viernes, 13 de junio de 2014

PODER : PROPAGANDA Y REPRESIÓN EN VENEZUELA.

El Faro: El espejo roto y la fórmula propaganda-represión

by PolitiKa UCAB
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Por: Benigno Alarcón / Jueves, 12 de junio de 2014

Los líderes son espejos de sus sociedades.


Antes de comenzar a escribir estas líneas un amigo y vecino al que me encuentro todas las mañanas muy temprano, porque hacemos ejercicio en el mismo sitio, al ritual matutino de expresar los buenos días y preguntarle ¿cómo estás?, me responde de manera nada habitual: “esperando la liquidación porque mi empresa decidió cerrar e irse del país”.
Una respuesta como esta se ha vuelto un denominador común que ha tocado la vida de mucha gente desde hace ya algún tiempo, pero cuando uno la escucha de alguien que conoce bien y es un hombre productivo de algo más de 50 años, sabe que la salida no es fácil y por ello a mi pregunta: ¿qué vas a hacer?, la respuesta fue: “cualquier cosa, lo importante es estar productivo”
Situaciones como esta, sumadas a otras aún más graves como la pérdida de un familiar víctima de la inseguridad, la falta de atención médica, la escasez de medicamentos, o la ausencia de expectativas de los jóvenes para quienes no hay trabajo, y si lo encuentran lo que si no consiguen es que los números y los sueños cuadren, hacen del día día una dinámica perversa en la que la desesperanza alimenta la inacción, y ésta a una inercia en las que más que víctimas de una situación estática, nos sentimos pasajeros pasivos, casi rehenes, de un tren manejado por otros en dirección contraria al destino deseado por muchos de nosotros, sin que estemos muy seguros de si los demás tienen alguna idea sobre hacia dónde vamos o si confían ciegamente en el chofer de la locomotora sin darse cuenta que, como en las películas, el puente está roto y vamos inevitablemente hacia un precipicio.
Algunos, se dice que los más racionales, han decidido bajarse del tren con sus maletas y buscar otro destino porque quedarse a esperar un cambio de rumbo u otro desenlace puede ser muy costoso. Otros, porque no podemos o porque no queremos, y es aquí cuando podríamos discutir pero no lo haremos si el amor es racional. Hemos decidido quedarnos para tratar de cambiar el rumbo y por momentos, como el actual, comenzamos a preguntarnos si ello es posible.
Humildemente debo reconocer que no tengo la respuesta, pero sin el menor ánimo de convertirme en historiador y menos en brujo, pero sí creo en aquel cuento de quien, encontrándose perdido en una encrucijada, sin saber si tomar la izquierda o a la derecha para llegar a su destino, ve el letrero en el piso y se da cuenta que para saberlo era necesario ver por el retrovisor y así tener claro de dónde venía.
Los líderes son espejos de sus sociedades
¿Cómo se explica que un hombre como Adolfo Hitler haya liderado Alemania, uno de los países más cultos del mundo para su momento, hacia acciones como la confrontación con el resto del Europa y el genocidio de una parte importante de su propia población, por sus raíces judías?. ¿Por qué Nelson Mandela fue elegido presidente de Sudáfrica?
Goldman, Boyatzis y McKee (2002) reconocen que el liderazgo es un fenómeno social que se explica por lo que ellos llaman ¨resonancia emocional¨ que es, aunque con algunos aderezos adicionales, lo que llamamos empatía.
Los dos ejemplos mencionados, aunque se trata de líderes bastante distintos entre sí, ambos son el  espejo de sus propias sociedades, o sea la imagen que mejor expresaba sus propias carencias, miedos, esperanzas, odios e incluso patologías. Tanto en el caso de Alemania, en el de Sudáfrica, y también en el de Venezuela, la gente buscaba un vengador que fuera expresión de sus propios odios, traumas y esperanzas. Los alemanes escogieron a Hitler para salir del estado de aislamiento traumático en el que quedaron después de perder la Primera Guerra Mundial. La población afrodescendiente de Sudáfrica  escoge a Mandela, un líder negro, para confrontar a los opresores blancos. Mientras que en Venezuela se escoge a un Teniente Coronel golpista porque ya había demostrado su decisión de acabar con el bipartidismo que había monopolizado el poder político por cuarenta años y al que se le responsabilizaba de no haber distribuido la enorme riqueza del país de manera justa.
