sábado, 16 de noviembre de 2013

Signos de precariedad en la sociedad venezolana.

Signos de precariedad en la sociedad venezolana

 
 
 
 
 
 
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 Blanca Méndez*
REVISTA SIC 755
 Si partimos del enfoque de  libertad y democracia como aspectos vinculantes al modo de vida de nuestra sociedad venezolana, el color, el verbo, la indumentaria subyacente en los escenarios discursivos y el performance de nuestros principales actores políticos del Gobierno exhiben una alta incongruencia con nuestros preceptos constitucionales
  3.3.1_Prensa Presidencial
Toda sociedad, por más compleja y diversa que sea, necesita de acuerdos y normas para poder convivir, coexistir y sobrevivir en el tiempo. Este es un principio que se ha manifestado desde los inicios de la conformación de los grupos sociales a lo largo de la historia y que se ha complejizado en la medida en que nuestra sociedad ha crecido y se ha diversificado. La existencia de un árbitro frente a una gama de fenómenos justifica su existencia en función de resguardar la existencia de todas y cada una de estas manifestaciones sociales y culturales para evitar las arbitrariedades.
En el caso venezolano, como es sabido, el actor político-institucional y jurídico está asentado en el Poder Público nacional, constituido por cinco poderes: Ejecutivo, Judicial, Legislativo, Electoral y Ciudadano.
En el año 1999, los ciudadanos venezolanos eligieron, mediante referendo constituyente, un conjunto de normas que regirían el comportamiento y las condiciones de nuestra vida en comunidad. Este acto de gran trascendencia no solo legitimó una nueva Constitución, sino que fue un ejercicio de democracia y de validez para una sociedad que manifestaba sus deseos de vivir bajo la esfera de la paz y bajo la posibilidad de expresarse libremente sin discriminación alguna.
Como sociedad, se han acordado unas pautas de comportamiento, unas reglas para convivir. Las mismas han sido asentadas en nuestra carta magna y disponen, con cierta claridad, los derechos y deberes de los venezolanos así como también las competencias del cuerpo político encargado de dirigir tales acuerdos.
Varios artículos de esta nueva carta magna tienen que ver con la prohibición de discriminación de cualquier índole: “No se permitirán discriminaciones fundadas en la raza, el sexo, el credo, la condición social o aquellas que, en general, tengan por objeto o por resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio en condiciones de igualdad, de los derechos y libertades de toda persona” (CRBV, 2000, artículo 21, numeral 1).
En este sentido es pertinente citar el artículo 141 de dicha Constitución, referido a la administración pública: “La Administración Pública está al servicio de los ciudadanos y ciudadanas y se fundamenta en los principios de honestidad, participación, celeridad, eficacia, eficiencia, transparencia, rendición de cuentas y responsabilidad en el ejercicio de la función pública, con sometimiento pleno a la ley y al derecho”.
No obstante, de manera más específica aún, el artículo 145 de la CRBV establece que “Los funcionarios públicos y funcionarias públicas están al servicio del Estado y no de parcialidad alguna. Su nombramiento o remoción no podrán estar determinados por la afiliación u orientación política. Quien esté al servicio de los Municipios, de los Estados, de la República y demás personas jurídicas de derecho público o de derecho privado estatales, no podrá celebrar contrato alguno con ellas, ni por sí ni por interpósita persona, ni en representación de otro u otra, salvo las excepciones que establezca la ley”.
Indispensable el contenido de este articulado para entender el modo de proceder de algunas autoridades venezolanas en relación con la representación institucional que les corresponde ejercer. A propósito de estos mandatos constitucionales, merece la pena señalar la participación de dos actores políticos importantes en distintas alocuciones y ruedas de prensa; actores que gozan, además, de una trascendencia discursiva por el rol que asumen como representantes del Gobierno, uno desde la presidencia del Poder Legislativo y otro desde la presidencia de la República.
Es importante tener presente que los extractos discursivos analizados corresponden a voceros y representantes del Estado y no de un partido político, es decir, a voces legítimas, al menosinstitucionalmente hablando, que tienen un gran peso simbólico frente a los ciudadanos y que guardan responsabilidad ante los mismos.3.3.3_PSUV
Diosdado Cabello, presidente ratificado de la Asamblea Nacional (AN), constituye el representante de un poder indispensable para el funcionamiento de nuestra nación: el vigilante de las leyes venezolanas. Ante tanta responsabilidad, llama la atención que proyecte en diversos discursos una opinión fundada en la defensa a la tolda partidista a la que pertenece, cuando lo que debiera hacer, de acuerdo a la Constitución, es manifestar imparcialidad debido a la estampa de representatividad, fundamentándose en los principios de libertad, justicia, igualdad, democracia y pluralismo político.
Debo decir que en Vargas deben sentirse orgullosos y orgullosas de sus diputados en la Asamblea Nacional, que defienden a capa y espada al comandante Chávez y a la revolución bolivariana… batiéndose por el pueblo, trabajando por el pueblo y por esta revolución (…) Los que queremos a Chávez y los que creemos en Chávez, tenemos que cumplir al pie de la letra las instrucciones del comandante Chávez sin ninguna duda (…). (Cabello, 2012 en la proclamación del Gobernador electo del Estado Vargas, García Carneiro).
Lo dicho, más una serie de símbolos performativos como el color rojo en su camisa, símbolo de la revolución bolivariana y asociado con distintos símbolos de regímenes comunistas-socialistas, parecieran contravenir los postulados constitucionales expuestos, donde lo que debería prevalecer por encima del líder, de la revolución, del partido, sería  justamente lo expresado en todo el articulado de la Constitución.
Nosotros queremos recordarles que soberanamente nuestro pueblo, el día 7 de octubre, decidió que nuestro Presidente era el comandante Hugo Chávez Frías y eso nosotros los chavistas, vamos a hacer valerlo. Los chavistas, los que creemos en Chávez, los que militamos en el proyecto chavista, en el chavismo, vamos a hacer todo lo que tengamos que hacer para que la voluntad del pueblo venezolano, expresada ese día en las elecciones, se respete. (Cabello, enero 2013).
El mensaje partidista se refuerza en la medida en que es reproducido por otros actores políticos claves, como es el caso del hoy presidente de la República, Nicolás Maduro Moro, quien también tiene el deber de respetar los principios de la Constitución nacional.
Cabe señalar su intervención en la AN el pasado 15 de enero de 2013, cuando se desempeñaba como vicepresidente ejecutivo del país, en ocasión de hacer entrega formal del informe Memoria y Cuenta de los aspectos económicos, sociales y administrativos del Estado, haciendo hincapié en la necesidad de llevar a cabo la revolución socialista y bolivariana, adjetivos ausentes en nuestros postulados constitucionales.

