supervivencia del proyecto bolivariano. Apela al pestilente terror verde oliva no solo como herramienta de coerción y de represión social sino también ideológica.

domingo, 21 de julio de 2013

LA IZQUIERDA DEMOCRÁTICA FRENTE A LOS TOTALITARISMOS Y POPULISMOS.

Autor: Joan Prats
Académico y Consultor Internacional.
 
Hemos reunido en este artículo dos pequeños artículos del libro de Joan Prats “Por una izquierda democrática” que nos han parecido muy entrelazados y muy actuales debido a la actualidad política de América latina, y la necesidad de renovar a la izquierda en América y Europa. El primero "los orígenes del totalitarismo” es una sintética y brillante exposición sobre los factores que explican y caracterizan el auge y consolidación de los totalitarismos de tipo populista, y el segundo es la presentación del libro. En él Joan sienta de manera muy clara y sintética las características de la nueva izquierda democrática, justamente la que mejor opción política puede combatir estos movimientos, a la vez que es capaz de proporcionar un horizonte de racionalidad y esperanza a las clases más populares. Joan, que tengamos noticia, nunca vinculó estos dos escritos, pero a nosotros nos han parecido muy complementarios,  y como siempre de gran calado intelectual. Ustedes juzgarán.
 
Los Orígenes del Totalitarismo
 
Hace 60 años, en 1947, Hannah Arendt, tras la durísima experiencia del holocausto y la segunda guerra mundial, nos dejó una de las reflexiones más lúcidas sobre uno de los mayores horrores del siglo XX: la gestación y las consecuencias de los totalitarismos.
Ni los liberales irresponsables y corruptos de entonces ni quienes lucharon contra ellos a principios del siglo XX pudieron prever las consecuencias de sus actos, a saber: el Estado fascista, nacional-socialista o estalinista. Los antiliberales pretendían sólo una revolución social y cultural, pero los supuestos de su crítica se revelaron falsos y la práctica acabó engendrando el monstruo de las masas encuadradas y movilizadas totalitariamente.
Hoy que los nuevos populistas latinoamericanos develan que sólo hicieron un uso instrumental de la democracia y que su proyecto de poder se desarrollará "a como dé lugar", conviene recordar algunas de las lecciones de Arendt.
Los populismos sólo pueden mantenerse en el poder poniendo en movimiento a las multitudes encuadradas totalitariamente y éstas a su vez impulsan a los populistas inevitablemente hacia el autoritarismo o el totalitarismo. Las multitudes o masas en movimiento no tienen nada que ver con los movimientos sociales de una comunidad pluralista y respetuosa de la libertad de sus miembros. Los miembros de los movimientos populistas no son ciudadanos sino masas o multitudes.
Los populismos como los totalitarismos sólo pueden mantenerse en el poder mientras estén en marcha y pongan en movimiento a todo lo que hay en torno a ellos. Sin el apoyo de las masas los populistas no podrían dominar autoritariamente sobre territorios y poblaciones diversas importantes, ni superar graves crisis internas y externas, ni sortear los peligros de las luchas partidistas.
El líder populista autoritario o totalitario se considera a sí mismo como el funcionario o servidor de las masas que conduce. Líder y multitud son interdependientes. Sin el líder las masas serían una horda amorfa; sin las masas el líder es una entidad inexistente. Hitler lo dijo dirigiéndose a las S. A.: "Todo lo que sois me lo debéis a mí. Todo lo que soy sólo a vosotros os lo debo".
Para comprender al populismo autoritario hay que comprender el concepto y la dinámica de las masas. Los movimientos populistas autoritarios organizan a las masas, no a las clases ni a los ciudadanos con opiniones e intereses sobre la gobernación de los asuntos públicos. Los populismos autoritarios sólo pueden prosperar allí donde existen masas que por una razón u otra han adquirido el apetito del poder político. Masa o multitud se refiere a personas que no pueden ser integradas en ninguna organización basada en el interés común, en los partidos políticos, en la gobernación municipal o en las organizaciones profesionales y los sindicatos.
El populismo en el poder no se apoya en las organizaciones e instituciones políticas sino en la fuerza de este tipo de movimientos. El activismo de los movimientos facilita a la multitud el escape a la rutina diaria de miseria, mansedumbre, frustración y resentimiento. En el activismo los que individualmente poco o nada valen encuentran su identidad de engranaje al servicio de algo heroico o criminal. Acceden a la historia al precio de la destrucción.
Durante las etapas liberales económicamente exitosas no importa a casi nadie que la inmensa mayoría del pueblo permanezca al margen de los partidos políticos, es decir, las elites políticas liberales no se comprometen en el desarrollo de una ciudadanía que se sienta personalmente responsable de la gobernación del país. Pero cuando las crisis económicas desestructuran a la sociedad y se llevan consigo todo el tejido de hilos visibles e invisibles que ligan al pueblo con el cuerpo político, entonces todo cambia.