Las sociedades confortablemente balanceadas se identifican con líderes equilibrados y poco estruendosos que no arriesguen su estabilidad, tal como sucede con la Noruega de Elna Solberg, la Suiza de Didler Burkhalter,  líderes de los que posiblemente muchos de nosotros ni tan siquiera hayamos oído hablar, pero que gobiernan dos de las democracias mejor evaluadas en el mundo. En sentido contrario, una Colombia harta de los secuestros y ataques guerrilleros buscó su solución en un hombre duro como Uribe que odiaba a la guerrilla tanto como la mayoría de los colombianos, para que emprenda su exterminio. Chávez es escogido tras un intento fallido de golpe de estado para que cumpla su promesa de freír las cabezas de Adecos y Copeyanos que por cuarenta años monopolizaron el poder, y por lo tanto eran responsables de todos los males, principalmente de la  pobreza.
Las patologías, odios o traumas que hacen que una sociedad se incline por líderes extremos no se superan con facilidad, y ello explica el por qué de la coherencia en las opiniones y actitudes que mantienen viva la polarización en la que vivimos en Venezuela, y de la cual sacan provecho quienes manipulan estas emociones, exacerbándolas para conectar con las emociones más básicas de la gente, en vez de buscar su superación, como en su momento hicieron estadistas responsables como Nelson Mandela, a riesgo de los cuestionamientos a su propio liderazgo.
Es así como, con base en estas emociones, líderes tales como Hitler, Castro, Perón, Allende, Pinochet, Franco y Chávez, entre muchos otros, tejieron una narrativa cónsona con las emociones de sus seguidores a partir de la cual se colocaron los fundamentos de la mitología necesaria para sostener su propio liderazgo. En el caso de Venezuela, como muy bien nos lo cuenta Ana Teresa Torres en La Herencia de la Tribu (2009), la mitología chavista se teje a partir de una narrativa que conecta en una especie de surrealismo mágico nuestros capítulos excepcionales de rebeldía indígena con la ¨gesta bolivariana¨, en un ¨proceso¨ continuo que se extiende hasta el día de hoy con un ¨hombre nuevo¨, que sigue buscando una independencia que por indefinida cambia de forma y contenido para adaptarse a las necesidades políticas de cada momento, haciéndose por lo tanto tan etérea como inaprehensible, y cuya mejor expresión está en la frase, ya popularmente adoptada en tono jocoso, ¨no tenemos (harina, azúcar, agua, aceite, medicinas y pare usted de contar) pero tenemos patria.¨
Es espejo roto
El chavismo, como suele decir Ángel Álvarez, se ha sustentado sobre tres pilares: carisma, clientelismo y represión, o lo que otros definen como la trinidad: pueblo, petróleo y armas.
En relación al carisma, que es el vínculo de empatía emocional con el pueblo, nos encontramos con que así como los espejos se rompen, la identidad de las sociedades con sus líderes también, y si bien es cierto que el espejismo de Chávez resultó más longevo, incluso que la mayor parte de los líderes democráticos del mundo, la historia es muy distinta cuando se trata de heredar esa conexión emocional con la gente. Es así como hemos visto producirse el descenso continuo de Maduro desde su ascenso al poder, ayudado por algunos problemas que dieron paso a una de las peores crisis económicas de las que se tenga memoria, como pasivo de aquella misma herencia.
Si al problema de la crisis política, derivada de la ruptura de la empatía emocional, le agregamos el de la crisis económica, por el déficit de recursos, terminamos frente a un gobierno cuya sustentabilidad depende del equilibrio precario que se pueda mantener sobre el tercer pilar, o sea el de la represión.
En circunstancias de gobernabilidad precaria como la descrita, las democracias suelen resolver su problema mediante la vía de la relegitimación política, lo que implica la renovación del liderazgo para, a partir de allí, ejecutar las medidas necesarias, a veces con altos costos, pero con la ventaja que otorgan las expectativas positivas depositadas en un nuevo gobierno.
Pero cuando el gobierno en cuestión no creen en la alternabilidad política, el manejo de las crisis de gobernabilidad suele hacerse de manera diametralmente opuesta, o sea no mediante el relevo y la renovación sino mediante el control político. En tal sentido, los gobiernos con vocación autoritaria no responden a estas crisis negociando una transición en el poder, al menos que las circunstancias no les dejen otra salida, sino que por el contrario evitan cualquier movimiento que pueda arrastrarles hacia una transición y tienden a cerrarse políticamente mediante un control mucho más hegemónico. Para ello, en medio de crisis económicas, como la que atraviesa Venezuela, los recursos escasos suelen concentrarse en las inversiones esenciales para mantener el poder, o sea en aquellos actores e instituciones que harán la diferencia entre mantenerse o caer.