Implicaciones socioculturales de los discursos citados

Es necesario preguntarse ¿qué implicaciones está teniendo esta constante calificación de nuestra ruta política en el país por estos actores del Gobierno y de nuestras instituciones sobre nuestra sociedad y sobre la conformación de nuestra cultura?
Si le preguntáramos a un adolescente de quince años de edad, realmente esta situación no le parecería irregular. Estas imágenes, estas palabras, estos colores y estos discursos realmente han sido el calificativo prominente a lo largo de catorce años de gobierno, lo suficiente como para que este joven asuma tales comportamientos como normales.
3.3.2_Prensa PresidencialPareciera ser –dado el comportamiento discursivo de los principales actores del Gobierno‒ que se quisiera generar un cuerpo de dominación superior a los principios definidos en la Constitución nacional, como símbolo de poder y de hegemonía del partido de gobierno y que, por supuesto, tiene herramientas a su favor como para generar una eficacia simbólica en la medida en que utiliza un capital simbólico de medios de comunicación, cadenas nacionales y posiciones de poder importantes.
Los discursos, atuendos y uniformes acordes con la revolución socialista, no solo ponen en evidencia un irrespeto a nuestros principios constitucionales, y a la voluntad popular de decirleno a la propuesta de reforma constitucional de 2007, sino que también develan el interés del Gobierno de imponer una sola forma de pensar, develan el resguardo al líder, la protección del mentor popular, las lealtades partidistas que nada tienen que ver con el respeto a un sistema democrático de un Estado moderno.
Cada vez que observamos a los actores políticos en rueda de prensa o en las sesionesinstitucionales del Gobierno apelando al calificativo de revolución socialista, demandándole a otros actores respeto a las líneas de un solo actor: el entonces presidente de la República, Hugo Chávez, se desconoce la legitimidad del resto de los poderes públicos que gozan de autonomía jurídica e institucional en consonancia con los valores constitucionales, así como también de aquel grupo de venezolanos que no comparte la ideología política del partido de gobierno y que está en todo su derecho de disentir.

