sábado, 19 de abril de 2014

LA OPOSICIÓN DEBE "CAMINAR CON LOS DOS PIES".

La oposición debe “caminar con los dos pies”

Apretar el acelerador político de las protestas o esperar el desplome económico, son dos escenarios que dividen a los venezolanos.
Apretar el acelerador político de las protestas o esperar el desplome económico, son dos escenarios que dividen a los venezolanos.

Hay razones en los que argumentan que este modelo inviable va hacia una crisis terminal

Alfredo Michelena
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Alfredo_Michelena_1Luego dos meses de protestas continuas, el régimen tuvo que sentarse con el enemigo que quiere eliminar: la oposición. Claro, esto no fue producto de su bonhomía, sino de esas protestas conformadas por las marchas y guarimbas que han puesto al régimen en jaque.
Pero no han sido solo las protestas, pues ellas se han articulado con el creciente desprestigio del régimen y Maduroquien es culpado por el 75%  de los venezolanos de la mala la situación del país. Tanto que el 80% piensa que esto está peor que cuando Maduro asumió la presidencia. La inflación, el desempleo, los bajos sueldos y el desabastecimiento está hundiendo al régimen, aunque Ramírez haya espetado en la reunión que el modelo económico “ha sido exitoso”.
En últimas, la caída del precio del petróleo y la merma de la producción, frente a la devastación del aparato productivo dejan minusválido al régimen. Según el Deutsche Bank Venezuela necesita un precio  de $121 el barril de petróleo y se está muy por debajo. El FMI prevé una contracción económica que sobrepasará el 2015. Hay razones en los que argumentan que este modelo inviable va hacia una crisis terminal. Aunque como producto de las protestas, el régimen ya ha corrido a negociar con los empresarios para facilitar la producción y las importaciones y llenar los anaqueles de los mercados.
Las protestas estudiantiles, que comenzaron en San Cristóbal, en febrero, y prendieron todo el país se articularon a la llamada a “la calle”, de algunos partidos y grupos políticos. Al enlazarse ambas con la crisis económica se produjo una crisis general que ha erosionado las bases de sustentación del chavismo y de Maduro. Maduro está débil, por eso se sentó con la MUD,  busca tiempo para evitar lo que más del 60% de la población quiere: que se vaya pronto.
Apretar el acelerador político de las protestas o esperar el desplome económico, son dos escenarios que dividen a los venezolanos. Se debate entre el tradicional trabajo político electoral o “la calle”, o entre dialogo y protesta, o entre guarimbas y  manifestaciones. Llueven críticas de lado y lado. Pero son divisiones espurias : hay que caminar con los dos pies, como decía Mao. Son importantes cada uno de los polos.
Es muy positivo existan estas posiciones que, aunque parezcan contradictorias, tienen mucho de complementariedad y sinergia para alcanzar un objetivo común: la vuelta a la democracia. Llegará el momento de decantar y se probarán liderazgos. Pero, ¡cuidado! el desorden nos puede llevar a otro 12-A.

LAS HUESTES DE BOVES Y LOS PARALUMPEN BOLIVARIANOS.

Las huestes de Boves y los paralumpen bolivarianos

Grupos paramilitares fanatizados,  paralumpen-bolivarianos, en trabajo conjunto con la  GN vienen reprimiendo en forma sangrienta las protestas sociales.
Grupos paramilitares fanatizados, paralumpen-bolivarianos, en trabajo conjunto con la GN vienen reprimiendo en forma sangrienta las protestas sociales.

La Fiscalía no investiga y la FAN no desarma a estos escuadrones de la muerte porque ¡son cómplices!

José Rafael López Padrino
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Jose_Rafael_Lopez_Padrino_1José Tomás Boves (El Taita) a lo largo de su breve, pero notoria carrera como militar, demostró un alto grado de salvajismo y crueldad. Su Legión Infernal acostumbraba torturar y luego masacrar a todos los blancos en cada pueblo que encontraba, sin distinguir entre edad o género, sin importar que fueran españoles o criollos.
La insaciable sed de sangre y la morbosidad enfermiza de Boves quedó demostrada en forma inequívoca durante la toma de la ciudad de Valencia (1814) donde sus lanceros asesinaron a todos los criollos y mantuanos durante la fiesta en la cual celebraban irónicamente la firma de un armisticio entre sus tropas y los mandos patriotas.
Los eventos que vienen sucediéndose a partir del 12F en Venezuela, apuntan a la existencia de grupos paramilitares fanatizados integrados fundamentalmente por lumpen (paralumpen-bolivarianos), quienes en trabajo conjunto con laGuardia Nacional (GNvienen reprimiendo en forma sangrienta las protestas socialesForman parte del terrorismo de Estado ejecutado por el régimen como parte de una política militarista basada en una agenda violenta (represión, persecución, tortura, asesinato) a fin de mantener el control social, e inculcar la obediencia y sumisión de los venezolanos.
Terrorismo de Estado que forma parte de la doctrina de la “seguridad nacional bolivariana” aprobada por el ya fallecido farsante, autoritario y represor de Miraflores y continuada por el gobierno actual. Terrorismo que ha implicado además la manipulación de la información, estigmatizando al adversario a fin de justificar la eliminación del supuesto“enemigo interno”quien no es otro más que la disidencia política del país.
La bestialidad y brutalidad demostrada por los paralumpen-bolivarianos contra los estudiantes y habitantes de zonas pobladas en las principales ciudades del país nos recuerda el insaciable rencor y odio social con que Boves y sus huestes atacaban a sus adversarios. Una prueba de esa barbarie fue la agresión que sufrieron los estudiantes de la UCV el pasado 3/04/14, donde los paralumpen-bolivarianos recurrieron a la vil práctica nazifascista de desnudar a sus víctimas. 
Estos grupos hamponiles del régimen han asesinado a manifestantes, han asaltado y quemado viviendas y vehículos, maltratado, atropellado y robado, todo ello ante la mirada complaciente de la GN y demás cuerpos represivos del Estado. Crímenes que han sido cobijados por la impunidad que también obedece a una política de Estado dirigida a amparar a los victimarios, y desconocer los derechos de las víctimas a obtener justicia, a fin de desmoralizar a la disidencia. 
El paramilitarismo bolivariano como expresión del terrorismo de Estado responde al desarrollo de una estrategia política que va mucho más allá de una respuesta puramente militar. Este fenómeno se corresponde a un modelo de estado autoritario-represivo y de una sociedad domesticada y militarizada. Estas acciones realizadas por los paralumpen-bolivarianos no son aisladas o casuales, constituyen elementos capitales del proyecto fascista iniciado por el fallecido vocinglero de Sabaneta y que han profundizado la dupla Maduro-Cabello.
Cabe preguntarse el porqué la Fiscalía no investiga y la Fuerza Armada Nacional no desarma a estos escuadrones de la muerte. La respuesta es muy simple ¡son cómplices, forman parte del proyecto facho-neomilitarista que impulsa la violencia!
Lo vivido en los últimos días muestra la crueldad de un régimen que, lejos de pretender la paz, desea, defiende y promueve la violencia a cualquier precio, sin importar las consecuencias. Resulta irónico oír al “taita del siglo XXI” hablar de paz, cuando su verdadera agenda es la de la violencia propiciada por sus huestes armadas quienes han teñido de sangre al país

GABO, EL ESCRIBANO DEL TIRANO.

