miércoles, 11 de noviembre de 2015

Tres acciones para ‘cambiar’ el cambio climático

Tres acciones para ‘cambiar’ el cambio climático

Si no se emprendan medidas pronto casi tres millones de Latinoamericanos podrían caer en la pobreza extrema para el 2030

  • Enviar a LinkedIn22
  • Enviar a Google +1
  • Comentarios4
Familia en Chimaltenango, Guatemala / BANCO MUNDIAL
Para el mundo, poner fin a la pobreza extrema tiene fecha de caducidad y es el año 2030. Esta meta, sin embargo, parece inalcanzable cuando se analizan los efectos del cambio climático sobre las personas: desde enfermedades transmitidas por el agua que se intensifican durante las olas de calor, el fracaso de las cosechas debido a sequías o inundaciones y su impacto en los precios de los alimentos o desastres naturales que obligan a muchos a desplazarse.
De acuerdo al informe “Grandes cataclismos: Cómo abordar los efectos del cambio climático en la pobreza”del Banco Mundial, una mayor conciencia climática podría alejar de la pobreza extrema a más de 100 millones de personas para el año 2030.
Pero si no se actúa pronto, habrá casi tres millones de pobres más en América Latina y el Caribe para la misma fecha.
"El futuro no está escrito en piedra" dice Stephane Hallegatte, economista senior del Banco Mundial quien dirigió el equipo que preparó el informe. "Tenemos una ventana de oportunidad para lograr nuestros objetivos de pobreza de cara al cambio climático, siempre y cuando tomemos decisiones políticas sabias ahora."
Lo cierto es que el próximo diciembre, 196 naciones firmantes participarán en París de la COP21, la esperada conferencia sobre cambio climático. Los países participantes ya están presentando sus propuestas sobre cuánto se comprometen a reducir las emisiones de carbono.
En consonancia con esto, el estudio afirma que “es necesario estabilizar las temperaturas mundiales a un nivel seguro, lo que implica que las emisiones netas mundiales de carbono deben reducirse a cero antes de 2100”.
En concreto, ¿qué pueden hacer los países para evitar que las consecuencias del cambio recaigan sobre los más pobres? “Grandes cataclismos” plantea varias soluciones. Aquí, las más destacadas:

Agricultura inteligente

Los vaivenes del clima pueden dejar sin trabajo a muchos pobladores. El sector de la agricultura da empleo a casi el 20% de la población en Latinoamérica y el Caribe y representa más de la quinta parte del PIB regional.
Al no poder producir, muchas familias rurales se quedan sin alimentos para comer y, además, tienen que salir a comprar comida a precios más elevados. Sin ir más lejos, hace poco más de un añoCentroamérica enfrentó una de las sequías más duras de la historia: 40 días sin lluvia dejaron a más de dos millones de personas con hambre.
Ante este escenario, el informe destaca la importancia de desarrollar prácticas de cultivo y de ganado con mayor resistencia al clima. Aunque no abundan, en la región hay varios ejemplos de estas iniciativas.
En Uruguay, un país de apenas tres millones de habitantes que en la actualidad produce alimentos para 28 millones de personas, una de las claves para llegar a este hito tiene que ver con las diversas formas de fomentar la adaptación al cambio climático entre los productores rurales.
Existe, por ejemplo, un sistema totalmente informatizado que obliga a los campesinos a presentar un plan de rotación de cultivos para mantener la calidad de los nutrientes y evitar la erosión. Mediante imágenes de satélite, los expertos del gobierno pueden detectar los lugares con mayor riesgo de erosión y contactar con el productor responsable para que explique por qué no ha cumplido con su plan de rotación de cultivos.
En Brasil, por su parte, agricultores de Italva, a 311 kilómetros de Río de Janeiro, aplican técnicas para reducir (o eliminar) la necesidad de pesticidas y fertilizantes artificiales, construyen cajas de contención en las colinas para almacenar el agua de lluvia e instalan fosas sépticas para recoger los desagües de los hogares de la zona. Se llaman a sí mismos “fabricantes de agua”.

Castigo a contaminantes

De acuerdo al informe, en la mayoría de los países, los recursos que podrían obtenerse de un impuesto sobre el carbono (o de la reforma de los subsidios para la energía) permitiría incrementar la asistencia social u otras inversiones que beneficien a los pobres.
En Costa Rica por ejemplo, el mercado doméstico de carbono sirve para que las empresas puedan compensar las emisiones de CO2 que no puedan reducir de sus operaciones, trasladando ese excedente a actividades de eficiencia energética, reforestación y protección de bosques. Para los ticos es también “una manera de trasladar recursos a las regiones más pobres del país.”
Por su parte, la protección social también puede ser una aliada para proteger a los pobres de las inclemencias climáticas.
Por ejemplo, en México, beneficiarios de Prospera, el programa nacional de transferencias monetarias, son menos propensos a retirar a sus hijos de la escuela cuando enfrentan desastres climáticos. En Perú, la emisión de títulos de propiedad a más de 1,2 millones de habitantes urbanos los animó a invertir más en la infraestructura de sus hogares, lo que reduce la vulnerabilidad de estos antes las amenazas naturales.