Hacia la precariedad

Judith Butler (2009) nos habla del concepto precariedad que, aunque está mayormente asociado a las consecuencias que padecen las personas con una orientación sexual diferente a la comúnmente reconocida como normal, también es aplicable a las consecuencias que podrían estar viviendo los venezolanos que no comparten ideas políticas partidistas difundidas  por los voceros del Gobierno y las instituciones públicas.
Es necesario señalar que para esta autora “la vida precaria caracteriza a aquellas vidas que no están cualificadas como reconocibles, legibles o dignas de despertar sentimiento…” (Butler, 2009:335)
La precariedad, desde el punto de vista político, sería una forma de discriminación que se asienta en la medida en que se desconoce la existencia de personas con tendencias partidistas diferentes y que se acrecienta en los momentos en los cuales los máximos representantes de la administración pública manifiestan su cuerpo performativo con una serie de símbolos tales como las camisetas rojas, el discurso encendido revolucionario para los revolucionarios, el puño izquierdo erguido, la franelilla verde militar, que no dan pie a la existencia de otro tipo de calificativos o manifestaciones performativas distintas a las dominantes, sino que, al contrario, se entronizan como un cuerpo hegemónico de respuestas arbitrarias ante la otredad desconocida.
Frente a un discurso que aparenta ser constitucional debido a la mención permanente del respeto a la Constitución, estos dialogan y se visten de manera diferente generando un peso simbólico que se proyecta como herramienta para delimitar el poder que representan frente al grupo opositor al Gobierno.
Como lo expresa Bourdieu, “el poder de las palabras reside en el hecho de que quien las pronuncia no lo hace a título personal, ya que es solo su portavoz (…) El portavoz autorizado solo puede actuar por las palabras y a través de su trabajo sobre otros agentes (…) en la medida en que su palabra concentra el capital simbólico acumulado por el grupo que se ha otorgado ese mandato y de cuyo poder se ha investido” (1996:69)
Estos líderes no son unidades sueltas, sus estampas institucionales son motores de difusión inmediata para el mensaje parcializado que quiere proyectarse con el fin de resguardar una parcela de poder investida de poder público. Esto genera un incremento de  los niveles de exclusión social y política, al darle importancia exclusivamente a aquellos identificados con la tolda del partido y con el Presidente.VENEZUELA-MADURO-ASSEMBLY
Lo acá expuesto apunta al rescate de la democracia como forma de vida, como expresión cotidiana de nuestros ciudadanos y de nuestros representantes del Gobierno, la cual debe ser coherente con los discursos –al menos institucionales– de nuestros líderes, promoviendo la inclusión de todos los sectores de la sociedad independientemente de sus creencias.
Este es un país donde es posible la congruencia de todos los sectores de la sociedad, y para ello es necesario que el clima cultural de valores políticos pueda encallarse en los discursos de nuestros representantes políticos así como también en las señales, en los símbolos y en las acciones.
El llamado a una sociedad de la igualdad comienza por el reconocimiento de los diferentes, y por la aceptación del conglomerado de opiniones sin descalificaciones. Cada vez que estas se manifiestan aumenta el miedo, la rabia, la desesperación pero también las formas de acoplamiento subsistente para vivir en esta comunidad de rojos. Y, quien no logre realmente acoplarse a este sistema de partidismos, quien nunca logre entrar en el corazón de la revolución, ¿qué tendrá que hacer?, ¿qué va a suceder con este ser humano?, ¿en qué medida la precariedad de su vida va a manifestarse? Podríamos estar hablando de la catástrofe personal o familiar de un grupo social, y ¿quién realmente lo notará?
El reto está en afinar oídos y voluntades frente a aquellos sectores que, demandando soluciones a distintos problemas de su cotidianidad, podrían estar en condiciones de precariedad inimaginables o podrían estar desapareciendo bajo las garras de la delincuencia sin que los oídos de aquellos concentrados en el discurso partidista puedan escucharles.