Gabo, el escribano del tirano

Gabriel García Márquez con Fidel Castro y Felipe López Caballero, dueño de la Revista Semana.
Gabriel García Márquez con Fidel Castro y Felipe López Caballero, dueño de la Revista Semana.

Antonio de la Guardia rogó a García Márquez que intercediera por su vida ante Fidel ya que sabía que iba a ser fusilado. Gabo no movió un dedo

Ricardo Puentes Melo
 / Periodismo Sin Frinteras (Colombia)
Ricardo_Puentes_Melo_1No se puede negar, Gabriel García Márquez es, por mucho, el mejor escritor vivo de habla hispana.Pero también es un caradura, dueño de un cinismo de tal magnitud que no le permite sonrojarse cuando protesta porque le piden visa a él, pero que ni se inmuta porque sus amigos Fidel y Raúl Castro tienen sumida en la miseria a los cubanos al tiempo que ellos mismos viven como jeques árabes. Y tampoco dice ni mú –obviamente- por la crueldad y ferocidad animal con la cual sus grandes amigos ordenan asesinar ciudadanos latinoamericanos por medio de los movimientos terroristas marxistas que hoy son patrocinados con dinero del narcotráfico.
Lo disparatado de García Márquez lo ha conducido a respaldar abierta y furibundamente la dictadura cubana y a escribir extensísimos artículos destacando la humanidad de Fidel, su ‘amor por la justicia’ y su ‘genialidad intelectual’. Dice Gabo, como amanuense del tirano:
“Lo llaman: Fidel. Lo rodean sin riesgos, lo tutean, le discuten, lo contradicen, le reclaman, con un canal de transmisión inmediata por donde circula la verdad a borbotones. Es entonces que se descubre al ser humano insólito, que el resplandor de su propia imagen no deja ver. Este es el Fidel Castro que creo conocer: Un hombre de costumbres austeras e ilusiones insaciables, con una educación formal a la antigua, de palabras cautelosas y modales tenues e incapaz de concebir ninguna idea que no sea descomunal..”.
Pero si Neruda se mojó en los pantalones de la felicidad al escribir sobre Stalin¿por qué nuestro Nobel no puede hacer lo propio para bien patriótico de nuestra literatura? En contraprestración, el tirano le regaló a Gabo una lujosa casa en Cubanacá, con piscina, criados de la revolución, mucamas hambrientas y mayordomo las 24 horas, conexión satelital, refrigeradores atiborrados de comidas que los cubanos jamás verán, vista preciosa hacia un paisaje donde no se ve la desgracia de los isleños. Todo un refugio para nuestro Nobel. Fue de esa casa que salió Antonio de la Guardia a la que fue para rogarle a García Márquez que intercediera por su vida ante Fidel ya que sabía que iba a ser fusilado. Gabo no movió un dedo.
Antonio de la Guardia fue uno de los fusilados en 1989 tras descubrirse que los Lucio, del M-19, eran parte del Cartel de la droga de Cuba, isla que usaban como escala para llevar drogas a Estados Unidos. El M-19, a través de los Lucio,controlaban esta ruta con el apoyo necesario de Castro. A punto de ser fusilado, Antonio de la Guardia culpó a los Lucio y al M-19 y aseguró que los guerrilleros y Castro le habían dicho que llevar droga a Estados Unidos era una de las tantas formas de lucha. Y Gabo debió pensar lo mismo. Porque Antonio de La Guardia era su amigo cercano, pero le importó un bledo.
A la izquierda, el coronel Antonio de la Guardia, “amigo” de Gabo, quien lo sacrificó en aras de la imagen de Castro.
A la izquierda, el coronel Antonio de la Guardia, “amigo” de Gabo, quien lo sacrificó en aras de la imagen de Castro.

Es que nuestro premio Nobel ha estado casi toda su vida al servicio del comunismo, en cualquiera de sus etapas, y en contra de quienes alertan contra el peligro de este sistema totalitario. Ha tenido la desvergüenza de llamar“fundamentalismo democrático” a todo aquello que siga el modelo de la voluntad popular:
“(…) Ahora estamos en el gran peligro de que estas democracias se vuelvan tan fundamentalistas que ya no permitan que haya ninguna experiencia más en la búsqueda de la felicidad (…) ¿Qué clase de democracia quieren imponerle a Cuba, que a lo mejor puede lograr una democracia distinta y más justa?”
Esas veleidades con el comunismo han llevado a García Márquez a ser su propagandista falaz. Recordemos el caso de la huelga bananera de los empleados de la United Fruit, cuyo desacertado manejo ocasionó la muerte de siete empleados a manos del ejército. Este hecho fue aprovechado por el comunismo y sus aliados en la prensa, de tal manera que publicaron que la cantidad de muertos había ascendido a más de 1.000. Hasta hoy en día a ese desafortunado episodio se le conoce como “La Masacre de las bananeras” y ha sido sobredimensionado por Gabo en sus relatos.
Igual hizo cuando los vietnamitas salieron huyendo de su país al triunfar el comunismo. García Márquez los acusó de apátridas y casi de estúpidos por no tener ‘una conciencia política’ a prueba del ‘expansionismo norteamericano.’Los refugiados nor-vietnamitas, que sufrían un pavoroso drama, siempre fueron para Gabo “extremistas exagerados” mientras que a los atroces crímenes del comunismo él las da el eufemístico término de “ejecuciones de guerra”. Discurso macabro el de Gabo, regodeándose con los placeres hedonistas de la dictadura mientras fustiga con su pluma prodigiosa a quien ose oponerse a la sevicia de su compadre, su cómplice genocida, Fidel Castro.
Gabo y el poder mediático
La Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNIP) es otra muestra más de su delirante búsqueda de poder. LaFNIP no es otra cosa que una élite de periodistas de izquierda que se reúnen para premiarse entre ellos mismos. Todo con el patrocinio histórico del magnate Lorenzo Zambrano, de Cementos Mexicanos (Cemex) –que en la práctica es el dueño de la FNIP-, Julio Mario Santodomingo y familia, y el mismo George Soros. Sin olvidar mencionar a laCorporación Andina de Fomento (CAF), el Banco Interamericano de Desarrollo, el INDES, y otras entidades multimillonarias que derrochan ríos de dinero para financiar esta clase de proyectos comunistoides que por razones que saltan a la vista favorecen la acumulación de poderes, capital y recursos naturales en poquísimas manos en lo que se ha dado en llamar ‘comunismo de Estado’que no es otra cosa que la reducción del poder (incluido el poder económico) en una selecta élite que controla bancos, medios de comunicación, fuentes de recursos naturales, etc. Estos también han sido premiados por la FNIP que benefician… es decir los benefactores se auto-premian en la clase de periodismo que apoya García Márquez. Porque el FNIP es simplemente una máquina propagandística del régimen de los Castro.
Y no podrá decirse nunca que estos desvaríos neo comunistas de Gabo son cosa nueva. Desde antes de que cayera elmuro de Berlín –evento que le arrancó lágrimas al Nobel- ya venía financiando esas ideas. Cuando ganó el premio Rómulo Gallegos, en 1972, García Márquez donó los 25 mil dólares del galardón al Movimiento al Socialismo (MAS), una corriente más del Partido Comunista de Venezuela. Luego apoyó, al unísono con las FARC, la campaña de Andrés Pastrana, a quien le aplaudió el despeje del Caguán para los narcoterroristas; ha sido furibundo amigo de los comandantes del ELN, con quienes disfrutaba a manteles, como destacados sibaritas, manjares de todos los sabores, atendidos por sirvientes cubanos cuyas familias siguen sometidas al hambre, al ofrecimiento de sus despojos sexuales a cambio de arroz, carne, huevos… delicias que rara vez prueba el sufrido pueblo isleño. El asunto es que Gabo está enfermo. Por supuesto, es atendido en medio de los lujos de los que carecen por mucho las víctimas de sus amigos los Castro.
Gabriel García Márquez y Fidel Castro.
Gabriel García Márquez y Fidel Castro.

