Caracas/Finanzas Digital.- Un grupo de 60 economistas del país, emitieron el día de hoy un comunicado acerca de la situación económica actual de Venezuela, en donde exponen diversas causas que la han originado y posibles alternativas para enfrentarlas. En las siguientes líneas se detalla el contenido del comunicado:
En este nuevo escrito dirigido a todos los sectores de país, 60 economistas venezolanos explicamos las grandes dificultades económicas a comienzos del 2015, de dónde provienen y cómo deberían ser enfrentadas. Venezuela requiere que se establezca una economía de mercado con fuertes instituciones sociales y económicas, formando parte de una democracia donde todos los sectores nacionales tengan abierta las puertas a participar sin temor alguno en el desarrollo nacional. Nuestro vecinos en América Latina, en su mayoría, han logrado establecer una economía con estas características, sin caer en concepciones ideológicas extremistas.
El presidente Nicolás Maduro en su Memoria y Cuenta ante la Asamblea Nacional de ayer hizo algunos anuncios económicos puntuales, que no cambian el curso de las grandes dificultades de la economía venezolana. El nuevo régimen cambiario que anunció sigue manteniendo tres tasas oficiales, y como ya se ha comprobado, es propenso a la ineficaz asignación de divisas, con elevada corrupción que aprovecha los diferenciales cambiarios.
Una tasa oficial que mantiene un subsidio cambiario de 6,30 Bs/$ para bienes básicos, alimentos y salud; una tasa unificada de Sicad 1 y 2, cuyo monto no fue anunciado, pero se espera una devaluación de la misma; y una tercera tasa de cambio, que operará a través de operadores de bolsa pública y privada.
En el contexto de la fuerte caída de los ingresos petroleros en 2015, a un estimado de la mitad de los recibidos en 2014, con pesadas obligaciones financieras y petroleras que se analizan en este documento, la disponibilidad de divisas para proveerlas bajo este régimen cambiario son muy limitadas. La expansión del gasto público anunciada por Maduro, no puede sino aumentar la liquidez en manos del público y la presión sobre la nueva tasa de cambio vía casas de bolsa y el mercado paralelo. Esta tercera tasa de cambio, todavía por ser definida en sus detalles, será, sin embargo, mucho más alta y elevará el costo del gran volumen de importaciones que no recibirán divisas a las tasa preferencial ni Sicad. Sin un conjunto de medidas económicas coherentes, como se plantea en la segunda sección de este documento, un régimen cambiario como el anunciado no puede sino reflejar la muy fuerte presión alcista en los precios y en las tasas de cambio de libre fluctuación. El ajuste del salario mínimo en 15%, a partir de febrero, es insuficiente, y ocurre en medio de presiones que elevaran la inflación por encima de 100% anual; los anuncios están lejos de constituir un verdadero plan coherente y creíble para estabilizar la economía venezolana y sentar las bases para su recuperación.
Debemos recordar el origen cercano de las dificultades actuales. Las distorsiones de la economía venezolana se agravaron desde el segundo semestre 2012, al acentuarse la inflación y la depreciación de la tasa de cambio no oficial; en medio de una creciente restricción en la entrega de divisas al sector privado que se prolongó hasta 2013. En ese año el promedio del precio del petróleo para Venezuela fue 103, 42 $/barril. Ello nos llevó, a un grupo de economistas, a hacer público un documento con un alto grado de consenso profesional en enero 2014, sobre la crisis cambiaria, las dificultades del sector petrolero y el deterioro socioeconómico en Venezuela.
Ahora, a principios del 2015, con la aguda y fuerte caída de los precios del petróleo desde mediados de 2014, la situación del país entró en una fase de auténtica emergencia económica, pues los ingresos petroleros estimados para el 2015, son alrededor de la mitad de los del 2014 en un escenario conservador, con bajas reservas internacionales operativas y fuerte acumulación de deuda pública y otras obligaciones comerciales; esta situación hace insostenible mantener el marco de políticas económicas que se han venido ejecutando desde el Gobierno de Hugo Chávez hasta el de Nicolás Maduro, centrado en controles de precios, cambio, ganancias e incluso del patrón de distribución de bienes de consumo básico en el territorio nacional. Además, la absoluta mayoría de empresas públicas, incluyendo las nacionalizadas en los últimos diez años, enfrentan serios problemas de eficiencia productiva y bajos niveles de producción.