*Socióloga, Profesora becaria de la Escuela de Sociología de la Universidad del Zulia[1].
Referencias:
BOURDIEU, P. (1996): Cosas dichas. Barcelona: Gedisa. pp. 127-143.
BUTLER, J. (2009): Performatividad, precariedad y políticas sexuales. Universidad de California, Berkeley. 321-336. En línea: http://redalyc.uaemex.mx/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=62312914003 Fecha de consulta: 20 de noviembre de 2012

Cesspa: 12 claves para entender el decreto de la censura.

Cesppa: 12 claves para entender el decreto de la censura

 
 
 
 
 
 
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Cesppa: 12 claves para entender el decreto de la censura

 
 
 
 
 
 
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Laura Weffer
cesspaEn el organismo creado en la Gaceta 405.839 del 7 de octubre de 2013, se crea una instancia que responde a intereses políticos; busca unificar el flujo de información; tiene la potestad de declarar la información reservada (más de lo que está) y obliga a todas las instituciones a proveer la información que ellos requieran cuando lo crean necesario.
- El Cesppa es Centro Estratégico de Seguridad y Protección de la Patria.
- El Cesppa:
“solicitará, organizará, integrará y evaluará las informaciones de interés para el nivel estratégico de la Nación, asociadas a la actividad enemiga interna y externa, provenientes de todos los organismos de seguridad e inteligencia del Estado y otras entidades públicas y privadas; según lo requiera la Dirección Político-Militar de la Revolución Bolivariana”. 
- La Dirección Político-Militar de la Revolución Bolivariana es un órgano político partidista. No es un órgano del Estado.
- Por primera vez se crea la figura de la actividad “enemiga interna y externa”. Eso no está previsto en la Constitución.
- El Cesppa estará a cargo de un presidente designado por el Presidente de la República. Será de libre nombramiento y remoción.  (El primer designado ha sido el mayor general Gustavo Enrique González López, jefe de inteligencia nacional)
- El objetivo del Cesppa será:
“UNIFICAR el flujo informativo sobre los aspectos sensibles de la seguridad, defensa, inteligencia y orden interno, relaciones exteriores y otras instituciones públicas y privadas que se requieran, para facilitar y contribuir al proceso de toma de decisiones, así como prever y NEUTRALIZAR POTENCIALES AMENAZAS A SUS INTERESES VITALES*.
- Una de las funciones del Cesppa es “controlar el cumplimiento de órdenes, indicaciones, precisiones y requerimientos que realice el Ejecutivo…en función de PROTEGER, NEUTRALIZAR Y DERROTAR LOS PLANES DESESTABILIZADORES* en contra de la nación”.
- El Presidente del Cesppa podrá “declarar el carácter de reservada, clasificada o de divulgación limitada, cualesquiera información, hecho o circunstancia que en cumplimiento de sus funciones tenga conocimiento” en el Centro de conformidad con el artículo 159 de la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos y el 171 de la Ley Orgánica de la Administración Pública.
- Todas las organizaciones públicas y privadas a las que el Cesppa les pida información, estarán en la obligación de proveerla.
- El Cesppa depende del despacho de la presidencia.
- Ya entró en vigencia.
- En 2010 se creó el Cesna (Centro de Estudio Situacional de la Nación) que tenía atribuciones similares pero respondía a los “cometidos esenciales del Estado”. En esta ocasión, el Cesppa responde a la “Dirección Político-Militar de la Revolución Bolivariana”.
Laura Weffer
cesspaEn el organismo creado en la Gaceta 405.839 del 7 de octubre de 2013, se crea una instancia que responde a intereses políticos; busca unificar el flujo de información; tiene la potestad de declarar la información reservada (más de lo que está) y obliga a todas las instituciones a proveer la información que ellos requieran cuando lo crean necesario.