No sabemos si su chofer sigue siendo “Don Chepe”, ese antiguo guerrillero que siempre lo ha acompañado. Pero desde acá hacemos votos para que, si éste es el final de sus días, se le conceda la claridad mental para arrepentirse de su complicidad con el asesinato de miles y miles de latinoamericanos que cayeron por la mano de los Castro mientras él, Gabo, empeñaba su talento a cambio de sentirse cercano al poder que él dijo despreciar pero que, en realidad, toda su vida estuvo dispuesto a reptar en búsqueda de los placeres pagados con la sangre y el sudor de los humildes. Aunque hay que reconocer que García Márquez ayudó a que Castro no fusilara, al menos, a unos cinco condenados. Se le abona..!
Ah, Gabo…! Se nos puede ir con una demencia senil que le impida remorderse por su complicidad con el criminal; pero igual las generaciones presentes, pasadas y futuras seguirán siendo manoseadas por el mito de Gabriel García Márquez,un inigualable escritor pero un lúgubre ser humano que usó a las víctimas del comunismo para las vendimias de su vanidad, esas donde los míseros eran pisoteados en su lagar para producir el vino de los bacanales de aquellos tiranos que tanto admiró.
¿Realismo mágico…? ¡Qué va..! ¡Realidad cruel..!

viernes, 18 de abril de 2014

EL VIVIR BIEN: BIENESTAR SUBJETIVO Y DESARROLLO HUMANO. II PARTE.

Noviembre 13, 20128

El Vivir Bien: una aproximación a partir del bienestar subjetivo y el desarrollo humano

Aspectos materiales, afectivos, comunitarios y relación con la naturaleza
El resto de los aspectos que indagan más específicamente acerca de los bienes materiales, afectivos, convivencia comunitaria y relación con la naturaleza, presentan en cada uno de los dominios resultados particulares. Por ejemplo, en lo concerniente a los aspectos materiales que se requieren para Vivir Bien, los resultados revelan que casi el 50% de los entrevistados hacen hincapié en la necesidad de tener una vivienda que cuente con todos los servicios básicos, otro 30% hace referencia a la necesidad de tener un trabajo o negocio propio, y sólo un 10% señala la importancia de tener vehículo sobre todo  con fines de trabajo más que disfrute por sí mismo.
Fuente: EMES – PNUD, 2009.

Este resultado vuelve a denotar que en cierta medida el problema de vivienda y servicios básicos no está resuelto, lo cual puede ser atribuido al crecimiento demográfico de la última década, que al margen de dificultar el acceso a una vivienda también complica la extensión y provisión adecuada de los servicios básicos.
En lo concerniente a los resultados del dominio de aspectos afectivos, a los que sólo uno de diez hogares hizo referencia en la pregunta de aspectos generales, se aprecia la necesidad de contar con amor y cariño, no precisamente familiar para satisfacer las necesidades afectivas.  
 Fuente: EMES – PNUD, 2009.
Mientras que para casi cinco de cada diez hogares el amor y cariño es importante, para casi dos lo son el respeto paz y unidad, que en cierta medida se tratan de bienes comunitarios como también el diálogo y la comprensión y sólo uno de diez destaca la importancia del apoyo familiar.
Yendo más allá al analizar los resultados de los módulos de convivencia comunitaria y relación con la naturaleza, el primero de ellos mencionado de forma indirecta en los aspectos generales y el segundo que ni logró ser mencionado de forma espontánea, dan a entender por un lado primero una comprensión parcial del significado de vivir en comunidad y mucho más en áreas urbanas y; segundo el débil vínculo que asocia una vida satisfactoria con un medio ambiente equilibrado.

La satisfacción y el Vivir Bien como una aproximación al bienestar subjetivo
Adicionalmente al análisis empírico  y para cuantificar la satisfacción de la vida como un todo se estima un índice del Vivir Bien[2] como una aproximación al bienestar subjetivo, a partir de una cuantificación de la satisfacción de la vida como un todo, relacionado con los diferentes dominios que contiene dicha encuesta, en la que se utiliza una escala de satisfacción donde 1 significa “Muy insatisfecho” y 10 “Muy satisfecho”.
De esta manera se puede predecir el índice de Vivir Bien (bienestar subjetivo) condicionado a la satisfacción de las dimensiones material, afectiva, de convivencia comunitaria y de relación con la naturaleza.
Los resultados permiten apreciar que en promedio los bolivianos están poco satisfechos con sus vidas(3,74) o bien el índice del Vivir Bien promedio de los bolivianos alcanza a 3,74 en una escala de 1 a 10, lo cual denota insatisfacción con la vida en general compuesta por los dominios antes descritos que conformarían lo que se ha denominado Vivir Bien, denotando particularmente el resultado de la insatisfacción con los aspectos materiales o bienes económicos.
Por tanto, mientras que en Bolivia no se cuenten con las condiciones,  bienes y servicios básicos mínimos necesarios, la población todavía relacionará progreso, satisfacción o bienestar con los bienes económicos entre los cuales el más importante es contar con una fuente laboral que le proporcione ingresos. Se esperaría que una vez cubiertas estas necesidades mínimas, recién la población piense en aspectos tales como convivencia comunitaria y relación con la naturaleza entre otros prioritarios.
No cabe duda que actualmente los indicadores subjetivos son de gran importancia, ya que el uso de los mismos como complemento de los indicadores objetivos proveen de una herramienta y  perspectiva más completa para la toma de decisiones.



[1] Desde el ámbito académico destacan trabajos de Fehr (2000), como también desde entidades antiglobalización, Véase el informe de Neatam (2002).
[2] Para la estimación se utilizó un modelo Logit Ordenado corregido por endogeneidad.

EL VIVIR BIEN: BIENESTAR SUBJETIVO Y EL DESARROLLO HUMANO. I PARTE.