En tal sentido, en una situación de recursos escasos, los autoritarismos exitosos que logran mantenerse en el poder no invierten sus recursos en desarrollo, infraestructura, ni se arriesgan en procesos de ajustes económicos, sino que suelen concentrar los recursos disponibles de manera preferencial en dos asuntos: represión y propaganda.
La combinación represión-propaganda, ha demostrado a lo largo del tiempo, en regímenes que han pasado por coyunturas tan o más precarias que las de Venezuela, ser una formula muy eficiente para quienes tienen como objetivo mantener el poder por encima del bienestar o el desarrollo del país. Esta ha sido la fórmula utilizada por Castro para mantener el poder durante más de 50 años, pese a las condiciones de precariedad que se viven en Cuba. De la misma forma, Duvalier, dictador vitalicio de Haití, echó mano de esta fórmula durante 14 años para mantener el control más absoluto de su país, uno de los más pobres, no solo del continente sino del mundo. Y fuera de nuestro continente,  la historia se repite con el régimen establecido por Mugabe en Zimbaue desde 1987 hasta hoy, así como con la Junta Militar que ha gobernado Birmania desde 1964 hasta el 2011.
Es así como en momentos de dificultades para el gobierno como los actuales, y aunque no tengamos los números a mano, es evidente la proliferación obscena de campañas publicitarias, la compra de espacios radiales y televisivos e incluso de medios de comunicación. Asimismo, quienes han participado o se han acercado a alguna de las muchas concentraciones, marchas o protestas se sorprendieron de ver adquisiciones recientes en vehículos antimotines chinos de última generación, así como funcionarios cabalgando en motos recién adquiridas, portando armas que no habíamos visto y ataviados, cual cruzados de una nueva religión, con armaduras tan eficientes como intimidatorias al mejor estilo de Robocop o la Guerra de las Galaxias. Pero la inversión en represión no termina allí, simultáneamente se aumenta el poder de la FANB subiéndolos al barco de los privilegios de ser gobierno para persuadirles de remar en el mismo sentido y achicar el agua para no morir en la orilla, mientras se inaugura el Banco de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y en breve una televisora operada por el mismo consorcio no solo militar, sino también político-económico. Pero como los recursos públicos no alcanzan para todo el aparato represivo aguas abajo, que incluye no solo a los armados sino a fiscales que levantan expedientes, jueces que ¨aplican las leyes¨, entre otros, algunas modalidades de emprendimiento individual y colectivo comienzan a proliferar entre cuerpos militares, paramilitares, policiales, jueces, etc. que, ante la mirada tolerante del gobierno, estructuran sus propias redes de negocios legales o no, como formas de auto-financiamiento del aparato represivo.
El problema en muchas ocasiones es la sustentabilidad del negocio público de la propaganda y la represión, al que progresivamente se van sumando actores públicos o privados que, en una forma u otra, buscan participar para tratar de atrapar una parte de los cuantiosos recursos que se distribuyen por esta vía. Es así como al espectro de actores se suman publicistas, creativos, artistas, contratistas, jueces, abogados, consejos comunales, entre muchos otros. Simultáneamente, mientras la propaganda y los medios represivos se multiplican, bienes básicos como leche, carne, harina, pasta, medicamentos, entre muchos otros van desapareciendo o están disponibles solo para quienes puedas pagarlos a los precios que impone una oferta inexistente.
Tendencias peligrosas: la pragmatización económica.
Primera: en el actual momento hay algunas señales contradictorias entre la adopción de la formula propaganda-represión y el avance hacia un modelo económico más pragmático, al estilo actual de China o Rusia, con mucha apertura económica hacia lo internacional y mayor centralización hacia lo interno, con cierre casi absoluto en lo político.
Este modelo, que es el mismo hacia el que pareciera avanzar con pasos muy pequeños Cuba, no implica una transición democrática sino la implementación de un modelo económico con mayor viabilidad que podría mejorar la base de sustentación de un régimen que mantendría su condición autoritaria. La salida de Giordani del Banco Central y el fortalecimiento del dúo Ramírez - Merentes, junto el anuncio a la banca internacional de inversión sobre la unificación cambiaria y el aumento de los precios de la gasolina,  parecieran ser señales de la inminente implementación de un paquete de medidas económicas que apuntan en sentido a una pragmatización económica que se asumiría en el corto plazo, quizás aprovechando el receso que el Mundial de Fútbol y luego las vacaciones estudiantiles podrían otorgar a la conflictividad política.
