sábado, 4 de julio de 2015

LAS TRES ETAPAS MÁS VIOLENTAS EN LA HISTORIA DE VENEZUELA

Las tres etapas más violentas en la historia de Venezuela

by PolitiKa UCAB
EP Salamanca Portada
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Luis Salamanca – 11 de junio de 2015
La violencia ha recrudecido en el país en los últimos tiempos hasta llegar al crimen atroz y fútil.  La ocasión es, desafortunadamente, propicia para referirnos al papel de la violencia en nuestra historia.  Venezuela vive hoy una situación en la que la gran crisis económica retroalimenta la inseguridad, especialmente, en el marco de una sociedad que pasó de la abundancia a la escasez.  Sin embargo, ni Venezuela es antropológicamente violenta ni siempre fue dominada por la muerte producto del crimen común o político; por el contrario, una revisión de la evolución del país desde la independencia, muestra que los períodos de baja violencia y criminalidad son los más comunes mientras que los de alta violencia son pocos.  De hecho sólo ha habido tres grandes etapas violentas en nuestra historia con una duración variable.  Las mismas ocupan un espacio de tiempo determinado que suele concluir dejando tras de sí una pavorosa estela de destrucción y muerte.  Por ello, me parece importante escudriñar en las características de esos períodos buscando sus semejanzas y diferencias más importantes con la esperanza de encontrar respuestas a lo que nos pasa en las primeras dos décadas del siglo XXI.
¿Cuáles son las etapas más violentas?
Las tres etapas más violentas en la historia de Venezuela han sido: la Guerra de la Independencia (1811-1823), la Guerra Federal (1858-1864) y las primeras décadas del siglo XXI (1998-¿?). La primera arrojó 262.000 muertos (Izard, 2009); la segunda masacró 60.000 personas (Mathews, 1977) y la tercera lleva  aproximadamente 200.000 fallecidos que aumentarán este año cuando se conozcan las cifras.  ¿Qué tienen en común estos períodos históricos que generan estadísticas tan altas de muertes? ¿En qué se diferencian? ¿Por qué pasadas las etapas violentas el país se pacifica? Estas y otras preguntas surgen al tratar este tema pero no puedo responderlas todas sólo me limitaré a caracterizarlas en sus principales aspectos.
Semejanzas y diferencias entre las tres etapas
La primera semejanza es que son coyunturas históricas animadas por unos sucesos políticos desmesurados y demoledores.  La primera registra el alzamiento de la colonia venezolana buscando su independencia.  Si bien esta pudo haber sido negociada, pacífica y electoral, la negativa de la monarquía española y el empeño de los criollos, nos arrojó en los brazos de la violencia propia de la guerra.  La segunda se desata a raíz del intento de eternizarse en el poder por José Tadeo Monagas y del intento de liquidación de la plana mayor del liberalismo provocando un desequilibrio político en el país que condujo al enfrentamiento armado.  Las dos primeras etapas vivieron unas guerras devastadoras que, confundidas con el delito, generaron una situación de inseguridad y mortandad espantosa.
La tercera etapa se ha dado en el marco de una sociedad democrática, tras la llegada al gobierno de un militar que había intentado derrocar al gobierno constitucional en 1992 y quien traía un proyecto de cambio generalizado del sistema político y socio-económico.  No ha vivido una guerra pero tiene estadísticas de fallecidos más alta que la Guerra Federal y, de continuar la tendencia, alcanzaría la cifra de la Guerra de Independencia que duro trece (13) años, la Guerra Federal  cinco (5) y la tercera lleva 15.
La diferencia más importante entre las tres etapas es que en las dos primeras hubo dos guerras, en la tercera, no.  La guerra es un enfrentamiento armado entre dos partes (países, grupos humanos, ejércitos, etc.) en la cual una de ellas busca destruir a la otra con fines diversos, especialmente, de imponerse y controlar un territorio y obtener el poder sobre el mismo.  En la independencia se enfrentó España contra los venezolanos que querían ser independientes; en la Guerra Federal se enfrentaron liberales contra conservadores; en la Venezuela del siglo XX no hay un enfrentamiento de ese tipo pero hay otro: quienes buscan imponer un modelo de sociedad y de Estado y quienes resisten a ese intento.  En ese contexto la criminalidad ha alcanzado cotas históricas.