Noviembre 13, 20128

El Vivir Bien: una aproximación a partir del bienestar subjetivo y el desarrollo humano

Por Milenka Figueroa Cárdenas – Investigadora del Informe sobre Desarrollo Humano y los ODM en el PNUD Bolivia
Foto: PNUD
La búsqueda de paradigmas evaluativos de las políticas públicas de modelos de desarrollo basados en la globalización y el libre mercado como mecanismo de asignación de recursos ha presentado severas críticas. Sobre todo por los escasos resultados en la reducción de la desigualdad y exclusión social, derivando esto en diversas propuestas que plantean desde la humanización del capitalismo introduciendo valores de solidaridad y responsabilidad social en la gestión económica hasta otros más radicales que plantean incluso el cambio del modelo económico[1].
El cuestionamiento de seguir utilizando únicamente el ingreso per cápita como indicador de riqueza, bienestar y en definitiva de satisfacción es cada vez mayor. De hecho, quedó limitado al preguntarse si es posible medir el nivel de riqueza o bienestar entendido como la satisfacción de los deseos y preferencias o como la felicidad. Además, que la población se siente cada vez menos representada con tal indicador ya que la riqueza o ingreso no se distribuye uniformemente al interior de los países entre los habitantes del mismo, por ejemplo, el año 2010 en América Latina y el Caribe el 40% de los hogares más pobres captaban en promedio el 16% de los ingresos totales producidos, en tanto que el 10% de los hogares más ricos concentraban en promedio el 33% de los ingresos totales, reflejando esto una desmedida desigualdad.
En el proceso de tal interrogante, se pudieron identificar cinco tendencias: la primera de ellas surge durante la década de los años setenta planteando una construcción de indicadores sociales y una concepción de calidad de vida basada en la posesión de un grupo de bienes, servicios y satisfactores; la segunda de ellas repara en la expansión de capacidades de los seres humanos; la tercera tendencia destaca que las necesidades van más allá de los aspectos materiales y por tanto el PIB resulta insuficiente para medir el grado de insatisfacción; la cuarta está relacionada con un desarrollo en base a la economía verde, y finalmente la última tendencia apunta al bienestar subjetivo el cual pone en relieve que el progreso debe concebirse en función al bienestar de las personas y esto debe reflejarse en  indicadores tales como la felicidad, la satisfacción con la vida, y los estados afectivos positivos entre otros.
Desde América del Sur, una perspectiva propuesta por movimientos campesinos e indígenas, al amparo del humanismo y el ambientalismo surgieron iniciativas para la construcción de indicadores que midan el bienestar de las personas de manera distinta a la tradicional  que parten de visiones holísticas de la realidad, e intentan un ensamblaje entre la sociedad, economía y naturaleza en el marco del reconocimiento a la pluralidad de situaciones económicas, culturales y políticas. Es así que el año 2007 en Bolivia y 2008 en Ecuador, se plantearon las nociones del Vivir Bien y Buen Vivir respectivamente, ambas ya posicionadas en el ámbito ideológico y contestatario a la globalización, constituyen referentes para guiar las políticas planteadas en los planes de desarrollo y se ajustan a la medición de la calidad de vida o bienestar subjetivo.
El Vivir Bien concibe el bienestar desde horizontes tanto materiales como intangibles (afectividad, medio ambiente, solidaridad y vida comunitaria entre otros) por lo que debe contemplar su sistematización e interrelación en estos diferentes ámbitos para reflejar su verdadero carácter integral holístico capaz de abarcar situaciones no homogéneas tanto en lo cultural, económico, político y social. En este sentido, y desde la perspectiva de la gestión de políticas públicas que están orientadas a lograr el Vivir Bien y considerándolo como situación de realización multidimensional se hace evidente esfuerzos para lograr su medición. Este trabajo va orientado en esa dirección indagando sobre los estados internos de los individuos en relación a la percepción que tienen de su propia vida.
Para esto se utilizó, la Encuesta de Movilidad y Estratificación Social (EMES) realizada por el PNUD el año 2009 como insumo para el Informe de Desarrollo Humano 2010, el cual incluyó una Sección sobre “Percepciones y Significados del Vivir Bien” que está dividida en cinco módulos, todos ellos con preguntas abiertas: módulo de satisfacción general, material, afectiva, convivencia comunitaria y relación con la naturaleza.

Aspectos Generales
Los resultados arrojados después del procesamiento del primer módulo son los más importantes de los cinco ya que presenta la valoración de los entrevistados sobre los aspectos más relevantes que se consideran para Vivir Bien además de medir el grado de satisfacción con tales.
                                              Fuente: EMES – PNUD, 2009.
Una primera agrupación en 16 categorías, muestra que lo más importante para los informantes de este módulo es tener o acceder a un trabajo, una de cada cuatro personas representadas en su mayoría por los jefes de hogar se refieren a este aspecto. En segundo y tercer lugar, con porcentajes similares (16%), los informantes manifiestan la importancia de contar con buena salud y una vivienda. Con porcentajes menores los entrevistados se refieren a otras categorías de bienes tan diversos que van desde otros servicios básicos hasta valores morales.
Aunque las respuestas dejan ver la amplitud de preferencias y necesidades de la población, no cabe duda que la mayoría de ellas se concentran sobre todo en bienes materiales económicos antes que derechos sociales básicos

Inseguridad ciudadana en Latinoamérica | Revista Humanum

Inseguridad ciudadana en Latinoamérica | Revista Humanum

AUMENTO DE LA VIOLENCIA Y PANDILLAS AMENAZAN AL CARIBE.


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Aumento de violencia y pandillas amenazan al Caribe


El primer Informe sobre Desarrollo Humano para el Caribe hace recomendaciones para entender y enfrentar los aumentos en la actividad delictiva. La región de América Latina y el Caribe, donde vive un 8,5 % de la población mundial, es víctima del 27 % de todos los homicidios del mundo.
Fuente: PNUD
El delito se ha convertido en uno de los principales desafíos que amenazan las economías y los medios de vida de los países del Caribe. Sin embargo, la combinación justa de políticas y programas puede terminar con este problema, según indica el Informe sobre Desarrollo Humano para el Caribe de 2012, lanzado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
El informe Desarrollo Humano y la transición hacia una mejor seguridad ciudadana indica que, a excepción de Barbados y de Surinam, los índices
de homicidios, incluso los relacionados con las pandillas, han aumentado significativamente en los últimos doce años, en todo el Caribe, mientras en otras partes del mundo han disminuido o se han estabilizado.
Aunque los índices de homicidios son excesivamente altos, en comparación con los niveles mundiales, el informe explica que los gobiernos del Caribe pueden revertir esta tendencia exigiendo a los gobiernos regionales que fortalezcan las instituciones públicas para abordar el delito y la violencia, incluso el sistema judicial penal, y que impulsen medidas preventivas.
El nuevo estudio recomienda que los gobiernos del Caribe implementen programas de prevención de delitos juveniles, a través de la educación, y que ofrezcan oportunidades laborales a los sectores urbanos marginalizados de bajos recursos. Es necesario un cambio de enfoque, de uno que se centre en la protección estatal a uno que se centre en la participación y la seguridad ciudadana, promoviendo el cumplimiento de leyes justas, responsables y más respetuosas de los derechos humanos.
El Informe sobre Desarrollo Humano para el Caribe evalúa la situación actual del índice de delitos, así como las políticas y los programas regionales y nacionales, para abordar el problema en siete países del Caribe de habla inglesa y holandesa: Antigua y Barbuda, Barbados, Guyana, Jamaica, Santa Lucía, Surinam, y Trinidad y Tobago.