El problema es que un paquete de ajustes de las dimensiones del que el país necesita asumir, siempre significará un impacto crítico en la vida de la gente, y por lo tanto la disposición del gobierno a asumir importantes costos políticos. Emprender un giro de timón de este tipo exige, generalmente, contar con unos niveles de legitimidad política muy altos que permitan mantener la gobernabilidad del país o, en su defecto, la disposición a ejercer una represión feroz para mantener el control de la situación. Si consideramos que tales niveles de legitimidad no son justamente el capital con el que cuenta el gobierno, la necesidad de volver a la formula propaganda-represión, pareciera inevitable. La pregunta es si el gobierno podrá avanzar en los ajustes económicos al tiempo que mantiene el control del país por la fuerza, o si los costos de la represión necesaria le harán retroceder y abortar los ajustes para mantenerse en un camino, menos peligroso que el de las terapias de shock, como es el del actual deterioro progresivo.
A esto debemos sumarle que el receso de la conflictividad política podría ser engañoso si se toman en cuenta dos potenciales detonantes: la posible detención de María Corina Machado y las protestas en Brasil, que amenazan ser el principal atractivo turístico entre partidos de este Mundial, y que podrían constituirse en detonante de nuestras propias movilizaciones.
Segunda: mientras el gobierno se dedica a entender cómo se arma el rompecabezas económico, al tiempo que apaga uno que otro incendio aquí y allá, la oposición paga los platos rotos de su ingenuidad al quedarse desnudos y con las manos vacías en medio de un diálogo que resultó ser una trampa caza-bobos, que terminó sirviendo al gobierno para acabar de dividir a la oposición y llevar sus niveles de aprobación a lo más bajo que han tenido en muchos años. Al presente momento solo la oposición habla de la necesidad de diálogo, mientras el gobierno se dedica a los temas que le resultan más importantes, y UNASUR, tras haber cumplido eficientemente el rol que el gobierno esperaba de ellos, se retira discretamente de la mesa como testigos mudos, aunque no de buena fe, de un diálogo que no paso de tertulia. En conclusión, y como dijimos muchas veces, diálogo sin negociación no va a ningún lado, y sin protestas el gobierno no tenía nada que negociar, por lo que terminadas las protestas se terminaría también el diálogo.  Y, volveremos  a hablar de esto sí, y solo si, volvemos a protestar.
Tercera: mientras todo esto sucede, la comisión de Diputados para la elección de nuevos rectores abandona también el diálogo y se paraliza en medio de la selección de miembros de la sociedad civil para conformar el equipo que revisaría las credenciales de los postulados a rectores del Consejo Nacional Electoral, al tiempo que el Tribunal Supremo de Justicia, ante la baja posibilidad de que en la Asamblea se llegue a un acuerdo de sus dos terceras partes para el nombramiento de las nuevas autoridades electorales, da carácter vitalicio a los actuales rectores, quienes solo perderán su condición por el nombramiento de los nuevos.
Cuarta: el gobierno comienza a preparar su artillería pesada de cara a las elecciones legislativas del 2015, para lo cual, siguiendo la receta Chávez, se remozan las expectativas distributivas-clientelares a partir de al menos dos iniciativas: El Plan Especial para la Articulación de Misiones y Grandes Misiones, y el avance hacia el Estado Comunal, lo cual podría tener efectos sobre la distribución circuital e incluso apuntar hacia la vieja aspiración de implementar un sistema de elección de segundo grado, o sea:  Usted elige a los representantes de su Comuna, y ellos eligen a los legisladores y autoridades nacionales. La pregunta es si las expectativas que estas propuestas buscan crear son sostenibles en las actuales circunstancias y sin recursos que las sostengan, o si la formula propaganda-represión se terminará imponiendo de manera inevitable.
Como dice el refrán popular, amanecerá y veremos, mientras tanto tendremos que seguir hilando fino para comprender realmente en dónde estamos parados hoy y que posición asumir.