La masificación del pueblo produce la ruptura del sistema de partidos políticos que pierden el apoyo tácito de la población hecha multitud. La desestructuración del sistema de clases transforma las dormidas mayorías existentes detrás de los partidos en masas desorganizadas y desestructuradas de furiosos unidos por su odio al statu quo y la convicción de que los dirigentes tradicionales eran corruptos y estúpidos. Cuando los movimientos populistas autoritarios invaden el Congreso con su desprecio por las formas parlamentarias parecen inconsecuentes, pero en realidad conectan y abonan el sentimiento popular de que las mayorías parlamentarias eran espurias.
Las libertades democráticas tienen sentido y funcionan allí donde se reconoce el valor del pluralismo. Pero en poblaciones rurales inmensas como la de Rusia pre-revolucionaria o en las condiciones de desestructuración social de la Alemania pre-hitleriana (o como sucede con las multitudes de El Alto o las laderas de La Paz), las libertades democráticas eran escasamente relevantes.
Las masas no aprecian el individualismo ni el pluralismo. Incluso pueden despreciarlo como ideal burgués -hoy neoliberal- de dominación. Casi inevitablemente se orientarán, antes como ahora, al reencuentro y revalorización de lo "comunitario", de ideales de sencillez y abnegación, de renuncia a la propia individualidad, asumiendo valores pre-liberales del tipo "vivir bien", sin los tormentos de una libertad inaccesible.
Durante el siglo XIX hasta hoy se ha desarrollado un conflicto intenso entre el "bourgeois" y el "citoyen", entre el hombre que juzgaba y utilizaba todas las instituciones públicas por la medida de sus intereses privados y el ciudadano responsable que se sentía preocupado por los asuntos públicos como tales; en otras palabras, entre el liberalismo y la democracia. Pero este conflicto tenía y tiene sentido dentro de sociedades mínimamente estructuradas. Cuando las sociedades se desestructuran y se hacen multitudes y éstas pueden dominar geopolíticamente como El Alto sobre La Paz, el liberalismo aparece como una actitud hipócrita y sarcástica frente al bien común y el republicanismo como un humanismo pequeño burgués impotente.
Los movimientos totalitarios son organizaciones de masas de individuos atomizados y aislados que exigen una lealtad total, irrestricta, incondicional e inalterable. Aunque inicialmente se use la palabrería de la autonomía del movimiento, el líder tenderá a la dominación plena del mismo. La lealtad total es la base psicológica de la dominación total. El miembro del movimiento deriva su sentido de tener un lugar en el mundo por su pertenencia al movimiento. El movimiento no toma sentido a partir de su posición en el sistema de producción. La lealtad total exige que el movimiento esté desprovisto de contenido concreto. Los programas que vayan más allá de las "cuestiones ideológicas de importancia durante siglos" son un obstáculo. Los sindicatos diversos existen para encuadrar y controlar a sus miembros al servicio del proceso y del proyecto, no para realizar intereses particulares.
Los movimientos totalitarios ejercen siempre una fascinación sobre importantes sectores intelectuales, especialmente sobre los que estuvieron al margen del sistema de clases antes de su quiebra. El hecho de que antes de iniciarse sus carreras políticas sus vidas fueran un fracaso y que estuvieran censurados por los jefes de los viejos partidos, constituyó el factor más fuerte de su atractivo. Individualmente encarnaban la suerte de las masas de su tiempo y era hasta cierto punto lógico su deseo de sacrificarlo todo al movimiento. Por lo demás, la repulsión hacia una sociedad completamente penetrada por la perspectiva ideológica y las normas morales burguesas generaron su deseo de ver la ruina de todo ese mundo de falsa seguridad, falsa cultura y falsa vida. La destrucción sin mitigación, el caos y la ruina asumieron para ellos la dignidad de valores supremos. Los instintos antihumanistas, antiindividualistas, antiliberales y anticulturales acompañaron el elogio de la violencia, el poder y la crueldad.
Pero las élites intelectuales siempre fueron una de las primeras víctimas del monstruo que contribuyeron a crear: el totalitarismo en e! poder no permite ninguna actividad que no sea enteramente previsible; sustituye invariablemente a todos los talentos de primera fila, sean cuales fueren sus simpatías, por aquellos fanáticos y chiflados cuya falta de inteligencia y creatividad sigue siendo la mejor garantía de su lealtad. Cuando el monstruo cae, la organización de las multitudes se esfuma con una rapidez asombrosa y los intelectuales del proceso descubren que sólo lo fueron de la nada.
 