Cómo abordar el problema
La región de América Latina y el Caribe, donde vive un 8,5 % de la población mundial, es víctima del 27 % de todos los homicidios del mundo. Aunque la cifra total de asesinatos en Jamaica disminuyó luego de la finalización del informe, a 1,124 en 2011 (la cifra más baja en siete años), el país aún cuenta con el índice más alto de homicidios en el Caribe y el tercero en todo el mundo, en los últimos años, con unos 60 asesinatos por cada 100,000 habitantes. Sólo dos países de América Central lo superan: El Salvador y Honduras, con 66 y 82.1 asesinatos respectivamente, según las cifras de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito. En Trinidad y Tobago, el informe revela que los índices de homicidio aumentaron cinco veces en la última década, a más de 40 por cada 100,000 habitantes en 2008, y luego disminuyeron a 36 en 2010.
El informe observa un aumento en los homicidios relacionados con las pandillas, en Jamaica y en Trinidad y Tobago: la cifra casi se duplicó, en ambos países, de 2006 a 2009. En 2006, Jamaica alcanzó un total de 1,303 homicidios, entre los cuales un 32,5% se relacionaban con pandillas. Para 2009, el número de homicidios había aumentado en unos 377 casos y 48,1 % estaban relacionados con pandillas. En 2006, Trinidad y Tobago alcanzó un total de 371 homicidios, un 26,4 % se relacionaban con pandillas y, para 2009, el país informó un total de 506 homicidios, 34,8 % relacionados con pandillas.
El índice estimado por la Comunidad del Caribe (CARICOM) revela que el costo de los delitos relacionados con pandillas oscila entre 2,8 % y 4 % del PIB de la región, tanto a través del costo de la policía y como resultado de los ingresos perdidos por la encarcelación de los jóvenes y la reducción del turismo. De acuerdo con el estudio, en Jamaica, los delitos generan pérdidas de más de USD 529 millones por año. En Trinidad y Tobago, si los delitos juveniles disminuyeran un 1 %, se impulsaría el turismo con una ganancia de unos USD 35 millones por año. Por cada nueva pandilla en una comunidad, los índices de homicidios aumentan un 10 %, de acuerdo con una investigación reciente que se menciona en el Informe sobre Desarrollo Humano para el Caribe.
Los delitos destruyen la confianza en el desarrollo futuro, reducen la competitividad de las industrias y los servicios existentes, por ejemplo, imponiendo una seguridad costosa, y pueden deteriorar las inversiones. Asimismo, la educación y el sistema de salud se ven afectados cuando los recursos se destinan sólo al cumplimiento de la ley.
A continuación, se enumeran algunas recomendaciones clave del informe, elaboradas a partir de varias reuniones con 450 expertos, profesionales y líderes, y que reflejan una encuesta a gran escala, en la que participaron 11,555 ciudadanos de los siete países mencionados.
  • Los altos índices de delitos violentos pueden revertirse a través de un mayor equilibrio entre el cumplimiento legítimo de la ley y las medidas preventivas, con un enfoque en la prevención.
  • Los gobiernos deben crear o invertir más en oficinas que aborden la violencia de género y deben adoptar más medidas preventivas para que no se tolere la violencia contra las mujeres y las niñas.
  • Dado que el delito afecta la cohesión social, los países del Caribe deben abordar mejor la violencia juvenil y el problema de las pandillas callejeras, cuyos delitos no suelen procesarse.
  • La seguridad pública requiere la colaboración comunitaria. Las organizaciones y grupos juveniles que promueven los derechos humanos, de la mujer y de las víctimas deben ser más activas, y los gobiernos deben fomentar el compromiso de los ciudadanos.
La encuesta demuestra que la población quiere gobiernos que se enfoquen en la prevención de los delitos y en el control. Aproximadamente un 90 % de los ciudadanos encuestados respalda las medidas preventivas, como una mayor inversión en la creación de empleos, la reducción de la pobreza, la educación y otras iniciativas para desarrollar las capacidades de los jóvenes.
Mientras tanto, un 80 % declaró que “se debe castigar más severamente a los delincuentes”. La encuesta también revela que cuatro de cada diez ciudadanos consideran que su país puede resolver o mejorar la situación de inseguridad.
Asimismo, el nuevo estudio destaca otras causas del delito, que generalmente no se informan, como bajo nivel de educación y problemas de salud en los jóvenes, dolor físico y psicológico, traumas causados por violencia juvenil, baja calidad de vida, marginalización de los jóvenes y estereotipos negativos que promueven un comportamiento agresivo entre los jóvenes.
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LOS CINCO PARTIDOS DE LA REALIDAD VENEZOLANA.