La mortandad de la guerra es producto del enfrentamiento bélico aunque no se descarta el crimen común que aprovecha el caos guerrero para producirse.  Gente que aprovecha el estado de anarquía para ajustar viejas cuentas, o para cometer delitos como robar, violar y matar.  No contamos con datos que permitan distinguir los crímenes de origen bélico de los de origen delincuencial en las dos etapas guerreras.  Sin duda, la mayor cantidad de muertes fue de origen bélico.
Las guerras de la independencia y federal en Venezuela sumieron al país en una situación de anarquía.  Los mecanismos de control imperiales no funcionaron o no existían, mientras que en la guerra federal los pocos existentes dejaron de funcionar. Las sociedades de ambas etapas quedaron en estado natural, se imponía el más fuerte.  Las hostilidades demarcaron un campo de confrontación de enemigos que buscaban destruirse mutuamente mediante la violencia.  La muerte de uno era la garantía de la sobrevivencia del otro.  Fue el paroxismo de la destrucción política entre bandos opuestos.  En los dos primeros casos, no existe un estado de derecho ni un estado democrático; en el tercero, existe un estado de derecho consagrado en la Constitución y en la ley y la gente vota en diversos procesos electorales, pero hay un creciente distanciamiento entre la realidad social y la efectividad del Estado de derecho pues la impunidad, entendida como la falta de solución a los casos penales por parte de los tribunales, llega al 95%.
Socialmente hay diferencias importantes.  La colonia venezolana entró en guerra repentinamente, sin darse cuenta, casi sin proponérselo y sin saber en lo que se estaba metiendo.  Los pueblos regidos por la Capitanía General habían venido creciendo a finales del siglo XVIII, tanto en lo económico como en lo social y en lo institucional.  El crecimiento de la población era un poderoso indicador del progreso económico.  Era, sin duda, un crecimiento orientado según la rígida división social propia de una comunidad regida por criterios de castas, de sangre y donde la esclavitud era normal y las clases sometidas tenían un ritmo de crecimiento menor o nulo.  Y, sobre todo, ese auge económico se veía entorpecido por los conflictos entre los productores internos, los comercializadores y los mercaderes europeos.  La vida de un mantuano era plena en el sentido de tener todo asegurado materialmente; no así la de un esclavo; la de un pardo era relativamente intermedia entre aquellas dos.  El crecimiento económico que disfrutaba la colonia no llegaba a los grupos sometidos o llegaba por cuenta gotas. A ello se sumaban todos los rigores de la separación racial.
La Guerra Federal fue precedida de mucha pobreza, concentración de la tierra y bandolerismo social.  En lo político, se vivía la confrontación entre los gobernantes de turno que querían perpetuarse en el poder y quienes se oponían a ello.  La etapa de Chávez se inició con una alta tasa de pobreza, el malestar de la clase media, una crisis económica y, sobre todo, una crisis política de los partidos y de la dirigencia tradicional que pedía a gritos cambio político.  Chávez ofreció arreglar eso pero tomó un curso enfilado a demoler la sociedad y el Estado que estaban en crisis en 1998 y que, en 2015, nadaban en las aguas de la disolución.
Las dos primeras etapas fueron períodos de violencia insensata e irracional, vehiculizadas por la guerra y entremezclada con la violencia criminal.  Se desataron las amarras institucionales y morales en medio de un gran conflicto político.  El tercero vive un gran conflicto político en el que la violencia política está presente como amenaza constante y, en algunas, ocasiones, como realidad, pero lo que la caracteriza es la aterradora violencia común, la más alta en toda nuestra historia.  En los dos primeros casos, la violencia se desata por verdaderas guerras internas; el tercero, por la inseguridad desmedida que azota al cuerpo social junto a un gran conflicto político, drenado por vías electorales pero que no esconde su admiración por la fuerza (“la revolución es pacífica pero está armada”), al crear mecanismos institucionales como las milicias (sin base constitucional) que fue un cuerpo creado por Chávez armando a importantes cantidades de ciudadanos identificados con el oficialismo; los Colectivos que han sido armados y vienen cumpliendo funciones parapoliciales y represivas sin que se observe la voluntad decidida del Estado a hacer respetar el monopolio de la violencia legítima.  En el siglo XXI la sociedad está más armada que nunca.