jueves, 12 de junio de 2014

LA POBREZA EN VENEZUELA

 #Numeralia

3 claves para saber si aumentó la pobreza en Venezuela; por Anabella Abadi y Bárbara Lira

Por Anabella Abadi M. | 23 de Mayo, 2014
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“Reducir la miseria a cero y acelerar la disminución de la pobreza” fue uno de los objetivos planteados en las Líneas Generales del Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2007-2013. Sin embargo, las estadísticas recientemente publicadas por el INE para el II Semestre de 2013 muestran que no se cumplió este objetivo. Incluso, los llamados “logros” en materia de pobreza sufrieron un importante retroceso al cierre de 2013.
1. ¿Cómo se determina si un hogar es pobre? Para calificar en la categoría de pobres los hogares, se compara el ingreso per cápita de ese hogar con la Línea de Pobreza por Ingreso, la cual considera la Canasta Alimentaria Normativa y la Canasta Básica. La Canasta Alimentaria Normativa incluye cincuenta productos alimenticios representativos del consumo de las familias venezolanas (5,2 miembros en promedio), que cubren la totalidad de sus requerimientos de energía y nutrientes. La Canasta Básica incluye 362 bienes y servicios (incluyendo los cincuenta de la Canasta Alimentaria Normativa) representativos del consumo básico mensual de la familia venezolana tipo (5,2 miembros en promedio). La Canasta Básica incluye comida, bebidas alcohólicas, vestido, calzado, vivienda (alquiler, servicios y equipamiento), transporte, salud, comunicaciones, esparcimiento y cultura, educación y restaurantes y hoteles. Para su cálculo, se estima que es dos veces la Canasta Alimentaria Normativa.
Los hogares cuyo ingreso per cápita sea menor a la Canasta Básica per cápita se denominanPobres. Si dicho ingreso per cápita es menor a la Canasta Alimentaria per cápita, entonces se denominan Pobres Extremos. De lo contrario se denominan Pobres No Extremos.
2. ¿Qué ha pasado con la pobreza en Venezuela en los últimos años? Entre el segundo semestre de 2007 y el segundo semestre de 2013, el número de hogares pobres aumentó en 94.962. El número de hogares en pobreza no extrema cayó en 19.662, pero el número de hogares en pobreza extrema aumentó en 114.624. Además, sólo entre el segundo semestre de 2012 y el segundo semestre de 2013 el número de hogares pobres aumentó en 416.326: el número de hogares en pobreza no extrema aumentó en 227.240 y el número de hogares en pobreza extrema aumentó en 189.086. Todas estas cifras se tornan más preocupantes cuando se consideran en términos de personas.
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Gráfico 1. Hogares pobres según Línea de Pobreza por Ingreso [Para ver la gráfica ampliada, haga click en la imagen]
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Gráfico 2. Personas pobres según Línea de Pobreza por Ingreso [Para ver la gráfica ampliada, haga click en la imagen]
 
Entre el segundo semestre de 2007 y el segundo semestre de 2013, el número de personas pobres aumentó en 201.352: el número de personas en pobreza no extrema cayó en 30.107, pero el número de personas en pobreza extrema aumentó en 231.459. Por otro lado, entre el segundo semestre de 2012 y el segundo semestre de 2013, el número de pobres aumentó en 1.795.884: el número de personas en pobreza no extrema aumentó en 1.058.520 y el número de personas en pobreza extrema aumentó en 737.364.
3. ¿Cómo deben leerse los datos de pobreza en Venezuela? En síntesis, con los recientes resultados publicados por el Instituto Nacional de Estadística, para el segundo semestre de 2013:
Hogares pobres: 1.899.590 (27,3% de los hogares totales)
Hogares pobres extremos: 612.051 (8,8% de los hogares totales)
Personas provenientes de hogares pobres: 9.174.142 (32,1% de la población)
Personas provenientes de hogares pobres extremos: 2.791.292 (9,8% de la población)
A estas cifras, es necesario agregar que:
1. Considerando los niveles de pobreza al cierre de año, el número de hogares pobres en Venezuela, para las cifras del INE hasta 2013, es el más alto desde 2005.
2. La pobreza medida por hogares aumentó 28% entre el segundo semestre de 2012 y el segundo semestre de 2013. El número de hogares pobres no había subido tanto en un año desde 2002, cuando subió 31,6% con respecto a 2001.
3. El aumento del número de personas en situación de pobreza entre el segundo semestre de 2012 y el de 2013 fue 24,3%. Es el mayor aumento que ha registrado la pobreza en 12 meses durante los últimos 15 años.

domingo, 8 de junio de 2014

SOCIALISMO Y POBREZA EN VENEZUELA

Perspectiva 3.0: La Salida… ¿de la pobreza?