 
Por una Izquierda Democrática
 
Este texto pretende ser una contribución a la izquierda democrática que al parecer del autor necesita Bolivia. ¿Por qué escritos para la izquierda y no simplemente para los demócratas? Sencillamente porque Bolivia es un agregado societal tan desigual e injusto que nadie que no se comprometa con un programa de cambios orientados desde la igualdad merece credibilidad política. Y esto es básicamente la definición de la izquierda. Pero ¿por qué una izquierda democrática? Sencillamente porque las izquierdas hoy hegemónicas en Bolivia están permitiendo que el país se deslice hacia nuevas formas, quizás más sutiles, tutelares, suaves y metódicas de despotismo.
Recordaba Tocqueville que las ventajas del despotismo se ven rápidamente aunque a la larga producen el desastre mientras que las ventajas de la libertad tardan en verse aunque a la larga producen muchas más reformas y avances que el despotismo. La mayoría de los países latinoamericanos han construido democracias de baja intensidad, controladas por elites instaladas en un equilibrio institucional que no ha permitido los drásticos cambios hacia la eficiencia y la equidad que los pueblos requieren. Al frente de estas "demoblandas" se han instalado a menudo demócratas "by default", que han confundido la democracia con sus apariencias y han renunciado a impulsar las complejas y conflictivas transformaciones exigidas en los niveles político, económico y cultural.
Cuando estas "demoblandas" han entrado en crisis de régimen político precisamente por su incapacidad o por el agotamiento de su capacidad reformista, se han creado las oportunidades para la emergencia de nuevos actores -movimientos sociales- y emprendedores políticos populistas que, como siempre han hecho los populistas, han invocado directamente al pueblo, a las grandes mayorías desafectas, para producir una revolución, es decir, un cambio en las estructuras de poder, de propiedad y de la simbología o identidad. La apelación directa al pueblo constituyente por los populistas se presenta como el recurso necesario para romper los bloqueos que las instituciones patrimonializadas por las elites oponen a los cambios necesarios. El populismo plantea no la continuidad reformista sino la ruptura institucional. La Asamblea Constituyente es el medio para conseguirlo. El precio pagado es la gran polarización social que generan entre el verdadero pueblo, que sólo es el que les apoya, todos los demás, a los que se ve integrando una larga lista de equivocados o malvados oligarcas y proimperialistas que hay que combatir incesantemente, sin pudor ni que tiemble el pulso.
Cuando el régimen populista llega a imponerse, su deriva autoritaria resulta imparable por la propia lógica de su discurso y de su práctica política. Si pueden mantener la hegemonía por métodos electorales mejor; pero las elecciones se acompañarán de una serie de medidas que aseguren que todo el poder se concentra en el Ejecutivo y en la persona de su presidente. Y la oposición será objeto de vigilancia atenta y de todo tipo de amedrentamientos. La economía se estatizará y el Estado se patrimonializará por la nueva elite política populista. Las políticas sociales tendrán un sesgo asistencialista y clientelar. La burocracia estatal se considerará patrimonio de los adictos al nuevo régimen, se disminuirá o anulará el poder Judicial, se controlará la jurisdicción constitucional, se "flexibilizarán" los controles de la gestión pública, se facilitará en definitiva la discrecionalidad en el manejo de los fondos públicos, se constreñirá al empresariado que no se sume al proceso y se premiará al que lo haga, no habrá desarrollo productivo sino un florecimiento de las actividades económicas informales, ilegales y hasta criminales. Se desarrollará una publicidad permanente y sin precedente en todos los medios de comunicación que se intentará controlar. Se demonizará el "imperialismo" como la mano obscura que está detrás de todos los males reales o imaginados ...
Pero ha sido la incapacidad reformista de las viejas elites la que ha pavimentado el camino de los nuevos populismos y de su deriva despótica. Si excepcionamos a los países latinoamericanos con mayor fortaleza institucional (Chile, Uruguay, Brasil, Costa Rica) el resto se halla ya en la deriva populista o en riesgo de caer en ella. ¿Por qué en la mayoría de países es el populismo la alternativa exitosa y no una alternativa de izquierda democrática? En primer lugar, hay que considerar que la vieja derecha política no tiene credibilidad reformista, se resiste a morir, persiste en sus liderazgos oxidados y, fuera del poder, no tiene capacidad movilizadora.
Por otra parte, las multitudes empobrecidas, vejadas, sin reconocimiento ni oportunidades nunca aspiran espontáneamente a la libertad sino a ciertos beneficios sociales mínimos y a cierto reconocimiento y dignidad que los populismos parecen brindarles en contraste con el clasismo y el menosprecio de las viejas elites, a las que quizás puedan devolverles el rencor acumulado.