Lo que la guerra de independencia se llevó
La Venezuela colonial era una sociedad cohesionada por los distintos mecanismos de control social e institucional usados por siglos y que tenía una dura institucionalidad anti-delictiva.  Aunque la delincuencia y los delitos, según la tipificación imperial, habían aumentado de manera impresionante (Veracoechea, 2002) en los últimos 30 años del siglo XVIII, por esta causa no parecía haber una cifra muy alta de muertos. No era una colonia en crisis antes de la guerra sino en crecimiento, próspera, cada vez más importante en la estructura imperial.  Pero la guerra desató las amarras institucionales y la colonia entró en una vorágine de crimen y destrucción.  Una vez ocurrido el 19 de abril de 1810 que tanto españoles como patriotas conceptuaron como una “revolución”, en agosto del mismo año, España declaró un bloqueo naval, no sólo bélico sino también alimentario, a la provincia alzada y el 10 de marzo de 1812 se inició la guerra que duraría trece (13) años.  Los grupos sociales cayeron en una situación de ansiedad, incertidumbre y confusión acerca de los acontecimientos presentes y futuros.  La enemistad se desató y los grupos (antes coexistentes) ahora se enfrentaban como enemigos a muerte y recurrían ambos al mismo repertorio de lucha.  En ese río revuelto pescaron sujetos como Boves cuyo patrón de conducta era una mezcla increíble de búsqueda de justicia social con el resentimiento y el delito.
La conflagración puso a prueba la capacidad de los mecanismos formales de control de las conductas antisociales.  Sin embargo, las guerras de todos contra todos, pues, fueron varias guerras en una sola, se llevaron por delante la institucionalidad. La Real Audiencia, que era el poder judicial de la época, resistió pero no pudo evitar el desencadenamiento del delito común y de guerra entremezclado con las bajas bélicas.  Incluso Boves la disolvió en Caracas creando un parapeto judicial sustituto (Chiossone, 1980). La confrontación no fue sólo entre realistas y patriotas. Estimulados por el quiebre del control institucional se produjo una reacción en cadena que cortó los lazos que sometían a todos los sectores sociales a las normas reguladoras de conducta. Los lazos de la dominación social se resquebrajaron. Esclavos, indios y pardos se sublevaron siguiendo su propio interés o los de otros.  Las pasiones se encresparon, los odios raciales y sociales se desencadenaron y cada sector buscó sus propios objetivos sociales y políticos, además de militares.  Para cambiar la correlación de fuerzas sociales Simón Bolívar dictó el Decreto de Guerra a Muerte.  En la Carta de Jamaica pasó revista a la historia del nuevo mundo desde el descubrimiento hasta el momento en el que escribe ((1815).  La guerra cortó el lazo que unía a Venezuela con España, el “imperio de la dominación”.  Lo que antes unía ahora dividía, la sociedad se polarizó mediante el odio, el cual es “más grande que el mar que nos separa de ella; menos difícil es unir los dos continentes, que reconciliar los espíritus de ambos países.”[1]  América, no sólo Venezuela, combatía con desesperación por su libertad. Pero los efectos para ésta eran los más destructivos.
“En cuanto a la heroica y desdichada Venezuela, sus acontecimientos han sido tan rápidos, y sus devastaciones tales, que casi la han reducido a una absoluta indigencia y a una soledad espantosa; no obstante que era uno de los más bellos países de cuantos hacían el orgullo de la América.  Sus tiranos gobiernan un desierto; y sólo oprimen a tristes restos que, escapados de la muerte, alimentan una precaria existencia: algunas mujeres, niños y ancianos son los que quedan.  Los más de los hombres han perecido por no ser esclavos, y los que viven, combaten con furor en los campos y en los pueblos internos… Cerca de un millón de habitantes se contaba en Venezuela; y, sin exageración, se puede asegurar que una cuarta parte ha sido sacrificada por la tierra, la espada, el hambre, la peste, las peregrinaciones; excepto el terremoto, todo resultado de la guerra.”[2]
Diez años después, Venezuela era un paisaje físico y social destruido.  Las  cifras difieren entre 250.000 a 262.000 muertos.  Pero cualquiera que sea muestra como la guerra provocó la despoblación del país y de sus ciudades que contaban con 800.000 habitantes.  Caracas pasó de 50.000 habitantes en 1812 a 21.000 en 1814: 10.000 por el terremoto, 5.000 por la guerra y 14.000 por la huida hacia oriente.  Y aún faltaban 8 años de guerra.  Los blancos casi desaparecen del todo, muchos a manos de Boves.  La economía quedó destruida provocando la escasez, la inflación y la hambruna.  La contienda había sido, además de civil, una verdadera guerra económica que nadie ganó; la perdieron las generaciones siguientes.  Venezuela nació destruida.