by PolitiKa UCAB
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Por:  Mercedes Martelo / Jueves, 05 de junio de 2014
Los llamados Objetivos del Milenio, asumidos como compromiso por los países del mundo asociados en la Organización de las Naciones Unidas, contemplan en el puesto número uno, la erradicación de la pobreza extrema y el hambre. Es decir, los países del mundo se han comprometido a trabajar para lograr que sus poblaciones salgan de la pobreza y las grandes mayorías dejen de padecer hambre. El objetivo es que ‘la salida’ sea definitiva, por ello se concibe como ‘erradicación’. ¿Qué parte de ‘erradicación’ no entendió el gobierno de Venezuela?
A fin de precisar y hacer seguimiento al avance de los diferentes países con respecto al logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, la Organización de las Naciones Unidas, ONU, ha establecido metas e indicadores específicos para cada objetivo que deben ser alcanzados en rangos de tiempo determinado.
Imagen1Así, para el objetivo N° 1 (erradicar la pobreza extrema y el hambre), se establecieron las siguientes metas:
1. Reducir a la mitad, entre 1990 y 2015 la proporción de personas cuyos ingresos son inferiores a 1,25 dólares al día.
2. Alcanzar el empleo pleno y productivo, y un trabajo decente para todos, incluidos las mujeres y los jóvenes.
3. Reducir a la mitad, entre 1990 y 2015, la proporción de personas que padecen hambre.
(www.un.org/es/millenniumgoals)
Considerando el mundo como un todo y de acuerdo con sus informes de seguimiento, la ONU dio por cumplida la meta número uno en el año 2010, esto es, cinco años antes del tiempo límite establecido (año 2015). Se continúa de todas formas trabajando en programas para seguir disminuyendo la proporción de personas en condición de pobreza extrema en el mundo. Las metas 2 y 3 siguen programadas para el 2015.Desde la perspectiva global de la ONU, se considera entonces como pobreza extrema, la condición de tener menos de 1,25 dólares diarios para suplir las necesidades básicas personales.
Nadie espera retrocesos en los logros alcanzados, al contrario, se tienen fundadas expectativas en la posibilidad de alcanzar el objetivo propuesto y disponer de los recursos necesarios para proponerse nuevas metas como una nueva reducción a la mitad de la pobreza extrema hacia mediados de la segunda década del siglo.
Entre tanto en Venezuela, ni siquiera las expectativas están claras. El tema de la pobreza ha saltado de las vicisitudes de nuestra cotidianidad a la palestra de la opinión pública en los últimos días, para protagonizar un ‘escándalo’ nacional: ¡las cifras oficiales del INE reflejan un incremento de la pobreza en 2013!
La prensa nacional da cuenta de la información resaltando los datos como se muestra a continuación:
  • El porcentaje de hogares venezolanos que viven en situación de pobreza pasó de21,2%  a finales de 2012, a 27,3% para finales de 2013 y el mismo comportamiento presenta el indicador de hogares en pobreza extrema que pasó de 6,0% a finales del 2012 a 8,8% a finales del 2013[1].
  • “Para el año 2019, Venezuela debe llegar a tener cero por cien de pobreza en el país", auguró el presidente de la República, Nicolás Maduro, durante el lanzamiento del Sistema Nacional de Misiones en agosto del año pasado…Sin embargo, los resultados difundidos por el INE muestran que se camina en dirección contraria a la consecución de este objetivo[2].
  • En el segundo semestre de 2012, un total de 1.483.264 hogares se encontraban en situación de pobreza, mientras que para el mismo período de 2013 esta cifra había aumentado a 1.899.590, según la metodología de medición de la pobreza del INE basada en el nivel de ingresos de cada hogar[3].
  • Pese al empeño del Ejecutivo en afirmar que los venezolanos cuentan con el mejor salario mínimo del continente, la realidad es que la remuneración básica no solo ha sido desplazada por otros países, sino que es la única nación en Suramérica que experimenta un retroceso salarial.   Al utilizar una tasa de cambio promedio equivalente a 15 bolívares por dólar, debido a que la economía se rige por tres paridades, el salario mínimo en Venezuela se ubica en la actualidad en 283,4 dólares. Esto representa una contracción de 36,8% con respecto a 2009, cuando la remuneración básica era de 449 dólares…La devaluación no es el único mal que enfrenta el salario mínimo, sino también está golpeado por una alta inflación. Según Económetrica, el poder de compra del salario mínimo en 2013 se contrajo 7%[4].
Al observar las cifras sobre la pobreza publicadas por el INE en su página en internet, encontramos que efectivamente, luego de 15 años “en revolución”, bajo la conducción de un solo gobierno a efectos prácticos, ya que sólo a partir de 2013 tenemos un nuevo presidente, al iniciarse el año 2014 en Venezuela tenemos más de nueve millones de personas en la pobreza (9.174.142), lo que representa un 32% de la población, casi 1 de cada 3 venezolanos está en condición de pobreza. Pero además, cerca de tres millones (2.791.292) de personas se encuentran en situación de pobreza extrema, esto representa aproximadamente, un 10% de la población, es decir, 1 de cada 10 venezolanos se encuentra en el umbral de la pobreza extrema.