- El Cesppa es Centro Estratégico de Seguridad y Protección de la Patria.
- El Cesppa:
“solicitará, organizará, integrará y evaluará las informaciones de interés para el nivel estratégico de la Nación, asociadas a la actividad enemiga interna y externa, provenientes de todos los organismos de seguridad e inteligencia del Estado y otras entidades públicas y privadas; según lo requiera la Dirección Político-Militar de la Revolución Bolivariana”. 
- La Dirección Político-Militar de la Revolución Bolivariana es un órgano político partidista. No es un órgano del Estado.
- Por primera vez se crea la figura de la actividad “enemiga interna y externa”. Eso no está previsto en la Constitución.
- El Cesppa estará a cargo de un presidente designado por el Presidente de la República. Será de libre nombramiento y remoción.  (El primer designado ha sido el mayor general Gustavo Enrique González López, jefe de inteligencia nacional)
- El objetivo del Cesppa será:
“UNIFICAR el flujo informativo sobre los aspectos sensibles de la seguridad, defensa, inteligencia y orden interno, relaciones exteriores y otras instituciones públicas y privadas que se requieran, para facilitar y contribuir al proceso de toma de decisiones, así como prever y NEUTRALIZAR POTENCIALES AMENAZAS A SUS INTERESES VITALES*.
- Una de las funciones del Cesppa es “controlar el cumplimiento de órdenes, indicaciones, precisiones y requerimientos que realice el Ejecutivo…en función de PROTEGER, NEUTRALIZAR Y DERROTAR LOS PLANES DESESTABILIZADORES* en contra de la nación”.
- El Presidente del Cesppa podrá “declarar el carácter de reservada, clasificada o de divulgación limitada, cualesquiera información, hecho o circunstancia que en cumplimiento de sus funciones tenga conocimiento” en el Centro de conformidad con el artículo 159 de la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos y el 171 de la Ley Orgánica de la Administración Pública.
- Todas las organizaciones públicas y privadas a las que el Cesppa les pida información, estarán en la obligación de proveerla.
- El Cesppa depende del despacho de la presidencia.
- Ya entró en vigencia.
- En 2010 se creó el Cesna (Centro de Estudio Situacional de la Nación) que tenía atribuciones similares pero respondía a los “cometidos esenciales del Estado”. En esta ocasión, el Cesppa responde a la “Dirección Político-Militar de la Revolución Bolivariana”.

Baja autoestima y poca motivación al logro pesan en el perfil del venezolano.

Baja autoestima y poca motivación al logro pesan en el perfil del venezolano

 
 
 
 
 
 
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Grissel Montiel
ADN LUZ
¿Cómo somos los venezolanos? (II): la perspectiva psicológica. La psicóloga e investigadora de LUZ Rosario Fonseca revela algunas de las características psicosociales más comunes entre los venezolanos 
Más de 30 años de experiencia como psicóloga y docente respaldan la experiencia de la profesora. Foto: Carlos Chourio
Más de 30 años de experiencia como psicóloga y docente respaldan la experiencia de la profesora. Foto: Carlos Chourio
El éxito o fracaso de una sociedad está altamente influenciado por el tipo de motivaciones que mueve a sus ciudadanos.Tras organizar sus reflexiones desde un análisis psicosocial, la profesora Rosario Fonseca, psicóloga e investigadora de la Universidad del Zulia, aclaró que el paso del ser al hacer –y en consecuencia, al tener– viene dado por los patrones de conducta inducidos desde las instituciones formales: gobierno, iglesia, academia, representantes gremiales, entre otras. Lo que se premie como excelente y lo que se castigue como comportamiento reprobable será determinante.