Si bien no contamos con estadísticas sobre los delitos comunes otras fuentes dejan ver el incremento de los mismos al calor de la ruptura del control social.  Proliferó el abigeato, abundaron los ladrones y los vagos, los salteadores de camino.  Se dictó prohibición de circulación por los llanos sin pasaporte y pena de muerte para quien robara cinco animales de ganados.  La independencia devastó todo el progreso alcanzado.  Al concluir las hostilidades Venezuela era una tierra arrasada, enmontada, sin hombres productivos, con mujeres solas, sin alimentos para vender, casi todo el mundo pobre.  Con razón Bolívar dijo: “Hemos obtenido la independencia a costa de todo lo demás”.  Todo lo demás era, literalmente, todo.  Territorio, riqueza, seres humanos.  Grupos sociales enteros aniquilados.  No es comprensible la afirmación de que la estructura social no cambió como consecuencia de la guerra de independencia vista toda la devastación producida.  Es la etapa más violenta de nuestra historia. Por ahora.
Tales fueron los costos de esta gran confrontación política que vino acompañada de un profundo cataclismo sociopolítico.  Llámesele como se le llame, guerra o revolución, el precio pagado fue muy alto.  Y lo sufragaron todas las generaciones: las presentes y las futuras.  Venezuela en el siglo XIX fue un pobre país como consecuencia de la guerra de independencia rematada por la guerra federal.
La guerra federal
Un segundo hecho de proporciones catastróficas fue la Guerra Federal.  Venezuela aún no se había recuperado de los efectos de la guerra de independencia y, por el contrario, el cuadro social posterior a ella, era inflamable, cuando estalló la Guerra Federal.  Cinco años de destrucción de la economía, parcialmente recuperada de la destrucción de la independencia; de nuevo los bandos de amigos y enemigos, el odio social y político, la devastación.
La revolución chavista
Chávez no se conformó con ganar unas elecciones a los partidos tradicionales sino que fue a más, creando un campo de confrontación inédito, ajeno al campo de confrontación demoliberal.  Dividió a la sociedad en chavistas y antichavistas, polarizó política y emocionalmente al país en dos bloques, despareció el consenso y su lugar lo ocupó el conflicto, el acuerdo fue sustituido por  la imposición, la descalificación del adversario suplió al respeto político y, en la medida que el proyecto se definía como socialismo autoritario, en esa medida, el gobierno pasó por encima de la constitucionalidad y la legalidad llevando a la democracia a una precariedad muy profunda.
Su inspiración fue la Guerra de Independencia conceptuando su revolución como una segunda independencia.  El Estado fue capturado por los seguidores del mandatario dejándole las manos libres para actuar. Modificó la Constitución a fin de reelegirse indefinidamente en el cargo.  La inseguridad que venía creciendo desde el caracazo y que arrojaba cifras preocupante en 1998 (un poco más de  4.000  homicidios ese año), no fue atendida adecuadamente y, en la medida que crecía el control del poder institucional y su manipulación, crecía la tasa de homicidios hasta convertir a Venezuela en uno de los países más violentos del mundo, con una criminalidad que no conoce códigos de ningún tipo y que jamás habíamos visto. Paradójicamente, mientras más grande era el Estado más altas eran las tasas de inseguridad.
Semejanzas
Las tres etapas tienen en común que han estado sometidas a un cataclismo sociopolítico, es decir, a un gran trastorno político que deshizo o desencuadernó las instituciones a unos niveles tales que la informalidad predominó sobre la formalidad, la ilegalidad sobre la legalidad, la anarquía sobre el orden necesario para la vida estable y previsible.  En los tres casos, la violencia ha sido usada como una estrategia de poder.
En la guerra de independencia y la federal se desata la conflagración, visto que no fue posible la solución pacifica,  para lograr un objetivo político (la independencia y la imposición de uno de los bandos); en el tercer caso, se habla de una revolución que se intentó primero por un golpe militar y luego por vía electoral pero que se impone unilateralmente llevándose por delante los mecanismos democráticos y no renuncia a la violencia como argumento final y, por tanto, se ve a sí misma pacífica pero armada.  Desarrolla un armamentismo inusual en América Latina, crea una milicia, crea grupos paramilitares y habla permanentemente de la salida armada (como otra forma de defender a la revolución) en el marco de unas relaciones entre los actores políticos y los grupos sociales alimentadas por la lógica devastadora de amigo-enemigo. La revolución ha instaurado la política del desprecio por el adversario, su criminalización, su demonización y su estigmatización, intentado cerrarle todas las vías para llegar al poder.  Todo ello recogido en el slogan fundamental del gobierno (“Patria Socialista o Muerte”) hasta el 2012, cuando la enfermedad del primer mandatario aconsejó retirarlo más por superstición que por convicción religiosa.  La revolución propiamente dicha provoca efectos disolventes en la vida diaria y ello empieza por las formalidades legales.  Todo en conexión con la necesidad de mantener el poder a perpetuidad porque las revoluciones no tienen plazo de finalización, nunca terminan, siempre se están haciendo, a menos que alguien las finalice como, por ejemplo, Napoleón Bonaparte, quien en 1800 dijo: “La revolución ha terminado”.