Desde el punto de vista gubernamental, el ‘gobierno revolucionario’ ha realizado un importante esfuerzo en la lucha contra la pobreza, y así lo proclama con gran énfasis, ya que antes de 1999 se encuentran cifras mayores de pobreza.
En efecto, a finales de 1998 se registran en las estadísticas del INE más de once millones de pobres (11.414.852) que representan un 50% de la población y sobre cuatro millones y medio (4.533.763) de personas en pobreza extrema que representan alrededor de un 20% de la población. En cifras relativas se aprecia un gran avance en este terreno ya que el porcentaje de población ubicada como pobre pasa de 50% a 32% y el porcentaje de población en pobreza extrema pasa de 20% a 10%, por eso se habla de haber cumplido el objetivo del milenio.
No obstante, si miramos las cifras absolutas, en estos quince años se han reducido los pobres en poco más de dos millones de personas (2.240.710) lo que representa aproximadamente un 20% apenas del total de pobres a principios de 1999. Algo similar se observa respecto a la pobreza extrema que se redujo en 1.742.471 personas, lo cual representa un 38% con respecto al total de personas en pobreza extrema a principios de 1999. En términos reales pues, los resultados son menos atractivos. Hay estudios detallados de prestigiosos investigadores de la UCAB y otros centros de investigación en el país, que ofrecen más información y resultados menos alentadores sobre los niveles de pobreza a nivel nacional, tomando en cuenta las diversas metodologías de medición de la pobreza que se aplican a nivel internacional.
No deja de ser loable el logro de ofrecer a dos millones de personas la ‘salida’ de la pobreza. Sin embargo, consideramos que es un logro muy pequeño tomando en cuenta la cantidad de recursos empleados ya que el gobierno revolucionario ha contado con los mejores precios de exportación de petróleo de la historia y por tanto, con la mayor masa de ingresos que gobierno alguno pudo imaginar.
La gráfica a continuación, aunque no presenta los precios del petróleo venezolano sino precios de referencia internacional,  permite apreciar las tendencias de estos precios y expresa mejor que las palabras, la idea sobre la inmensa diferencia en el caudal de recursos disponibles por parte de los gobiernos que condujeron el país en las décadas de los 80 y 90, en comparación a los recursos disponibles por parte del ‘gobierno revolucionario’ desde los primeros años en el siglo XXI y hasta la fecha.
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Como se puede apreciar, entre 1985 y 1998 el precio de referencia internacional se ubica en el orden de los 20 dólares por barril en tanto que a partir del 2000 la tendencia lleva los precios al alza en dirección a los 100 dólares por barril. El precio promedio del barril venezolano se registró para 1998 en el orden de 9,38 dólares, para 1999 en 15,36 dólares, para 2005 ya alcanza 45,39 dólares y desde entonces se mantiene por encima de 80 dólares, habiendo llegado incluso a estar por encima de 100 dólares.
Voceros del gobierno han señalado en declaraciones recientes que la inversión social del Gobierno venezolano asciende a 623.508 millones de dólares desde 1999, esto significa en el orden de 41.567 millones de dólares de inversión por año. Con tal masa de recursos invertidos era factible esperar que no tuviéramos ya al menos, población ubicada en la pobreza extrema, pero no sólo seguimos teniendo pobreza extrema sino que hay indicios suficientes, en las perspectivas del comportamiento de la economía, para suponer que se revertirán los escasos logros obtenidos.
¿Y qué se puede pensar, decir y sentir al respecto?, ¿qué institución, qué autoridad va a asumir la responsabilidad de esta situación?. Mientras el gobierno ¿socialista? ha venido manejando a discreción un flujo abundante de recursos, la población en sus diferentes estratos viene enfrentando numerosos problemas de escasez, esto es, de pobreza, porque la noción de pobreza está intrínsecamente ligada a la existencia de la escasez. Y la escasez se está instalando entre nosotros. Por lo tanto, el INE no ha hecho más que verificar lo que la mayoría de nosotros sabe, vive y siente desde hace tiempo.
Como era de esperar, diferentes representantes del gobierno han salido a sacudir el trapo rojo de la ‘contra-información’, cuestionando las cifras del INE o cambiando su significado. La cruda realidad es que cada vez es más difícil engañarnos. La escasez, es decir, la pobreza, se extiende como epidemia sobre todas las capas de la sociedad venezolana amenazando con arrasar el fruto de la movilidad social que en otros tiempos se entendía como expresión del esfuerzo de la población por progresar y hoy parece reducida a expresión de la capacidad para obtener prebendas de quienes tienen el poder.
La Pobreza Como Condición
Hasta aquí hemos comentado aspectos de la pobreza que se relacionan con factores existentes en el entorno, relativas a la posibilidad de acceso a los alimentos, a la salud, la educación y servicios básicos de vivienda, pero hay muchos otros aspectos involucrados.
