lunes, 2 de diciembre de 2013

DE COMO EL SOCIALISMO CONVIRTIÓ AL POBRE EN NAZIFASCISTA.

DE CÓMO EL SOCIALISMO CONVIRTIÓ AL POBRE EN NAZI FASCISTA.
   Desde nuestra época de jóvenes estudiantes siempre oíamos en el aula o en los medios de comunicación o en la iglesia o dentro de los partidos políticos, aquello de que los venezolanos “somos gente buena vaina, sinceros, pacíficos, tranquilos”. Siempre se nos decía que no había país que tuviera gente tan amigable como nosotros, que no importaba diferencias políticas o religiosas porque siempre nuestra condición humana y espiritual estaría por delante y de allí que siempre íbamos a estar hermanados. Somos una gran familia, se nos decía.
   Siempre tuve mis sospechas de esa especie de axioma social que nos caracterizaba como personas no violentas, amantes de la paz. Creo que los venezolanos teníamos un especie de escondite emocional donde fuimos acumulando una especie de rabia social basada en altas expectativas de movilidad social ascendente y la dura realidad de ausencia de oportunidades (económicas y educativas) a través de las cuales poder satisfacer esas expectativas.
   Hoy la realidad nos demuestra que eso era mentira, hoy vemos como una importante parte de la población le tiene una gran arrechera a la otra parte de venezolanos. Quienes hacemos activismo político de base, es decir, quienes tenemos que andar en contacto permanente con la gente “de abajo” , con amas de casa, obreros, malandros, motorizados, excluidos y en términos generales con todo pelabolas, nos damos cuenta y vivimos en “carne propia” el odio que se expresa a cada instante.
   Pienso que esa rabia social o arrechera para con quien tiene algo (en Venezuela el odio no es solo contra los ricos, también es con aquel que logre superar su condición de pobreza o contra aquel que no esté con el chavismo) de parte fundamentalmente de quienes aún siguen al “difunto comandante Chávez” ha sido bien administrada por quienes desde el poder han sabido explotar ese instinto social. La gente mientras más pobre es más chavista y donde mayor delincuencia existe mayor es la influencia del chavismo. Pienso que el difunto comandante supo que cultivando el odio social y dividiendo a los venezolanos entre presuntos ricos contra pobres y convirtiéndose él en justiciero social defensor del desamparado, del pobre y del excluido podía no solo mantenerse en el poder sino reproducir la dominación bajo ese esquema.
   Chávez no fue pendejo, para nada, el tipo supo como manipular las llamadas “arrecheras acumuladas” de una significativa parte de la población, se convirtió en su defensor mediático, discursivo,  por primera vez los pobres tenían un presidente que decía que era igual a ellos, que venía de donde venían ellos, que hablaba igual a ellos, que hizo las mismas vainas que ellos han hecho, les hizo creer que tenían poder cuando les lanzaba las migajas que sobraban cuando la boliburguesia se había comido todo, el difunto comandante sacó a la gente de la llamada pobreza extrema y los elevo a la categoría de pobres generales o relativos, los convirtió en lo que se llama “pobreza asistida”, es decir el Estado le atiende la pobreza pero no le permite dejar su condición de pobre, claro está, tampoco van para la pobreza extrema, se quedaran como pobres porque como pobres se convierten en un ejército de votos. Si a eso le sumamos que al pobre lo convierto en soldado, lo visto de verde oliva, le doy un fusil y le digo que en esta revolución quien manda son ellos, que el poder lo tiene el pueblo en armas, que es el pueblo  mismo no hay duda que el pobre asistido se va a creer que realmente tiene el poder, y ese poder no lo va a perder tan fácilmente, además el no tiene nada que perder, cualquier cosa que gane o le den es bueno, pues si nunca ha tenido nada cual es el problema de seguir defendiendo un gobierno que atropella y viola los derechos