viernes, 2 de mayo de 2014

REPRESIÓN Y ECONOMÍA BOLIVARIANA.

Represión militar salvaje y ajuste económico neoliberal

Ni la represión, ni las torturas, ni las bayonetas de la bota militar podrán con el espíritu libertario del pueblo venezolano.
Ni la represión, ni las torturas, ni las bayonetas de la bota militar podrán con el espíritu libertario del pueblo venezolano.

La constitucionalidad en nuestro país es una mentira, no pasa de ser una simple fantasía

José Rafael López Padrino
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Jose_Rafael_Lopez_Padrino_1Venezuela vive una profunda crisis económica-política y social, cuyo ritmo lleva al país a un caos y a un colapso total. La realidad ha engullido falaces mitos y legados que pretendieron divinizarse usando falsos triunfos e ilusorios éxitos en los últimos 15 años. A la superficie van aflorando los mismos vicios, males sociales y perversiones del pasado, pero magnificados y endurecidos por la miseria del militarismo.
Mientras el gobierno recrudece la violencia que ciega vidas inocentes, militariza la sociedad e institucionaliza la tortura como política de Estado, sigue imponiendo un paquete de medidas de corte neoliberal. Presionado por un severo déficit fiscal cercano al 22% y a un desplome de las reservas internacionales en lo que va del 2014 -20.405 millones de dólares, de las cuales solamente 2.349 millones de dólares son reservas liquidas-, el régimen del monárquico delPalacio de Misia Jacinta ha devaluado en dos ocasiones la moneda (SICAD I y II), como parte de un paquetazo neoliberal disfrazado, a fin de palear la crisis que carcome nuestra economía.
El Banco Central de Venezuela, en la persona del inefable Merentes ha tenido que reconocer que el país se encuentra en recesión y que sufre una hiperinflación devastadora, con el índice inflacionario más alto de Latino América (56,2 % al cierre del 2013). Ello aunado a un elevado desempleo abierto (12%), pues el encubierto (la informalidad) se sitúa por encima del 50% de la fuerza laboral.
A esto se suma un profundo desabastecimiento de alimentos, medicinas e insumos industriales, la ruina del aparato productivo nacional, una caótica situación financiera de PDVSA (disminución de la producción y exportación petrolera, empresas mixtas, compra de petróleo, gas y gasolina en el exterior, uso del petróleo como garantía para préstamos de China y Rusia), el quiebre de las empresas de Guayana y un irresponsable endeudamiento externo que alcanza la cifra de los 120.233 millones de dólares al cierre del 2013, correspondiente a 106.109 millones de dólares por concepto de la deuda pública y 14.124 millones de dólares por la deuda privada. Habría que añadir los nuevos empréstitos en el marco del inauditable Fondo Chino.
Todos estos son elementos objetivos que dimensionan la magnitud de la tremenda crisis económica que sufre el país, cuya incidencia en la sociedad venezolana no puede menos que calificarse de muy grave. El régimen, al margen de su vocinglería anticapitalista, viene aplicando gradualmente un paquetazo económico regresivo-neoliberal con retórica socialista, a fin de aliviar coyunturalmente la profunda crisis económica que afecta al país.No nos debe de sorprender que en los próximos días el régimen anuncie de manera progresiva -para minimizar el impacto político- otras medidas propias del paquetazo económico bolivariano como el alza en el transporte, la subida de impuestos y de los servicios públicos, la reducción de subsidios, y hasta un aumento de la gasolina.
La dupla Maduro-Cabello ante su propia debacle recurre a la militarización del país y al uso de la represión, las persecuciones, la tortura, la pérdida del derecho a la defensa y hasta la liquidación física a mano de sus paralumpen bolivarianos (entiéndase bandas armadas del oficialismo) en “nombre del pueblo, de la defensa del orden constitucional, de la paz y la justicia”. Es el mismo “viejo discurso del pasado”, que los milicos del Cono Surblandieron como excusa para cometer sus atrocidades contra miles de ciudadanos que luchaban por sus derechos y conquistas sociales y políticas. La constitucionalidad en nuestro país es una mentira, no pasa de ser una simple fantasía. 
El régimen militarista sabe muy bien que hay descontento y frustración en las masas populares, incluyendo a los propios chavistas, y que no hay solución viable en el marco del fracasado proyecto del fallecido filibustero.Igualmente saben que la crisis económica-política y el caos social que está viviendo Venezuela son dos de esas condiciones que los teóricos dan en llamar condiciones objetivas para la existencia de un estado insurreccional. De allí, la razón por la que el régimen militarista de Maduro utiliza a la Guardia Nacional, a los cuerpos policiales e inclusive a sus grupos de asesinos a sueldo para reprimir la protesta popular. Por ello, el criminal dedo índice de sus mercenarios golpetea repetitivamente el gatillo de sus armas a fin de aplastar el malestar social. 
Es evidente que el clima de violencia constituye el mejor escenario para el régimen militar; le sirve para distraer la atención de los venezolanos, golpear a los sectores opositores en nombre de la paz y la tranquilidad social, e imponer calladamente su paquete económico de ajustes que conlleva a más hambre y miseria de los venezolanos. Ante esta difícil coyuntura la disidencia política no puede plantearse una “salida mágica e inviable”, opción que se perfila paradójicamente como un ‘callejón sin salida’. No se pueden generar falsas expectativas (gobierno de transición democrática) cuando no se dispone del músculo político y militar para ello, ni llamar a la calle por la calle sin ningún objetivo político tangible, más que un deseo de salir del régimen. Hacerlo es irresponsable.
Contrariamente a las acciones vanguardistas (guarimbas) hay que profundizar la lucha de masas en la calle, pero con un mayor contenido social que permita la incorporación en forma masiva de nuevos actores sociales (trabajadores, gremios profesionales, campesinos) que han estado ausentes en las protestas hasta ahora. Es imperativo seguir acumulando fuerzas ante el inminente agravamiento de las crisis políticas y económicas que carcomen las bases del régimen. 
Ni la represión, ni las torturas, ni las bayonetas de la bota militar podrán con el espíritu libertario del pueblo venezolano.