La izquierda democrática latinoamericana se encuentra en una contradicción: por un lado tiene que reconocer la necesidad de algunas de las reformas que impulsan los populistas y, por otro, sabe que el proceso de liberación populista tiene vuelo corto, cae en el despotismo personalista de un líder desinstitucionalizador, es incompatible con la revolución productiva, se basa en la redistribución discrecional y asistencialista de la renta de los recursos naturales y, por todo ello, es incapaz de asegurar a largo plazo las reformas necesarias para que surjan las condiciones económicas y sociales de una verdadera república de ciudadano/as.
Las oportunidades de la izquierda democrática se abrirán con el proceso de reflexión crítica y de aprendizaje que vayan haciendo los pueblos a través de sus liderazgos de referencia. No podemos saber cuánto tiempo tomará. Pero este proceso ya se ha iniciado. En Bolivia, la gran ilusión en la revolución democrática y cultural prometida que se expresó el18 de diciembre de 2005 se va marchitando lenta pero irremisiblemente. Enfrente sigue en pié una derecha tradicional bronca e incompetente que en los hechos constituye el mejor apoyo del proceso populista. Hay desde luego verdaderos demócratas no derechistas en la oposición política y en la diversidad de gentes que, a la vista del juego de fuerzas, aún están apoyando al evismo. Son la fuente de la que deberá nutrirse una nueva izquierda democrática boliviana. A ellas y ellos va dedicado este libro que es una compilación sistematizada de trabajos desarrollados entre 2004 y 2009, años decisivos no sólo para Bolivia sino para la dialéctica democracia-populismos en América Latina y para las contradicciones entre gobernanza neoliberal y democracia en el mundo.
La pretensión del autor sólo es la de aportar elementos para la configuración ideológica, programática y de práctica política de esta necesaria izquierda democrática boliviana. Se trata desde luego de una contribución modesta. La gran tarea de construcción de esta izquierda será nacional y genuinamente boliviana. Se encuentra en las capacidades y responsabilidades de este pueblo boliviano que el autor ama tanto como respeta íntegramente en su soberanía. Buena parte de los trabajos que se aportan proceden de publicaciones previas en Nueva Crónica y Buen Gobierno, a cuyo consejo editorial me honro en pertenecer.
Decía Kant que cada tiempo tiene que repensar libremente los problemas de humanidad que le son propios. Personalmente creo que la izquierda democrática no puede construirse en este mundo tan nuevo con las categorías, personas y prácticas políticas del pasado. Nuevos son los tiempos y nuevas deben ser las personas y los saberes que los protagonicen. Se requieren dosis ingentes de compromiso, dedicación, buen hacer, paciencia y generosidad para construir lo nuevo: una Bolivia plenamente emancipada, es decir, una república de ciudadanía plena, capaz de integrar en el reconocimiento y respeto mutuo su maravillosa diversidad, de disponer de instituciones capaces de canalizar los inevitables conflictos, de ir generando una cultura de igualdad, libertad y reconocimiento.
Han pasado los líderes que protagonizaron la democracia pactada. También pasarán el evismo y su actual oposición. Quedará Bolivia, mal que les pese a los que pretenden o viven bajo el temor de su desintegración. Su gente, cada vez más situada en el mundo, irá aprendiendo el valor de la libertad y se irá comprometiendo en la generación de las condiciones de su emergencia y sostenibilidad. El pueblo quizás no es del todo sabio aún ¿cómo podría serlo tras tanta exclusión y abandono? Pero llegará a serlo, aprenderá y distinguirá. Nada podrá ni debe hacerse sin él ni su creciente sabiduría. El despotismo populista no puede ser sustituido por ningún despotismo ilustrado. La izquierda democrática debe ser uno de los grandes catalizadores de este proceso de aprendizaje y cambio cultural que sólo tendrá impacto transformador cuando llegue a enraizarse profunda y ampliamente en la gente.
Componiendo este libro siempre he tenido en mente el trabajo comprometido y el ejemplo de José Antonio Quiroga. Es él quien lo ha inspirado y posibilitado. Quiero expresarle toda mi amistad, reconocimiento y compromiso con su tarea editorial y cultural. Ya través de él a todos los hermanos y hermanas bolivianas que me han permitido conversar, dialogar, a veces discutir severamente, a lo largo de estos años y, con todo ello, ir forjando lazos, pequeñas esperanzas de una humanidad posible, fundamento de una ciudadanía universal, que, por primera vez en la historia, ya no es el sueño de filósofos morales sino un proyecto viable e indispensable para nuestra supervivencia.