de los demás. Chávez logró construir en nuestros pobres eso que llaman “Hiperrealidad”, en este espacio sensorial-espacial la persona CREE realmente que lo que está viviendo es real, que las cosas son tal como se presentan y que en consecuencia su actuación debe corresponderse con esa “realidad”. De allí que cuando un chavista odia con fuerza a otro venezolano lo hace en el entendido de que eso es lo que debe hacer para mantener SU “realidad” que otros pretenden destruirle. Cuando un Chavista obedece a ciegas la orden dada por sus líderes a través de televisión o del partido de que ataquen a los apátridas de la oposición  de inmediato se coloca en guardia, se activa una especie de dispositivo mental para ejecutar dichas órdenes, eso es simplemente una conducta Nazista-Fascista, todo bien configurado para lograr esa reacción. Es la construcción de una mentalidad signada por la violencia y el odio con la finalidad de mantener y reproducir las condiciones que hacen posible la Lógica de la Dominación.
   El “pobre asistido” como diría Bolívar: “es instrumento ciego de su propia destrucción” pero él no lo sabe, al pobre asistido no le interesa para nada que hayan presos políticos muriendo en la cárcel, pues bien se lo merecen por conspirar contra su gobierno, al pobre asistido no le afecta la inflación pues compra en los abastos del gobierno donde el subsidio es entre 60% y 80%, al pobre asistido no le afecta la inseguridad, pues sus malandros cuidan su espacio, sus malandros castigan, roban y asesinan a los otros, al pobre asistido no le puede interesar el problema de la deuda externa, el problema del bajo crecimiento económico, nada de eso, el sabe que la revolución lo va a asistir y no permitirá que caiga en la pobreza extrema, el sabe que los líderes del “proceso” necesitan de sus votos, de su movilización y de su odio para permanecer en el poder.
   El pobre asistido bajo el embrujo de la hiperrealidad se convierte en cómplice social de la gigantesca corrupción generada por la revolución que con su odio y violencia él defiende, el pobre asistido se convierte en protector de militares narcos a los que llama camaradas, el pobre asistido ama a quien precisamente lo va a tener toda la vida en la pobreza; bien lo decía el papa Francisco:”A la gente la empobrecen para que luego voten por quienes los hundieron en la pobreza”.
    He visto como la relación con odio es disfrutada por estos chavistas fanatizados, convertidos en fascistas a través de la maquinaria ideológica del régimen, pareciera que eso que tenían guardado lo sacan a relucir con gusto, el fanático chavista de verdad quiere aniquilar a todo aquel que no piense como él. (o crea como él).
   El chavismo logró construir una masa de gente llena de odio hacia los otros a partir de la aplicación de la política de conversión de los pobres en “pobres asistidos”, de allí se surte, se alimenta la maquinaria del mal del régimen, esa masa es fundamental para su sostenimiento, esa masa se alimenta con más odio, es por ello que  el Sr Maduro, Cabello y compañía cada vez que hablan lo hacen con odio, todo ello para poner en práctica aquello expresó el Che Guevara en la conferencia de la Tricontinental en abril de 1967:      “ El odio como factor de lucha; el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones naturales del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar. Nuestros soldados tienen que ser así; un pueblo sin odio no puede triunfar sobre un enemigo brutal. Hay que llevar la guerra hasta donde el enemigo la lleve: a su casa, a sus lugares de diversión; hacerla total. Hay que impedirle tener un minuto de tranquilidad, un minuto de sosiego.”
   De esta manera vamos construyendo una sociedad  que discrimina, excluye y odia, dado que si hay odio de allá para acá lo más probable es que también se genere odio de aquí para allá, esa es la Venezuela hecha en Socialismo.