Pese a todo, nuestra historia aconseja ver la violencia actual como una etapa, como un período de inseguridad generalizada pero que puede ser controlable para dar paso a una vida más tranquila y más segura.  Aunque no se visualiza cómo saldremos de este atolladero, es posible pensar que será superado este período de violencia dantesca, si se desmontan los factores que alimentan la violencia.  En el pasado, una vez cesadas las hostilidades de la guerra y superada la lógica amigo-enemigo y recuperada o introducida una lógica institucional y de cooperación entre adversarios, el recurso a la violencia desatada disminuyó sensiblemente aunque ello no significara la desaparición total de diversas formas de inseguridad y violencia contra las personas y sus bienes.
[1] Ibíd. p. 160.
[2] Ibíd. p. 161

INFORME ANUAL DDHH: EXCLUSIÓN Y AUTORITARISMO CARACTERIZARON GESTIÓN DE 2014

Informe Anual DDHH: Exclusión y autoritarismo caracterizaron gestión gubernamental en 2014

by PolitiKa UCAB
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La ineficiencia en la gestión pública y la adopción de medidas en el plano económico que acentuaron la caída del salario e impactaron negativamente en la calidad de vida de las y los venezolanos son algunas de las razones por las cuales los derechos humanos en el país no están plenamente garantizados, se señala en el Informe Anual de Provea correspondiente a 2014.
Las proyecciones en materia de pobreza son preocupantes. La gestión del presidente Maduro ha generado un aumento significativo en la cantidad de personas excluidas en el país. Todos los indicadores socio-económicos que contribuyeron con el crecimiento de la pobreza en el 2013 empeoraron en el 2014 (inflación, escasez de productos, estancamiento del empleo, reducción de recursos para las misiones, deterioro del servicio público nacional de salud y caída en el ritmo de construcción de viviendas), por lo cual se infiere que la pobreza creció nuevamente. Si la tendencia se mantiene, para finales de 2015 tendremos en Venezuela la misma cantidad de pobres que existía en el año 2000, cuando se contabilizaban 10.954.595 personas en dicha situación.
La escasez, un problema cotidiano
La escasez de alimentos y medicinas, que compromete los derechos a la alimentación, a la salud y a la vida, se puede verificar en las colas que a diario deben hacer los venezolanos para abastecerse de lo más esencial.
A pesar que desde febrero de 2014 el Banco Central de Venezuela omitió el indicador de escasez en sus boletines mensuales de inflación, de manera extraoficial se conoció que para el mes de agosto de ese año el índice de escasez de productos de la cesta básica alcanzó la cifra de 35%, superando el record de 29,4% registrado en febrero, última cifra oficial emitida por el instituto emisor.
Según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadísticas, para noviembre de 2014 el valor de la canasta alimentaria se ubicó en 6,382.62 bolívares, mientras que el salario mínimo se ubicó en 4.889,10 bolívares. De acuerdo con las cifras suministradas por el INE, entre 2008 y diciembre de 2014 se acumula una inflación de 727,74% en el costo de la canasta alimentaria.
En cuanto a las medicinas, el gremio farmacéutico reportó que el desabastecimiento aumentó de 15% en 2011 a 60% en 2015 en Caracas, mientras que en el resto del país el índice de escasez se sitúa en 70%.
La salud en el país se encuentra privatizada por la vía de los hechos
 Las precarias condiciones en las que se encuentra la atención sanitaria en Venezuela compromete el bienestar físico de la población y de muchos grupos de personas cuya vida está enlazada con la disponibilidad de recursos médicos. A su vez, el empeoramiento de estas condiciones está conduciendo a que los costos de las deficiencias y la escasez se trasladen al bolsillo de las personas y de sus familias, haciendo cada vez más restrictivo el acceso a la salud de los sectores de menores recursos. Nunca antes en la historia reciente del país, la cobertura de la medicina privada ha tenido tanto crecimiento, como el registrado durante los últimos años. La Asociación de Clínicas y Hospitales Privados calcula que para el año 2014 sus 236 clínicas afiliadas cubrían más del 50% de la población usuaria. Apenas hace 4 años el promedio rondaba menos de 20%.