 Aferrados al poder

 Los antivalores o la pérdida de los valores fundamentales están relacionados con el tipo de motivación que subyace en el comportamiento de los venezolanos.
Fonseca se atreve a asegurar que el aporte de David McClelland —psicólogo que se dedicó a estudiar las motivaciones de los colectivos en 45 países del mundo y que estudió el perfil motivacional de los venezolanos a principios de 1970 con retrospectiva de la década de los 30 y los 70— si estuviera vivo y viniera nuevamente al país a repitier el estudio en la actualidad, encontraría lo mismo.
De las tres motivaciones sociales –logro, poder y afiliación–, McClelland halló a un venezolano que está prioritariamente motivado al poder, luego a la afiliación y por último al logro.
La investigadora acota de esta invariabilidad motivacional con el pasar del tiempo, que el venezolano, aunque no está en el mismo país de hace 15 años, sí responde de la misma manera ante los hechos que inducen su conducta: “Eso es una explicación de por qué seguimos siendo un país subdesarrollado, porque lo que nos podría desarrollar, según el estudio de McClelland, apenas 15 % de los venezolanos en los años 70 estaban motivados al logro, y son esos emprendedores, integrados, según la categoría sociológica”.
El logro es el deseo de superación y las características de personalidad de este perfil motivacional estará más inclinado a la excelencia, responsabilidad, tenderá al éxito, al riesgo moderado, a la apreciación del futuro a mediano y largo plazo, a la fijación de metas sucesivas y la necesidad de retroalimentación constante; el poder es el deseo de influir en otros y controlarlos, de tener poder económico, estatus, prestigio, respeto, estas personas son mayormente impulsivas, autodefensivas y oportunistas; y la afiliación es el deseo de crear nexos y conexiones con otros, explica la profesora.
Para McClelland, lo ideal en una sociedad es que sus ciudadanos estén principalmente motivados al logro y que el poder y la afiliación sean motivaciones subsidiarias del logro. Es decir, que para poder desarrollarse hay que tener una cuota de poder y se tengan unas relaciones interpersonales que permitan el alcance de las metas –manifiesta Fonseca– de lo contrario, las sociedades están destinadas al fracaso. “Porque ni el poder ni la afiliación van a darles la sensación de felicidad”.
Asegura que en lo político, en lo económico, en lo social, en lo familiar y en lo educativo, el venezolano está motivado principalmente al poder, luchan por ganarse una posición: “A costa de lo que sea, incluso intimidando y creando la sensación de miedo y es algo muy visible en los modelos a seguir, lo vemos en los representantes políticos tanto de un bando como de otro”.
La motivación al poder hace que por ejemplo  –continúa la experta–  los jóvenes sigan escogiendo para estudiar carreras tradicionalmente prestigiosas, de estatus social alto, como Derecho, Medicina e Ingeniería, no buscando necesariamente su desarrollo personal, sino la obtención de una posición que le permita ganarse el respeto de otros.  “Carreras de ciencias puras como Física o Química son muy poco demandadas porque en Venezuela el campo científico tiene poca oferta laboral para estos egresados, que en su mayoría terminan siendo docentes y eso habla de un techo de realización muy bajo, para el esfuerzo que sugiere estudiar estas carreras, y por ende de una cuota de poder muy pequeña.El venezolano intenta siempre tener mayor poder de influencia y estatus”, expresa.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), Venezuela ocupa el 5to lugar en el mundo y el 2do en América Latina en matrícula universitaria. Se han creado 29 universidades en los últimos 14 años, según el Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria que han permitido, junto a la gratuidad de la educación, que cada vez más jóvenes con deseo a superarse por la vía del estudio puedan acceder.
Fonseca explica que en gran parte, los jóvenes que buscan este camino de ascenso no están buscando su autorrealización, el logro, sino el poder a través del prestigio y respeto que reciben con una titulación y el poder económico por medio de lo que esa profesión pueda generarles como ingreso.
Cuando el joven venezolano egresa de las universidades y a sus 27 años no ha obtenido lo que esperaba se desencanta, se decepciona de haber elegido ese camino para el ascenso. El camino al logro se entiende que es de mayor esfuerzo, sacrificio y espera, pero el venezolano tiene otras dos características: “Es impaciente y tiene poca tolerancia a la frustración”, reflexiona Fonseca.
Pocas instituciones en Venezuela han entendido lo que significa modelar una conducta de logro, porque eso empieza por fomentar y promover el autoconocimiento, la autovaloración, la exploración del propio perfil que le hace preguntarse al venezolano quién es, qué le hace feliz, cuáles son sus habilidades, sus fortalezas personales y por dónde le conviene más dirigir la búsqueda de la felicidad según su propia identidad.