Los cinco partidos de la realidad venezolana, por Fernando Mires

Por Fernando Mires | 15 de Abril, 2014
Los cinco partidos de la realidad venezolana, por Fernando Mires 640
Cuando hablamos de partidos políticos hay dos posibilidades. O nos referimos a las organizaciones nominales, por muy insignificantes que sean, o a las “partes” en las cuales se encuentra dividido el espectro político. No siempre, ni siquiera en las democracias avanzadas, lo uno coincide con lo otro.
En los EE.UU., por ejemplo, hay demócratas más conservadores que los republicanos; y viceversa. En Alemania hay socialcristianos más sociales que los socialistas; y así sucesivamente. Hay países en que las partes son más que los partidos y otros en los cuales los partidos son más que las partes. En el caso de Venezuela las partes son evidentemente menos que los partidos inscritos. ¿Cuántos partidos-partes hay en Venezuela? Ese es el tema que tratará de dilucidar este texto.
En Venezuela hay aparentemente solo dos partidos-partes: El chavismo y el antichavismo. Partiendo de esa premisa casi todos los comentaristas nos hablan de una sociedad altamente polarizada. Pero, como suele suceder, las apariencias engañan. La verdad es otra: en Venezuela no hay ninguna organización o persona que durante un periodo no electoral esté en condiciones de representar a esas dos supuestas partes. La razón es obvia pero no visible: en ese país hay dos frentes, pero hay más de dos partes políticas.
Alguna vez habrá que llegar a la conclusión de que la política de Venezuela no sólo está dividida, lo que es normal, sino, además, fragmentada, lo que es aún más normal
Los dos partidos “chavistas”Las partes chavistas aparecen bajo la luz pública más unidas que las no chavistas, lo que no debe extrañar: Están ligadas por un destino común, a saber, el gobierno que comparten. No obstante, las diferencias entre esas partes son cada vez más visibles pues tienen que ver con la propia composición orgánica del chavismo.
El chavismo, hay que comenzar diciendo, nunca fue un todo unitario. Por el contrario, siempre ha sido una hidra de por lo menos dos cabezas representadas en dos partidos-partes a las que llamaremos de modo provisorio la parte militarista tradicional y la parte ideológica-castrista. Sobra decir que cada una de esas partes supone ser depositaria de “el verdadero chavismo”.
Ambos partidos-partes son, por cierto, militaristas. Pero se trata de dos militarismos diferentes: el primero corresponde con ese militarismo latinoamericano formado en el siglo XX (cuartelero, golpista). El segundo es el militarismo de tipo castrista de acuerdo al cual el Ejército se encuentra controlado por una clase (nomenklatura) burocrática e ideológica representada por un partido-Estado, tal como sucede en Cuba y Corea del Norte. O dicho así: una parte supone que el Estado debe estar sometido al Ejército y la otra, que el Ejército debe estar sometido al Estado, siempre y cuando, por supuesto, ese sea el Estado chavista. Y bien, por decisión de Chávez tomada “casualmente” en La Habana poco antes de irse de este mundo, la parte-castrista se hizo del poder representativo a través de Maduro.
Desde el punto de vista constitucional a quien correspondía ejercer transitoriamente las funciones de mandatario era al presidente de la Asamblea Nacional, el militarista-tradicional (y ex-golpista) Diosdado Cabello. Pero, como suele suceder, los chavistas se pasaron la Constitución por el “paltó” (Chávez dixit). La decisión de Chávez era para ellos sagrada y por lo mismo situada por sobre la Constitución y las Leyes.
Ahora bien, Chávez, en tanto militar tradicional y en tanto militar castrista, fungía como eje de integración entre esos dos partidos de su movimiento. Y esa integración, como ocurre en política, solo podía realizarse de modo simbólico, es decir, Chávez, si quería mantener unido a esos dos partidos, debería hacerlo a través de una representación de tipo populista. Y bien, ese tipo de integración se fue con Chávez y no regresó con Maduro. Con Maduro no se acabó el chavismo pero sí el populismo chavista.
Maduro es un genuino representante de la fracción castrista del movimiento chavista pero no lo es de todo el movimiento. Por supuesto, intenta serlo. Por ejemplo, imita el lenguaje de Chávez hasta el absurdo, o usa camisas con botones y jinetas que simulan las charreteras del militar que nunca fue. Pero lo que a ningún buen observador escapa, es que la parte nacional-militarista no se contenta bajo Maduro con el rol subalterno que ocupó durante Chávez e intenta obtener cada vez una mayor cuota de representación. En gran medida ya la ha obtenido a través de la llamada Junta Cívica Militar.
La Junta Cívica Militar es una instancia colegiada –anti-constitucional, por supuesto– destinada a coordinar a los dos partidos chavistas en el poder. O dicho de modo taxativo: En Venezuela existe una “dualidad de poderes”, pero al interior del Estado.
A un lado el poder castrista, cuya cabeza visible es Maduro. Al otro, el poder militar tradicional, cuya cabeza visible es por el momento Diosdado Cabello. Este último, además, ha terminado por militarizar a la propia Asamblea Nacional, donde abusando de una mayoría nominal pero no real, hace y deshace como si él fuera un general y sus diputados un batallón de guerra. Pero ese es solo un signo. El hecho objetivo es que el poder militar-tradicional ha copado a una parte no pequeña del aparato estatal.
Bajo la luz de estos enunciados es posible entender entonces por qué Maduro se refiere siempre al peligro de un golpe de Estado. Si hay un golpe, éste nunca podrá provenir de la oposición porque la oposición es civil. Si hay un golpe, éste solo puede provenir del partido militar tradicional del chavismo. Esa es la razón por la cual Henrique Capriles ha reiterado: “Lo peor que puede suceder en Venezuela es un golpe de Estado”.
¿Cómo ha intentado Maduro conjurar la amenaza de un golpe interno? Hasta el momento del diálogo del 10 de Abril su estrategia fue la de ponerse el mismo a la cabeza de lo que algunos venezolanos llaman “golpe con cuentagotas”, eso es, respondiendo a las protestas estudiantiles con una feroz represión (ya van 41 muertos), enviando a prisión a líderes adversos, insultando sin descanso, destituyendo alcaldes elegidos por mayoría popular y –subordinándose al capitán Cabello– acatando la destitución ilegal de la diputada más votada del país, María Corina Machado.
En el marco de esa errática y –de acuerdo a sus propios intereses– errónea estrategia de Maduro, los grandes ganadores han sido los seguidores del partido militar. Por de pronto militares y para-militares se han adueñado de las calles. Hay estados como el de Táchira que parecen zonas ocupadas por un ejército invasor. De una u otra manera, el capitán Cabello se ha apoderado de espacios considerables del gobierno. Todo ello ha contribuido a la descapitalización política del partido (castrista) de Maduro. El apoyo internacional, a su vez, ya no luce tan sólido como antes. Incluso los aliados de UNASUR han impulsado a Maduro a buscar salidas políticas y no militares.
La disposición de Maduro para aceptar un debate público con una parte de la oposición obedece –en parte y sin duda– a la presión incansable de las demostraciones estudiantiles. Pero también –hay que decirlo– obedece a la presión internacional y probablemente a la de personeros del propio PSUV. Solamente así nos podemos explicar por qué cada vez que Maduro y los suyos han enviado señales a la oposición, ha aparecido de inmediato Cabello con acciones y palabras destinadas a destruir cualquiera posibilidad de diálogo.
Desde el punto de vista de su partido interno, Cabello actúa con suma eficacia. La re-politización del conflicto amenazaría la posibilidad de que la dualidad de poder al interior del Estado se resuelva a favor del partido militar-tradicional. O dicho de otra manera: Cabello solamente puede fortalecer sus posiciones internas en el marco de la más extrema polarización. Como adujo Ismael García: “Diosdado Cabello es nocivo para la paz en Venezuela porque representa lo peor y más violento del gobierno de Maduro”.