El número de denuncias registradas sobre deficiencias de los centros públicos de salud pasó de 1.976 en 2013 a 2.665 en 2014, lo que representa un aumento de 35%. En comparación con el año 2013, el mayor aumento de denuncias se registró en la falta de insumos o material médico-quirúrgico, cuyo peso porcentual varió de 9,62% a 11,26%, la falta de equipos médicos operativos, que subió de 5,76% a 8,44%, y el cierre o suspensión de servicios, el cual escaló de 5,47% a 11,33%.
La implosión de Misión Vivienda
El análisis de las memorias y cuenta del Ministerio de Vivienda correspondientes a los años 2013 y 2014 alertan sobre el estancamiento de la principal política pública en la materia del país: la Gran Misión Vivienda Venezuela.
Para el año 2013 se construyó la mayor cantidad desde la creación de la misión: 201.074 casas. Sin embargo, para el año 2014 la ejecución logró levantar sólo 64.680 viviendas, lo cual constituye una reducción del 67,9%.
Según la totalización realizada desde el año 2011, fecha de inicio de la Gran Misión Vivienda Venezuela, hasta diciembre del año 2014 se habrían construido 611.856 viviendas, es decir un promedio anual de 152.964 casas. Esta cifra representa el cumplimiento de la mitad de la meta anunciada por el presidente Hugo Chávez el 13 de febrero de 2011, cuando anunció la creación de dicho programa. En esa oportunidad prometió la construcción de 2.000.000 de viviendas en 6 años, lo que implica la construcción de 333.333 por año.
Educación: los mayores logros
Respecto de la educación inicial, destaca que la matrícula tuvo un significativo incremento de 6,8% respecto del lapso anterior. Se incrementó tanto el sector oficial (7,2%) como el privado (5%), de modo que se detuvo la tendencia negativa que veníamos señalando en dos lapsos anteriores, siendo el número total más alto en toda la década. Si analizamos los diez años, el nivel en su conjunto creció 26,8%: Las dependencias oficiales crecieron 18%, mientras que las privadas crecieron 88,2%
Para el nivel de educación media (segmento de 1° a 3er año) hubo un crecimiento de 0,7% respecto del lapso anterior que, aunque a menor ritmo, sigue consolidando la tendencia positiva. La recuperación fue también de 0,7% en el sector oficial y de 0,9% en el privado. A lo largo de la década este segmento creció 11% (4,8% en las dependencias oficiales y 32,2% en las privadas). La tasa neta para este nivel se ubica en 91,6% y la neta en 73,7%. En el último año y a lo largo de la década, la inclusión educativa evolucionó positivamente, salvo en el segmento de 6 a 11 años donde ha habido una leve disminución.
Según datos de la Memoria y Cuenta 2013 del Ministerio del Poder Popular para la Educación, el país cuenta con 27.460 planteles, lo que significa un crecimiento interanual de 1,3% respecto del lapso anterior, con lo cual se consolida la tendencia ascendente señalada desde hace tres períodos. Desde el año escolar 2003-04 (cuando comenzamos a tomar en cuenta este indicador) hasta el presente (10 lapsos) el incremento ha sido de 12%. Si bien es cierto que el número de planteles es el más alto de la década, son insuficientes todavía para incluir progresivamente a la población en edad escolar que aún se encuentra fuera del sistema.
En el sector universitario persistieron las denuncias de representantes de asociaciones y federaciones de profesores universitarios sobre renuncias y éxodo masivo de docentes a otros países, debido a los bajos salarios que perciben y a las malas condiciones de trabajo.
La lógica de la represión
Ante la imposibilidad de satisfacer las demandas ciudadanas en materia de derechos humanos, la respuesta del gobierno ha sido la represión, que en 2014 se llevó a cabo con particular brutalidad durante las protestas que se desarrollaron entre febrero y junio.
Un total de 220 víctimas de violación al derecho a la vida se registró en 2014, lo que representa un aumento de 7,32% respecto al número de fallecimientos conocido el año anterior. Al estudiar la distribución de las víctimas de acuerdo al patrón de violación del cual fueron objeto se advierte que las “ejecuciones” continúan ocupando el primer lugar, al concentrar 189 de los casos, lo que constituye 85,91% del total de violaciones conocidas para el año en estudio.