La alta inflación anual de 2014, fue superior a 65%, la más alta del mundo; aunque el Gobierno influyó directamente en su cálculo desde el tercer trimestre para intentar detener su continua alza; el desabastecimiento crónico a nivel nacional y la escasez de bienes e insumos de toda clase, junto a una contracción de la economía y pérdida de empleos, son parte de las graves consecuencias que enfrentan los venezolanos desde el año pasado.
En el 2014 se perdió un valioso tiempo en términos de medidas de política gubernamental oportunas. Desde antes de la caída más acentuada de los precios del crudo en el tercer trimestre, hubo una fuerte resistencia política e ideológica dentro del Gobierno de Nicolás Maduro para asumir la responsabilidad de tomar acciones correctivas adecuadas en el plano fiscal, monetario, cambiario, petrolero y de incentivos efectivos para la recuperación del aparato productivo. Actualmente es visible la disminución en la calidad de vida de los venezolanos, tal como lo expresan las vivencias de los ciudadanos y los estudios de opinión pública.
Se debe señalar que en el 2014 tampoco se avanzó en el dialogo político y que el país sigue dividido, con instituciones democráticas muy debilitadas, casi inoperantes. El sector oficialista ha perdido el apoyo de las grandes mayorías de los venezolanos, que ahora ven más de cerca las adversas consecuencias de un modelo económico de inspiración ideológica de izquierda marxista leninista, marcado por el populismo con los recursos petroleros y el endeudamiento masivo; el cual fue abandonado en el resto del mundo y no fue seguido como ejemplo en los países más afines del ALBA.
El énfasis de gasto público en materia social desde 2004, vía las Misiones, generó un gran apoyo a nivel nacional para el Gobierno, pero éste no debió ser excusa para socavar las bases de estabilidad de económica del país y acumular una enorme deuda pública, causando una alta y persistente inflación, desabastecimiento, cierre de empresas, desempleo, una caída del poder de compra de la familia venezolana y una dependencia extrema del consumo de la distribución de la renta petrolera. Las Misiones deben institucionalizarse, como parte del sistema de gasto social, con transparencia de gestión y mayor eficiencia en el uso de los recursos.
Desde el 2009 un grupo de economistas venezolanos, de distintas generaciones, tendencias y regiones del país, hemos dado a conocer nuestros puntos de vista coincidentes en documentos colectivos, disponibles en la sección editorial del website www.pensarenvenezuela.org.ve. En esta oportunidad queremos tratar, de manera accesible para los lectores fuera del área de la profesión, dos grandes temas de importancia para la delicada situación del país. Primero, un recuento del origen de los grandes problemas económicos centrales, interrelacionados, que requieren atención urgente; todos los cuales han sido explicados en escritos anteriores (2009-14) y ahora tienen dimensiones mayores, en medio de lo que ahora en 2015, podemos definir como una emergencia económica. Segundo, delineamos nuestro análisis del impacto de la caída del precio del crudo sobre la economía venezolana y explicamos nuestras sugerencias al país, como un conjunto de acciones y objetivos de una nueva política económica, dentro del contexto de precios más bajos del petróleo para 2015-16.
Estamos muy conscientes de la resistencia a rectificar en los lineamientos económicos socialistas, dentro del Gobierno de Nicolás Maduro, muy a pesar de su anuncio de consultar a economistas sobre algunas alternativas, ahora, cuando es evidente el fracaso de la gestión económica. Aparte de las razones políticas, de mantenerse en el poder sin cambios substanciales contrarios a su ideología de izquierda radical, anti-mercado, es evidente que, tal como han señalado diversos sectores nacionales, se ha percibido un persistente interés de provecho personal en grupos que han mantenido el control en la asignación de las divisas y otros mecanismos de intervención estatal, todos en manos de una cúpula gubernamental. Ese fue siempre un problema grave en los sistemas socialistas del siglo XX, que asumían o intentaban un control central de las actividades económicas de una nación; y tal ha sido el caso del experimento socialista en Venezuela. Estos grupos o factores de poder con sus intereses y privilegios, no deberían entorpecer más la rectificación económica en 2015, en aras del interés nacional.