Y bien; este es el contexto en el cual deberemos entender la aparentemente insólita ¡y pública! recomendación del ex-presidente brasileño Lula, a Maduro: la de que trabaje para formar una coalición de gobierno con el sector más “moderado” de la oposición. Y como Lula no es un recién llegado a la política, sino uno de los más experimentados políticos de la región y además, buen conocedor de la política venezolana, debemos leer lo que él dijo con atención.
Primero, Lula dijo “trabajar”. Con ello ha señalado que un gobierno de coalición entre Maduro y la oposición no lo ve como alternativa inmediata, sino como salida “centrista” a mediano o largo plazo, esto es, como el resultado objetivo de dos fuerzas que han terminado por agotar sus medios de lucha sin que ninguna pueda declararse vencedora sobre la otra.
Segundo, “trabajar” significa para Lula –al fin, un buen maquiavélico– dividir a la oposición en dos fracciones irreconciliables.
Tercero, y este es el punto más decisivo, “trabajar” significa para el zorro paulista distanciar al gobierno de sus fracciones más extremas, violentas y militaristas, las que en ningún caso aceptarían una coalición con ningún representante de la oposición. En otras palabras, significaría separar a la figura del capitán Cabello de cualquier lugar decisivo de gobierno, algo que por lo demás ya intentó, pero sin éxito, Hugo Chávez. A estas alturas, Lula debe ser para Cabello un enemigo muy peligroso.
Así nos explicamos por qué durante el debate público del 10-4, cuando Capriles hablaba, Cabello se dedicó, como si fuera estudiante travieso, a enviar tweets a los suyos bajo el epíteto “el asesino Capriles”. Evidentemente, Cabello intenta dinamitar, no a Capriles, sino a la posibilidad de la apertura de Maduro hacia un sector de la oposición. Fácil es entender entonces por qué la oposición en su conjunto, comprendiendo el juego que se trae consigo el capitán, ha decidido señalar a Cabello como el principal enemigo de la democracia venezolana. Razones sobran. Un verdadero entendimiento político deberá pasar por la marginación política de Cabello.
Eso probablemente lo sabe Cabello. Y se las va a jugar para que la propuesta de Lula no ocurra jamás. Sus cartas no son tan malas: tiene aliados directos dentro del chavismo castrista e indirectos -minoritarios por cierto, pero los tiene- en la propia oposición. Afirmación que lleva inevitablemente a analizar el campo de la oposición donde, al igual que en el chavista nos encontramos con dos partidos-partes.
Los dos “partidos” de la oposición. Como en el caso del campo chavista, los dos partidos-partes de la oposición serán designados con denominaciones provisorias. A uno lo llamaré, en alusión a la consigna central que dio origen a las movilizaciones de 2014, como “el partido de la salida”. Al otro, de acuerdo al tronco que lo une (MUD) como “el partido de la unidad”.
El “partido de la salida” existía en estado latente al interior de la oposición. Pero desde Febrero de 2014, a partir del llamado convocado por el trío López/Machado/Ledezma, comenzó a existir de modo manifiesto, como rama desprendida del conjunto de la oposición.
Al no ser explicada en su real sentido (la verdad es que todavía nadie la ha explicado) dicha “salida” fue entendida por el gobierno como un llamado directo a la insurrección y, para los sectores “cabellistas”, como oportunidad para sustituir la demarcatoria política por una militar. Además, ese llamado fue realizado sin consultar a la que había sido la conducción de la oposición. Por si fuera poco fue hecho en un momento en que el conjunto de la oposición estaba reponiéndose de una contienda electoral alcaldicia en la cual habiendo alcanzado una alta votación, no había logrado su objetivo estratégico, a saber, una mayoría absoluta de tipo plebiscitaria.
El mismo Capriles se vio sorprendido por el repentino llamado a la “salida” al que al comienzo calificó como una maniobra hecha a sus espaldas. Si así fue, resulta evidente que los “salidistas” no solo intentaban un cambio de orientación, sino también un relevo en el liderazgo de la oposición pasando, por supuesto, por una ruptura con la MUD a la que muchos de ellos consideran un organismo burocrático puramente electoral.
Afortunadamente los estudiantes, más cerca de la realidad que el trío convocatorio originario, entendieron a “la salida” como un “salir” a las calles a protestar por diferentes motivos, los que en Venezuela sobran.
Con el tiempo el sentido de la consigna originaria se fue diluyendo hasta el punto de que hoy casi nadie, ni siquiera “el salidismo”, habla de “la salida”. Las tareas que plantean las protestas en la calle han pasado a ser más reales y concretas: entre otras, disolución de los grupos de choque para-militares, liberación de los presos políticos, independencia de los poderes públicos.
La movilización callejera, a pesar de la virulencia con que ha sido combatida desde el gobierno, ha ido tomando un sentido que –para emplear una terminología clásica– es más reformista que revolucionario. O para decirlo en los términos de Luis Vicente León, para la gran mayoría de los opositores no se trata de un cambio de gobierno sino de un cambio en el gobierno. Eso quiere decir, limar las uñas más agresivas de los dos militarismos que conforman el régimen.
Como es posible observar, el movimiento de protesta venezolano se encuentra bifurcado en las dos líneas que han marcado a todos los grandes movimientos políticos desde que en Francia los jacobinos se impusieron a los girondinos, en Rusia los bolcheviques a los mencheviques  y en Europa occidental los socialdemócratas a los comunistas. El antagonismo entre moderados y radicales, si no es una ley, pareciera ser una constante de la historia. A veces se imponen unos; a veces se imponen otros.
Como suele suceder, el radicalismo de “la salida” sigue una línea más épica que política. Sus dos líderes, Leopoldo López y Corina Machado, han asumido la lucha con una pasión que linda con el heroísmo. En honor a ambos hay que consignar que ninguno ha hecho jamás una apología de la violencia. Por el contrario, los dos han acentuado el carácter pacífico y constitucional del levantamiento al que han convocado.
De la misma manera, ni López ni Machado se han pronunciado en contra de las elecciones. No podrían hacerlo puesto que, aún si hablamos de la “salida” –sea un referendo revocatorio, una asamblea constituyente, o un adelantamiento de comicios- esta tendría que ser electoral. Esa es la razón por la cual, si hemos de creer en las últimas encuestas, aunque la mayoría de las personas consultadas ven en el “reformista” Henrique Capriles el líder indiscutido, también la mayoría considera la prisión de Leopoldo López y la destitución de Corina Machado como injusticias de enormes dimensiones.
A la represión desatada por Cabello/Maduro le han salido casi todos los tiros por la culata. De ahí que Maduro, en contra de Cabello, ha optado por pensar la recomendación de Lula y de sus amigos continentales. En ese sentido el debate-diálogo no es una táctica de Maduro, en ningún caso una concesión ni mucho menos un obsequio. Maduro –hay que decirlo de una vez– ha sido obligado a dialogar. Obligado incluso –sutil paradoja de la historia– por aquellos sectores de la oposición que más se oponen al dialogo.
En peligrosa consonancia con el partido del capitán Cabello, algunos “salidistas” han levantado una política anti-diálogo. Su argumento principal es que se trata de un circo destinado a lavar la cara del gobierno. Pero, aunque fuera así, un lavado de cara significaría un cambio civilizatorio en la política de gobierno, un cambio que solo puede favorecer al conjunto de la oposición.
Henrique Capriles y Henri Falcón, siempre cautelosos, han señalado no ver contradicción entre protesta y diálogo. Tal vez les faltó decir que un verdadero diálogo solo puede resultar de las protestas. Un diálogo sin protestas sería caer en el colaboracionismo. Protestas sin diálogo llevan en cambio a un callejón sin salida. La dialéctica protesta-diálogo es la que mejor se adecua a las circunstancias políticas por las cuales atraviesa Venezuela. Renunciar al diálogo (o debate) significaría renunciar a buscar salidas (sí; escribo salidas) políticas a las protestas.