El incremento en el número de víctimas de violación al derecho a la vida encuentra explicación parcial en el aumento de la actuación violenta y letal de los cuerpos policiales, entendida en muchos casos como un indicador de “eficiencia policial” que se ampara en la lógica de “mano dura”.
Para 2013, en el 60% del total de casos de violación al derecho a la vida las autoridades emplearon el argumento del “enfrentamiento”. En 2014 esa cifra ascendió a 64,5%. Ante el crecimiento de este fenómeno, familiares de víctimas han comenzado a organizarse para enfrentar el problema.
En cuanto al derecho a la integridad personal, durante el año pasado Provea registró un total de 2.015 víctimas, un aumento de 480,9%, respecto al año 2013.
El patrón torturas tuvo un incremento de 137%, con 185 víctimas registradas durante este lapso, frente a 78 registradas en el período anterior. En cuanto a tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes, el número ascendió un 147% siendo identificadas 634 víctimas, 378 más que en el estudio anterior.
Provea individualizó 1.094 heridos y lesionados, lo cual representa un incremento de 284,89% con respecto a lo registrado en 2013. Del total de heridos, 1.032 corresponde a las manifestaciones de diversa índole realizadas a lo largo del año, lo que constituyó un aumento del 326% respecto al año anterior. Se contabilizaron 31 denuncias sobre amenazas y hostigamientos que involucran a 51 víctimas, lo que implica un aumento de 15% con respecto al 2013, cuando se registraron 44 víctimas. Y en materia de allanamientos se registraron 51 casos con 51 víctimas identificadas, es decir una disminución de un 43% en comparación con los 91 casos que se contabilizaron el año anterior.
Extraído de: Prensa Provea

LOS CIUDADANOS EN EL DESARROLLO LOCAL

Los ciudadanos en el desarrollo local

by PolitiKa UCAB
Debate Ciudadano Portada (1)
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Carlos Romero Mendoza – 3 de julio de 2015
La Conferencia Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo Sostenible, organizada en 1992, que se recuerda como la Cumbre de la Tierra, logró un compromiso global de los países miembros de la ONU en aplicar políticas ambientales, económicas y sociales, incorporando la participación de la sociedad y reconociendo el rol de los gobiernos locales en esta labor a través del Programa 21 o Agenda 21.
Debate Ciudadano 2 (1)Aquél compromiso reconocía que para alcanzar un desarrollo sostenible, uno de los requisitos fundamentales era la amplia participación de la opinión pública en la adopción de decisiones.  El capítulo 23 de aquellaAgenda 21, reclamaba que en el contexto más concreto del medio ambiente y el desarrollo, era necesario emplear nuevas formas de participación.
Precisamente ese llamado a la participación en la ruta hacia el desarrollo sostenible, impulsó el compromiso político de Barcelona, España, de crear su Agenda 21, que se concretó a través de un documento llamado Compromiso Ciudadano por la Sostenibilidad 2002-2012.
Debate Ciudadano 3 (1)Ese compromiso fue el producto de un proceso complejo de participación ciudadana, desarrollado desde un espacio llamado Consejo Municipal del Medio Ambiente y Sostenibilidad, creado por el Ayuntamiento de Barcelona en el año 1997[1] y que a partir del año 2014 se transformó en el Consejo Ciudadano para la Sostenibilidad, sin perder su condición de órgano consultivo y de espacio institucional de participación ciudadana en temas relacionados con la sostenibilidad[2].
La labor voluntaria que desempeñó el Consejo Municipal del Medio Ambiente y Sostenibilidad, a través de diferentes grupos de trabajo y con la participación de una amplia representación de los distintos actores sociales de Barcelona, logró definir 10 ejes estratégicos que fueron expresados de la siguiente manera[3]:
Debate Ciudadano 4 (1)1.-  Proteger los espacios libres y la biodiversidad y ampliar el verde urbano; 2.-  Defender la ciudad compacta y diversa, con un espacio público de calidad; 3.-  Mejorar la movilidad y hacer de la calle un entorno acogedor; 4.-  Alcanzar niveles óptimos de calidad ambiental y conseguir una ciudad saludable;  5.-  Preservar los recursos naturales y promover el uso de renovables;  6.-Reducir la producción de residuos y fomentar la cultura de reutilización y el reciclaje; 7.-  Aumentar la cohesión social, fortaleciendo los mecanismos de equidad y participación; 8.- Potenciar la actividad económica orientada hacia un desarrollo sostenible.  9.-  Progresar en la cultura de la sostenibilidad mediante la educación y la comunicación ambiental.   10.- Reducir el impacto de la ciudad sobre el planeta y promover la cooperación internacional.