La pobreza es un problema verdaderamente complejo porque comprende múltiples causas que pueden tener diferentes formas de interrelación dependiendo de otras muchas condiciones como el momento histórico, la evolución socioeconómica de los países y sus características culturales. Pero además, la pobreza involucra la propia concepción de quien la padece y sus expectativas respecto a ella. De tal manera que no es posible una definición única, universal, que satisfaga simultáneamente todas las aristas posibles.
Para simplificar un poco podemos considerar que existen dos dimensiones básicas en el problema de la pobreza, una que tiene que ver con el entorno en el que se desenvuelve la vida de los seres humanos, la vida específica y concreta del día a día, y otra dimensión que se adentra al mundo interno de cada persona y tiene que ver con sus percepciones y sus mecanismos de análisis y comprensión de la situación de la pobreza, independientemente de si se encuentra inmerso en ella o no.
La primera dimensión constituye una condición dada en el sentido de que determina un escenario para la vida. Desde esta perspectiva la pobreza es una condición de escasez o falta de recursos con diversos grados de intensidad hasta llegar al nivel extremo de no contar ni siquiera con la capacidad de acceso a los alimentos indispensables para la subsistencia. En esta dimensión, la pobreza se puede medir en términos de ingresos y de recursos disponibles en general para la educación, la salud, la vivienda y el trabajo remunerado.
En esta dimensión se concentra la mayoría de la atención de los interesados en el tema desde la perspectiva académica, político-social y gubernamental. Tales esfuerzos se dirigen a estudiar el fenómeno, describirlo, tratar de identificar sus causas y buscar mecanismos para disminuir o paliar sus consecuencias. En esta dimensión se trabaja el problema como una situación de desigualdad en la distribución de los recursos, por tanto, el Estado y las organizaciones de la sociedad civil juegan un papel fundamental en la creación de mecanismos para contrarrestar esa desigualdad y servir como factores de redistribución de dichos recursos. Se constituyen pues, a sí mismos como sujetos activos de una relación con otros sujetos, los pobres, a quienes van a dirigir su acción.
Así, en general en esta dimensión, parece que los sujetos que viven la condición de pobreza, sus protagonistas por decirlo de alguna manera, constituyen el elemento pasivo de la relación y no se espera que hagan otra cosa que esperar a que el Estado, los organismos internacionales, las organizaciones caricativas, los movimientos revolucionarios, o cualquier otro ente, lleguen con los recursos de la redistribución; incluso parece que se les conmina a esta condición pasiva, tal vez porque eso define entre otras cosas, quien mantiene el control sobre los recursos.
No obstante, en esta dimensión es que se necesita también de la acción de los sujetos en condición de pobreza, orientada no sólo a la recepción y uso adecuado de los recursos recibidos sino también a generar el impulso adicional que los lleve a salir de su condición de pobres para mejorar su calidad de vida (lo cual no quiere en ningún caso significar que se conviertan en ‘ricos’).
El aspecto de la calidad de vida es sumamente interesante porque hay allí mucho espacio de trabajo posible por parte, tanto de los que llamamos sujetos activos, como de los sujetos en condición de pobreza en relación con factores como la solidaridad, la limpieza y conservación del hábitat, los hábitos de alimentación, higiene, vestido, recreación. En otras palabras no son los millones de dólares el único recurso con el que se puede atacar la pobreza, y esta conclusión nos lleva a la otra dimensión que mencionamos anteriormente.
La Pobreza Como Percepción
En esta dimensión, entra en juego el factor individual, independientemente del grado de conciencia con respecto al tema, hay una percepción del fenómeno y una percepción de sí mismo con respecto a él, tanto si se es pobre como si no lo es. En esta dimensión, en el mundo interno del individuo, es donde se encuentra otra cantidad de recursos a los que es necesario acceder para construir la fuerza necesaria que requiere el impulso para ‘salir’ definitivamente de la pobreza y erradicarla. Hay poca información sistemática respecto a esta dimensión por tanto nos limitamos aquí a mencionarla para hacerla evidente e invitar a su exploración.
En otros papeles de trabajo volveremos sobre el tema con más elaboración.
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¿Se Puede Salir De La Pobreza?
La respuesta a esta pregunta cuenta con numerosos ejemplos en positivo en diferentes épocas y diferentes lugares del mundo. Claro que se puede ‘salir’ definitivamente de la pobreza y ello no es solamente un problema de nivel de ingresos, es también un asunto de concepción y percepción de sí mismo y de generación de fuerzas que puedan apalancar el impulso necesario según las condiciones de momento y lugar en cada caso.
Hay nuevos caminos por desarrollar para lograr la superación de la pobreza y en Venezuela también podemos trabajar en ellos.