Capriles y la gente de la MUD, es decir, los miembros del partido unitario, saben con toda seguridad que no dialogan con interlocutores muy democráticos. A pesar de que no obedece a la línea militarista “clásica” de Cabello, el partido de Maduro es castrista, es decir, antidemocrático por definición. Tanto Maduro como la gente que lo rodea imaginan que no están ahí para realizar un buen gobierno, sino para cumplir una misión sagrada asignada por la historia. Están convencidos, además, de que toda la oposición está formada por agentes del imperio. Pero aún así, ha habido ocasiones en la historia en las cuales el instinto de supervivencia ha predominado por sobre cualquiera ideología. Acerca de ese punto vale la pena intentar una breve digresión.
Ha habido dictaduras mucho más sólidas que la del gobierno de Maduro quien se ha visto en la necesidad, no por él buscada, de abrirse y contemporizar con sus enemigos. Vale la pena recordar que aún la dictadura franquista de sus últimos tiempos experimentó grietas que llevarían a la transición.
Adolfo Suárez no nació al día siguiente de la muerte de Franco. Mientras Franco agonizaba, Suárez llevaba a cabo conversaciones (diálogos) con sectores de la oposición. Incluso, fracciones del Opus Dei, partidarias del ingreso de España a la Europa moderna, habían logrado ya neutralizar a la eminencia gris de Franco, el terrible Carrero Blanco, antes de que éste fuera ejecutado por la ETA.
Del mismo modo, una de las dictaduras más terribles que ha asolado Latinoamérica, me refiero a la de Pinochet en Chile, se vio obligada a bajar sus niveles de represión cuando aparecieron síntomas de desgaste. A la hora del plebiscito la gran mayoría de la clase política exiliada había regresado al país. Una parte de la prensa abría sus páginas a la oposición. Todavía se recuerda al “dedo” televisivo, acusatorio y valiente de Ricardo Lagos. Tenían lugar demostraciones públicas y reuniones cerradas de partidos. El laureado filme NO, lo evidenció muy bien.
En ninguno de ambos casos, ni en el franquista ni en el pinochetista, la apertura fue un regalo de las dictaduras. Todo lo contrario, las dictaduras fueron obligadas a abrirse, de modo que ya no son pocos quienes opinan que en ambos casos, la transición –aunque parezca paradoja– comenzó antes de la transición.
Un caso contrario es el de Cuba, donde las aperturas económicas no han sido acompañadas con aperturas políticas significantes. Pero también hay que decir que mientras la política del “mazo dando” llevó en Cuba al aniquilamiento de la oposición, la oposición de Venezuela, con más tradición, capacidad de lucha y sentido unitario, ha sabido resistir, hasta el punto de obligar al régimen a que la reconozca, no solo en elecciones, sino al nivel del debate público. ¿Imagina alguien un debate público en el cual Yoani Sánchez pudiera decir “cuatro verdades” a Raúl Castro? ¿No sería esa una gran conquista de la oposición cubana?
La MUD, con todas sus deficiencias –entre otras no haber sabido reconocer a tiempo el momento de las protestas callejeras– es una obra de arte en materia de política unitaria. Además, está mejor posicionada socialmente que el partido “salidista”, el cual entusiasma mucho a los suyos pero suma poco entre los no suyos. No por casualidad el propio Leopoldo López, poco antes de ser encarcelado, intentó asumir una postura socialdemócrata; y esa es la de la MUD.
Capriles, a diferencia de los líderes del “salidismo”, tiene mejores posibilidades que Machado o López para acceder a sectores no privilegiados y clientes del “chavismo social”. Además, por su carácter esencialmente dialógico, es tal vez el único político que tiene posibilidades de penetrar el campo hasta ahora inexpugnable de los “ni-ni”. Puede incluso que alguna vez aparezca una salida. Pero esta aparecerá como producto de la suma y no de la resta de fuerzas; de la unidad y nunca de la división.
El partido número 5. Si estamos utilizando el concepto de partido para nombrar a las partes políticas que dividen a la realidad venezolana, hemos de referirnos al movimiento estudiantil. Porque son los estudiantes quienes están cargando el peso de las protestas sobre sus espaldas. Sin los estudiantes no habría habido protestas. Sin los estudiantes no habría habido debate ni diálogo. Sin los estudiantes no habrá democracia.
A diferencia de los partidos tradicionales, el partido-estudiantil no aspira a hacerse del gobierno ni lucha por obtener posiciones de poder en el Estado. Por cierto, algunos de los jóvenes que hoy actúan serán mañana políticos de profesión, pero lo serán como representantes de otros partidos y no de los estudiantes.
La lucha de los estudiantes está desprovista de estrategias pre-concebidas y por lo mismo no está sometida a cálculos precisos. Por eso mismo no puede ser una lucha muy ordenada. Los estudiantes no son militantes ni militares que obedecen a un comando único. Eso no significa que la estudiantil es una lucha no racional. Significa solamente que esa racionalidad no es la misma que la de las organizaciones políticas, tradicionales o no.
Los partidos y sus ideologías están presentes entre los estudiantes y atraviesan a todo el movimiento, pues ningún estudiante vive en una isla. Pero a la vez, el conjunto del movimiento sigue líneas autónomas que no coinciden con las de los otros “partidos”. La razón es la siguiente: las luchas estudiantiles representan el principio de la rebelión, y toda rebelión es antes que nada negación de un determinado orden establecido.
No obstante, la lucha estudiantil no es absolutamente desinteresada. Los estudiantes luchan antes que nada por su universidad. Y como la universidad es un centro del saber y no un centro del poder, los estudiantes luchan por el derecho a saber, es decir, por el derecho a conocer, a pensar, a discutir, en breve: por el derecho a ser.
No quieren los estudiantes ser pensados por ninguna ideología, ni sometidos a ningún otro poder que no sea el que ellos mismos se dan. En ese sentido la lucha de los estudiantes es predominantemente ética y por lo mismo coincidente con todas las que surgen en defensa de la autonomía ciudadana. En breve, las estudiantiles son luchas a favor de la sociedad civil. A través de los estudiantes, la sociedad civil se defiende a sí misma.
Las rebeliones venezolanas son un eslabón más en la ya larga cadena conformada por la defensa estudiantil de la democracia. Ya sea contra Gómez, contra Pérez Jiménez, contra Chávez o contra Cabello/Maduro, han sido los estudiantes, si no los actores principales, los actores iniciales. Son ellos los que aún en los momentos de mayor derrota volverán a comenzar. Las luchas de los estudiantes no tienen final, siempre regresan.
La de los estudiantes venezolanos no es una lucha aislada ni dentro ni fuera del país. Mucho menos en este siglo XXl en el cual los estudiantes elevan sus protestas en diversos lugares del mundo, siempre allí donde la Universidad, y con ello, la sociedad civil, se encuentra amenazada.
En el Irán de 2009 fueron los estudiantes quienes se levantaron en contra de una teocracia que quería convertir a las universidades en templos de la ignorancia. En Túnez, en Egipto y en Siria de 2011, fueron los estudiantes quienes se levantaron en contra de las dictaduras de la región. También en el Chile de 2011 los estudiantes se levantaron en contra de proyectos destinados a convertir a las universidades en apéndices de las empresas.
En la Venezuela de 2014, continuando las jornadas del 2007, los estudiantes se levantan en contra del proyecto castro-chavista destinado a someter a la sociedad civil al dictado de los cuarteles. En todos estos países han sido los estudiantes quienes han representado el principio de la libertad. La misma libertad por la cual no pocos ya han perdido el don mas valioso que nos ha sido dado: la vida