Debate Ciudadano 5El compromiso de Barcelona con el desarrollo sostenible, entendido, de manera muy sencilla, como el apasionante camino de ser felices consumiendo sólo lo que necesitamos y sin comprometer la felicidad de los demás[4] es renovado a través de un nuevo Compromiso Ciudadano por la Sostenibilidad 2012-2022[5], el cual registra unos 10 ejes estratégicos, que se perciben de su lectura como un paso adelante en la ruta hacia el desarrollo sostenible.  Esos ejes son:
1. Biodiversidad: del verde urbano a la renaturalización de la ciudad; 2. Espacio público y movilidad: de la calle para circular a la calle para vivir; 3. Calidad ambiental y salud: de los estándares a la excelencia; 4. Ciudad eficiente, productiva y de emisiones cero: de la Barcelona tecnológica a la Barcelona inteligente; 5. Uso racional de los recursos: de la sociedad del consumo al consumo responsable; 6. Buen gobierno y responsabilidad social: de la intervención sectorial a la coordinación efectiva; 7. Bienestar de las personas: de la ciudad acogedora a la sociedad cohesionada; 8. Progreso y desarrollo: de la preocupación por la sostenibilidad a una economía basada en lo sostenible; 9.Educación y acción ciudadana: de la concienciación a la corresponsabilización con conocimiento de causa; 10. Resiliencia y responsabilidad planetaria: de la respuesta puntual a la acción global.
Debate Ciudadano 5El Consejo Municipal de Medio Ambiente y Sostenibilidad vuelve a ser ese espacio plural que en Barcelona garantizó la amplia participación de los actores locales en la renovación del Compromiso Ciudadano por la Sostenibilidad 2012-2022.  La página web institucional del Ayuntamiento de Barcelona, permite valorar esa experiencia que transformó la participación de una referencia teórica a una realidad concreta.
El Consejo Local de Planificación Pública (CLPP), aparece en la arquitectura institucional venezolana como la instancia de participación idónea para lograr los consensos básicos sobre los cuales construir la hoja de ruta hacia el desarrollo, tal y como se hizo en Barcelona, España.
Debate Ciudadano 6 (1)Pero para que ello sea así, es necesario, primero, el reconocimiento del Municipio como actor esencial del desarrollo desde lo local; segundo, la comprensión y defensa de la autonomía municipal en la gestión de todos aquellos asuntos que son propios de la vida local y por último, una reforma a la Ley del Consejo Local de Planificación Pública (CLPP) orientada a garantizar la pluralidad en la participación ciudadana.
Luego de 23 años desde que en 1992 se presentó la iniciativa global Agenda 21Venezuela no logra presentar avances en su compromiso con el desarrollo sostenible y en consecuencia, experiencias como la que se ha compartido del Compromiso Ciudadano por la Sostenibilidad de Barcelona, España, difícilmente encuentra espacio en el Socialismo del Siglo XXI.   La dinámica política, la cultura participativa y la realidad urbana del país, nos advierten que Venezuela va quedándose rezagada en la ruta hacia el desarrollo.
[1] Ayuntamiento de Barcelona.  Normas Reguladoras del Consejo del Medio Ambiental y Sostenibilidad. 27 de marzo de 1997.  Online en:http://www.bcn.cat/agenda21/A21_normes_cas.htm
[2] Reglamento de Funcionamiento Interno del Consejo Ciudadano para la Sostenibilidad. Boletín Oficial de la Provincia de Barcelona. 03 de noviembre de 2014. Online en:https://bop.diba.cat/scripts/ftpisa.asp?fnew?bop2014&11/022014027828.pdf&1
[3] Consejo Municipal de Medio Ambiente y Sostenibilidad. Compromiso Ciudadano por la Sosteniblidad 2002-2012.  Ayuntamiento de Barelona.  Online:http://www.bcn.cat/agenda21/compromis/compromiscastella.pdf
[4] Consejo Municipal de Medio Ambiente y Sostenibilidad. Compromiso Ciudadano por la Sosteniblidad 2002-2012.  Ayuntamiento de Barelona.  Online:http://www.bcn.cat/agenda21/compromis/compromiscastella.pdf
[5]Ayuntamiento de Barcelona.  Compromiso Ciudadano por la Sostenibilidad 2012-2022. Online en: https://w110.bcn.cat/MediAmbient/Continguts/Documents/Compromiso_Ciudadano_Sostenibilidad_2012-2022.pdf