En Cabudare a los 02 días del mes de diciembre del año 2013, viendo con dolor todas estas vainas que están pasando mientras  muchos sólo se hacen los pendejos.



FREDDY ALBERTO PEREZ.

DOCTRINA DE SEGURIDAD NACIONAL EN EL SOCIALISMO DEL ,SIGLO XXI

Doctrina de Seguridad Nacional

 
 
 
 
 
 
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Marino Alvarado | Provea
Plan-Patria-Segura
El creciente autoritarismo que viene caracterizando el estilo de gobernar del presidente Nicolás Maduro es preocupanteMas si ello se expresa en asumir progresivamente la doctrina de la Seguridad Nacional. La misma que sustentó a los regímenes dictatoriales en el cono sur del Continente. La misma con la cual se justificó las graves violaciones a los derechos humanos que se cometieron en Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay y Chile.
Paradójicamente, la élite política que nos gobierna cuestiona en el discurso esa doctrina, pero en la práctica se acerca cada día más.
Cuáles son algunas de las características de esa doctrina:
1.- La seguridad de Estado prevalece sobre la seguridad ciudadana. Según esa doctrina lo fundamental es defender al Estado y sus instituciones. En tal sentido se considera sospechoso y peligroso todo acto o conducta que se oriente a criticar y cuestionar el funcionamiento del Estado y sus instituciones y se crea un marco jurídico con duras sanciones para quienes se atrevan a desafiar la institucionalidad existente
La estructura estatal y principalmente los cuerpos de seguridad son organizados y privilegian la seguridad del Estado, más que la seguridad de los ciudadanos. Más bien los ciudadanos se convierten en objetivo para la investigación y represión.
2.-Se da a los militares un rol destacado en la gestión del Estado. Una de las particularidades de esta doctrina es que  da a los militares un papel destacado en la vida política y social del país copando espacios que tradicionalmente ocupan los civiles. Así, participan en la gestión de Estado convirtiéndose en el motor principal de su accionar no solo para las labores de represión, sino para atender los asuntos cotidianos de la gestión pública de gobierno y del resto de instituciones.
3.-Se establece que además de enemigos externos existen enemigos internos que hay que aniquilar. Las personas no se consideran como portadoras de derechos incluyendo el derecho a expresar opiniones diversas y disentir, sino como sospechosas habituales ya sea porque son parte directa de los enemigos internos, o son colaboradores o simpatizan con esas “fuerzas del mal”. Desde esa perspectiva, el aparato del Estado se organiza para investigar, perseguir y aniquilar ese enemigo interno. En las dictaduras del Cono Sur, ese enemigo eran los comunistas a quienes se les calificaba de traidores a la patria, agentes de enemigos extranjeros, conspiradores y subversivos. Se convocaba al pueblo a que delatara a esos enemigos y colaborara con las fuerzas de seguridad para identificarlos, neutralizarlos y de ser necesario aniquilarlos. Con esa filosofía, se persiguió, se realizaron detenciones arbitrarias, se torturó y se asesinó
Hay suficientes razones para preocuparnos. Si esta doctrina hoy promovida por algunos sectores en la gestión del Estado y particularmente del gobierno empieza a afianzarse, los tiempos por venir en materia de derechos humanos no son nada alentadores. 
Afortunadamente hay mucha reserva democrática en la sociedad venezolana principalmente en sus organizaciones sociales. 

domingo, 1 de diciembre de 2013

¿ EL ESTADO CONTRA EL PROGRESISMO?


Bogotá |25 Abr 2013 - 11:42 pm

¿El Estado contra el progresismo?

La posibilidad de que el mandato del alcalde Gustavo Petro sea interrumpido por una decisión de la Procuraduría es latente.