 ¿Genuinamente sociales?

 Se habla mucho de un venezolano afectivo, espontáneo, familiar, compadre, amigo, sociable, conversador, solidario… y eso es relativo, en opinión de la psicóloga, quien explica que la mayoría de las veces se trata de una solidaridad circunstancial: “Ese venezolano que en una cola o el abasto es capaz de compartir contigo su marco de referencia aunque no te conozca, al mismo tiempo no hace que eso sea algo que trascienda, eso queda allí, somos mucho del cotilleo, de ese ‘yo me relaciono con todo el mundo’, pero son relaciones que terminan en lo superficial y lo compruebas al observar las familias venezolanas: hay un alto porcentaje de disfuncionalidad”.
La sociedad venezolana es matriarcal y en algunos de los casos en donde el núcleo está completo, el poder y liderazgo recae en los hijos, o el padre no cumple su rol ni de padre ni de esposo. Fonseca dice que se afectan los valores como la honestidad, la lealtad, el respeto, la fidelidad. “No es que no existan entre los venezolanos, sino que su definición ha cambiado”.
Para Fonseca, la motivación al poder y la redefinición de valores como el respeto (que es visto por una importante porción de venezolanos como la búsqueda de que el semejante tema y se sienta intimidado) explican solo —desde la psiquis— los altos índices de violencia –3.400 víctimas por homicidio en el primer trimestre de 2013 y alrededor de 16 mil muertes violentas en 2012, 14 % más que en 2011, según cifras oficiales. “El delincuente ahora sale a matar porque es su manera de obtener respeto, de imponerse”.
Según el Instituto Nacional de Estadísticas en 2011, en el Zulia hubo 14.644 matrimonios. Ese mismo año hubo 4.348 divorcios, de los cuales se sabe que 2.114 duraron entre 5 y 14 años casados. De acuerdo con la psicóloga Rosa de Abreu, en declaraciones un medio de circulación regional, “la mitad de quienes se casan en Venezuela se divorcian o separan”. Las cifras de divorcio habría que verlas con recelo en vista de que expertos coinciden en que, aunque no se llegue al paso oficial de divorciarse, la cifra de separados que se suma alcanza a la mitad de los que se casan anualmente. Esa disfuncionalidad en el hogar se ve reflejada en la manera en la que el venezolano se comporta en la calle.
“Respecto a la motivación de afiliación, los afectos profundos están distorsionados por la lucha de poder y los afectos son más circunstanciales, porque se piensa que entre más y mejor sean las relaciones con todos, más posibilidades se abren de obtener alguna cuota de poder y se mantienen si es conveniente para los objetivos de cada quien”, explica Fonseca.