Protección ‘en concreto’

Si sigue aumentando la temperatura promedio global, la región será una de las más afectadas en el mundo por los desastres naturales y en pocos años, al igual que ocurrió con las grandes guerras del siglo XX, podrían generarse migraciones masivas de personas en todas partes del mundo, expulsadas de sus casas y comunidades por el cambio climático.
No solo se trata de eso, los más desprotegidos frente a los desastres naturales son los pobres. Cuando el huracán Mitch golpeó Honduras en 1998, las personas en condiciones de pobreza perdieron proporcionalmente tres veces más activos e ingresos que los demás.
Para ello, el informe recomienda financiar infraestructura más robusta que beneficie, justamente, a las personas más pobres

lunes, 9 de noviembre de 2015

       

                                VENEZUELA  2016: DIÁLOGO O CONFRONTACIÓN



                          

No se necesita ser un adivino para entender que el próximo año 2016 será un año en el cual las circunstancias sociopolíticas lo caracterizarán como un año decisivo para el futuro del país.
En el año 2016 se tomará una decisión definitiva entre el dialogo o la confrontación. Confieso que me asusta la llegada del nuevo año; la profundización de la crisis económica la cual se expresará en más escasez e inflación, y un desmejoramiento más acelerado de la calidad de vida, la cual pone los pelos de punta.
Si hoy nos quejamos de que un 35 % del pueblo humilde solo está comiendo arroz con arepa dos veces al día, para el próximo año será peor aún. Si el CENDAS sigue midiendo las Canastas Alimentaria y la Básica llegará un momento en que no les quedará espacios para escribir tantos números que meten pánico cuando se revisan. Todo esto sucederá si el gobierno no cambia su política económica, y por cómo van los tiros eso no sucederá: “No entregaremos la Revolución” (Maduro)
   Los jefes de la revolución han expresado claramente que el próximo año profundizarán la revolución, que la revolución no se entrega significa que el poder no se negocia, que el diálogo se manda al carajo, que una derrota electoral no importa: “mandaremos con el pueblo y la fuerza armada en una junta cívico-militar” grita el jefe socialista.
Asimismo, queda deslegitimado que una derrota electoral el próximo 06 de diciembre les tiene sin cuidado, debido a que han dicho claramente: “hay que ganar como sea” y ladran: “los únicos que garantizan la paz somos nosotros”, es decir, si ganan hay paz si pierden hay guerra. Así de simple es la concepción socialista y bolivariana de los cambios sociales. El terrorismo de Estado en su máxima expresión.
Comprendo que el llamado Capomadurismo se encuentra en una situación difícil con el agravante, que no tienen a alguien que pueda pensar cómo salir decentemente de este atolladero y poder enfrentar la justicia con mediana entereza, pero lo que también comprendo, es que el Capomadurismo se defenderá “como sea” pero de verdad no se entregará, no se discutirá, ni consensuará una pisca de poder… fíjense ustedes, eso que llaman la Sala Constitucional del TSJ se ha convertido de hecho en una instancia supraconstitucional, que está por encima de todos los Poderes del Estado y al ser sus integrantes fanáticos militantes del oficialismo es claro que no permitirán una sola iniciativa de la nueva Asamblea Nacional, si esa iniciativa pone aunque sea un pelo en peligro el férreo control del poder. Si la Asamblea Nacional sanciona, por ejemplo, una ley de amnistía, inmediatamente el Sr. Maduro consulta sobre el carácter constitucional de la misma, lo cual supone una respuesta inmediata de esta sala: se declara inconstitucional. Así pasará con cualquier otra ley que la nueva mayoría democrática pretenda sacar adelante, se cerrarán las puertas del diálogo, el régimen se las lanzará en las narices a la sociedad en general, sobre todo a esa mayoría que realmente cree que a partir del 06 de diciembre habrá un cambio.
Claro está, la historia no es un proceso lineal, es muy contradictoria en su concreción, para decirlo en el lenguaje marxista: la historia es dialéctica en su esencia y se expresa a veces de manera incomprensible para aquellos que son segados por la ideología. Y eso puede ocurrir, es posible que toda la maquinaria político electoral del PSUV, militares, funcionarios, cubanos, chantajes, miedos, entrega de dádivas, y cuanta vaina haya inventado el Capomadurismo para mantenerse en el poder se caiga ese día y la gente exprese la arrechera que carga silentemente en el voto ese 6D y el oficialismo quede tan aplastado electoralmente que no les quede otro remedio que sentarse a regañadientes a dialogar, eso es posible, lo social es muy complejo, cosas así han pasado y pueden volver a pasar, pero, si el sector democrático gana con apenas mayoría simple, cuidado si la Sala Constitucional no elimina a la Asamblea Nacional. Si obtenemos mayoría simple, el Capomadurismo va directo a la confrontación y esa Asamblea pasa a convertirse en el discurso oficial en la causante de todos los males que padecen los venezolanos. En este escenario la represión será implacable, la Sala Constitucional se convertirá en el instrumento mediante el cual el Capomadurismo legalizará su profundo socialfascismo, la nueva asamblea estará permanentemente asediada por los grupos paramiliares, pretenderán con ello crear una decepción masiva y  una profunda desmoralización en el pueblo que conduzca a su inmovilidad política y social. Eso también puede pasar y ha pasado.

Un factor que hay que tener muy en cuenta es la capacidad e inteligencia política que pueda tener el sector democrático para comprender el proceso histórico que se avecina, porque a veces se ponen locos y son capaces de ver el árbol y perder el bosque, se debe tener claro que si realmente queremos salvar este país, la UNIDAD de los sectores democráticos, constitucionales y creyentes en el diálogo como medio para el consenso social, no solamente es necesaria sino imprescindible.


                                      FREDDY PEREZ

CABUDARE A LOS 09 DÍAS DEL MES DE NOVIEMBRE DE 2015