Por: Camilo Segura Álvarez
En Twitter: @CamiloSeguraA

Las recientes actuaciones de los organismos de control contra funcionarios cercanos al alcalde, y contra él mismo, han puesto a los progresistas a cuestionarse, públicamente, si esas actuaciones son concordantes con el Estado de Derecho, si se pueden hacer cambios en la legalidad e, incluso, han advertido que una eventual destitución del alcalde causaría una “primavera árabe” a la criolla.
El miércoles 24 de abril el abogado del alcalde Gustavo Petro, Daniel Prado, fue notificado: La fase de investigación disciplinaria por las actuaciones del mandatario durante la implementación del nuevo modelo de basuras había culminado. Un día después, el jurista renunció a la defensa del alcalde. “No tengo, ni tuve, garantías para ejercer la defensa técnica”.
¿Por qué? Según Prado, solo cinco meses después de abierto el expediente, el pasado 15 de abril, la Procuraduría lo reconoció como apoderado de la defensa de Gustavo Petro. Dos días después, pidió a la institución copia de los cerca de 3000 folios que componen el expediente y un tiempo prudencial para analizarlos. Sin embargo, según cuenta, el 18 de abril, la Procuraduría le respondió diciéndole cuánto costaban las copias, sin otorgarle el plazo solicitado.
El alcalde Gustavo Petro salió, vía Twitter, a criticar al organismo de control “La Procuraduría ha cerrado la investigación sobre el modelo de aseo, sin siquiera escucharme. Grave”. Sin embargo, funcionarios cercanos al expediente, le aseguraron a este diario que el alcalde no se presentó el día que fue citado, en enero de este año.
Para el alcalde, "grupos de personas que creen ser iluminados por razones extraterrenales se aprestan a violar el voto popular, Procurador no debe escucharlos". Fue más allá, y advirtió que "Buscar por el camino fácil de la destitución lo que no pudieron lograr por las urnas, solo busca sabotear la esperanza de la Paz". Pero, a pesar de cuestionar la concordancia de estas actuaciones con la paz y la legitimidad de la voluntad de las urnas, el alcalde llamó a que “cualquier violación al voto popular en Bogotá debe ser respondida con tranquilidad y con la mejor movilización por la Paz".
Esos cuestionamientos ya los había hecho Guillermo Asprilla, secretario de Gobierno, quien recientemente fue inhabilitado por la misma Procuraduría por doce años, en entrevista con El Espectador: “Ya no es una elucubración pensar que no quieren dejar gobernar a este proyecto alternativo. Lo más terrible es que estas cosas ponen en cuestión la viabilidad de la democracia, que es un sistema de pesos y contrapesos. Si se constituye un superpoder a partir de la Procuraduría, o de cualquier organismo de control, hay que ver si, como está la institución, es compatible con un sistema democrático”.
Augusto Ocampo, en su alegato ante la Personería por la decisión de primera instancia que lo suspendió de su cargo por diez meses por unos trinos que produjo sobre periodistas y funcionarios, también fue más allá de la propia sanción que lo afecta: “Decisiones injustas que se vienen adoptando de manera selectiva en Bogotá desconocen la voluntad de paz expresada por la mayoría (...), circunstancia que, aunque no parezca, genera un descontento y, potencialmente, representa nuevas formas de inconformismo. Caldo de cultivo para que, por las vías de hecho, se repiensen los pactos y se acuda de nuevo a la fuerza como una opción de cambio”. Una clara alusión a los acuerdos que el Estado y la guerrilla del M-19, a la que pertenecieron Petro, Asprilla y muchos de los funcionarios y defensores de la actual administración, llegaron hace más de dos décadas.
Dos décadas en las que ese movimiento, que dejó las armas para hacer política, vio el asesinato de algunos de sus cuadros, abrazó la posibilidad de tener una representación significativa en el legislativo, en las corporaciones locales, incluso en la Gobernación de Nariño con Antonio Navarro; pero que, hasta ahora, logró, mediante unas banderas muy similares a las que enarbolaba cuando estaba en armas y la unión con sectores políticos defensores de “las nuevas ciudadanías”, hacerse al segundo cargo ejecutivo de mayor importancia en el país: la alcaldía de Bogotá. Con un nuevo nombre: el progresismo.
Un movimiento que Asprilla califica como "Un proyecto alternativo, pero eso no quiere decir que no sepamos gobernar. Tenemos la característica especial de ser un gobierno de ruptura. Nuestra gente tiene esa doble responsabilidad: mantener el funcionamiento normal del Estado y cambiar las estructuras. Nosotros no luchamos toda la vida para seguir en las mismas. Luchamos para gobernar nosotros, no para que nos gobiernen los mismos. Somos enemigos del hegemonismo ideológico. Un proyecto de transformación de la sociedad. Nuestra mira es América Latina, una patria grande. Nacimos como un proyecto local, como nació el PT de Lula en Brasil. Somos un proyecto para gobernar el país".
Muchos califican de “inusitada” la celeridad con la que los organismos de control han desarrollado procesos contra ese movimiento. Incluso, han afirmado que existe un trasfondo político en esa celeridad. Otros, sostienen que “la papaya” la puso la misma administración con actuaciones que develan la inexperiencia ejecutiva de sus principales figuras. Que es Petro quien quiere ir contra las normas que lo rigen y que procesos, como el que hoy es materia de juzgamiento (el cambio en el modelo de basuras), han violado principios del ordenamiento jurídico como “la libre competencia”.
Es claro que Petro, como cualquier mandatario de cualquier tendencia ideológica, debe ser objeto de control. Pero también, que frente administraciones anteriores o de otras ciudades o circunscripciones, los plazos del Ministerio Público no han sido tan cortos. También, que si Prado tiene la razón, al alcalde no se le dieron las garantías procesales que corresponden al Estado de Derecho, la ley 190 del 95. Además, que esta discusión encarna viejos debates: ¿Corresponde a un Estado de Derecho que el Procurador, elegido por el Congreso de la República, tenga la capacidad de revocar o suspender el mandato de un alcalde elegido popularmente? ¿Es una exageración en el poder del Ministerio Público que, por errores de planeación, se llegue a la destitución o suspensión de un cargo elegido popularmente?
Por: Camilo Segura Álvarez