 Sentirse más o menos

 La poca motivación al logro del venezolano está resumida en este diagnóstico de Fonseca: Venezuela tiene 2 tipos de ciudadanos, el que se sobrevalora y el que se subvalora.
“El que se sobrevalora es el ‘sobrado’ que cree que se las sabe todas, siempre tiene la razón, que se la da de autónomo e independiente cuando realmente no lo es porque se conecta con otros y es sociable para luego buscarlos cuando los necesita. Es ególatra, cuida mucho su apariencia física y cómo luce, le gusta mostrar lo que tiene y destacar. No hace la cola porque ‘la cola es de los tontos’, es el típico vivo criollo. Se evalúan por encima de lo que realmente son y así se presenta ante los demás”, explica.
Está también el venezolano víctima-victimario: “Pobrecito yo, que no tuve las oportunidades que tú tuviste, a mí nadie me ayudó, nadie me toma en cuenta, todos me dejan, las cosas que me han sucedido es porque no he tenido suerte en la vida”. Son personas inseguras, con una autoestima muy baja, que al evaluarse se colocan por debajo de lo que realmente son. No tienen autocontrol.

Presión a la adaptación

Los líderes políticos, de los que el venezolano modela por ser tan visibles y estar tan centrados en la política, exponen su verdad y la imponen cuando no tiene porque ser esa la verdad de todos los venezolanos, subraya Fonseca.
Y continúa: “Desde el poder, el Gobierno impone su modelo que a sus seguidores los conforma y a sus opositores les causa ansiedad pero a ambos grupos los presiona a la adaptación, porque ese modelo también es algo nuevo para los afectos, en pocas palabras, el venezolano está recibiendo un: ‘Esto es lo que hay, ¡adáptate!’ y todos nos tenemos que adaptar y generar el comportamiento que se nos está imponiendo. Eso redunda en la pérdida del autocontrol, esencial para la autorrealización.

El chiste y la racionalización

Más de un apagón nacional de horas se ha “amenizado” con las ocurrencias y el humor del venezolano, que de todo, hace un chiste. Al respecto la docente explica que aunque buscar el lado positivo en las tragedias o frente a los problemas es una actitud resiliente y sana, en el caso venezolano, se trata más bien de obnubilar los problemas con mecanismo de defensa como la “formación reactiva”.
Otro mecanismo de defensa común entre los venezolanos es la racionalización, buscarle explicación a todo, reconocer una causa o culpable que al encontrar, esa información alivie la gravedad de los problemas. Por último, usamos el mecanismo de desplazamiento para pagar la frustración de no tener lo que quiero, con otro que sí lo tenga, muy usado por delincuentes y corruptos.

¿Cómo nos podemos salvar?

Estar centrados en los problemas que preocupan a los venezolanos como la inseguridad y el alto costo de la vida invisibiliza esas iniciativas que ejemplifican cómo sí hay venezolanos motivados al logro aunque sean minoría.
“Hay cantidad de fundaciones sin fines de lucro, altruistas, que de verdad quieren ayudar y no para luego pasar una factura, si no para crear un bien. Por otra parte, pequeñas empresas están luchando en la adversidad y están mostrando capacidad de resiliencia. Este grupo de motivados al logro sabe que el camino es duro pero confía en sí mismo porque conocen sus potencialidades y sus limitaciones. Mostremos estos ejemplos”, pide Fonseca.
Un principio para disminuir los motivados al poder, los sobrevalorados y los subvalorados puede venir de los medios de comunicación. “Los venezolanos consumimos mucho contenido de los medios, que nos muestran crisis y desesperanza. Son los medios los que deberían empezar por darle mayor espacio a mostrar las experiencias exitosas de personas motivadas al logro. Que haya una política comunicacional educativa, que nos muestre nuestras posibilidades y que forme conductas de superación”.
Es necesario demostrar desde las instituciones y los medios que aún en las peores condiciones se puede surgir: “Cuando solo ofrezco malas noticias le quito la posibilidad a la gente de soñar y de enfrentar la realidad –no con mecanismos de defensa–, y que el venezolano se proponga hacer las cosas bien. Eso nos cambiaría a actuar para ser, y no solo para tener y poder”, concluye.
Lea la primera parte de este artículo en ¿Cómo son los venezolanos? (I): Una perspectiva sociológica