domingo, 27 de abril de 2014

EL CHAVISMO REESCRIBE LA HISTORIA EN SU CULTO AL DIFUNTO COMANDANTE.

En la Constitución Ilustrada aparecen frecuentes imágenes de un Chávez agigantado, colocado en el mismo plano histórico de Simón Bolívar.
En la Constitución Ilustrada aparecen frecuentes imágenes de un Chávez agigantado, colocado en el mismo plano histórico de Simón Bolívar.

Es la tergiversación de la historia el factor que podría ser más nocivo 

Antonio María Delgado
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Simón Bolívar fue el precursor, pero la verdadera liberación de Venezuela vino de mano de Hugo Chávez, quien independizó al país de la tiranía imperialista pese a ser víctima de un golpe de Estado emprendido por burgueses mezquinos respaldados por barcos de guerra y helicópteros estadounidenses. Esa es la interpretación de la historia venezolana que aparece en los libros de texto que se usan obligatoriamente en las escuelas del país en un intento por adoctrinar a millones de niños con la ideología chavista.
Sin embargo, los libros están siendo rechazados por muchos maestros por su alto contenido de propaganda política. “No consideramos pertinentes esos libros”, dijo desde Caracas María Teresa Clementesecretaria de Comunicación de la Federación Venezolana de Maestros. “Están repletos de ideología y no tienen realmente un contenido que brinde conocimientos a los niños”. Aún así, los libros educativos, de la Colección Bicentenaria, son los textos oficiales del sistema escolar venezolano, y son de uso obligatorio y exclusivo por orden del Ministerio de Educación.
Para Venezuela Awareness, ONG que vela por los derechos humanos y la preservación de las libertades democráticas en el país, los libros tienen un alto contenido de ideología socialista entrelazada con el contenido didáctico. “Contienen una alta carga de doctrina ideológica del socialismo”, dijo Patricia Andrade, presidenta de la ONG. “Los libros llevan a eliminar el pensamiento crítico de los niños y a crear las bases para el adoctrinamiento hacia una ideología única, que es la ideología de la Revolución Bolivariana”, agregó. Y el proceso comienza desde muy temprano en la formación del niño.
En el libro de Matemáticas de primer grado, por ejemplo, el niño ya comienza a ser instruido sobre la existencia de lasComunasconcepto que según expertos es anticonstitucional y pretende terminar de desarticular la arquitectura democrática del Estado. “La implementación de las Comunas significa la destrucción del Estado democrático para proceder a implementar un modelo socialista de la revolución bolivariana. Y aquí tenemos niños que están siendo adoctrinados para obtener desde una temprana edad una visión favorable de un proyecto político”, dijoAndrade. Una de las tareas contempladas en los libros hace que los niños averigüen cuál es la organización comunal más cercana a su casa y que visiten con su maestra el Consejo Comunal más cercano.
Los libros también presentan un alto contenido propagandístico, con frecuentes referencias a los programas de beneficios sociales introducidos por el chavismo, como ejercicios de Aritmética con arepas compradas en las “Areperas Socialistas”, o con mercancía a bajo precios adquirida a través de los mercados subsidiados conocidos como Mercal.Pero es la tergiversación de la historia el factor que podría ser más nocivo. Uno de los libros donde eso ocurre es la Constitución Ilustrada, donde aparecen frecuentes imágenes de un Chávez agigantado, colocado en el mismo plano histórico de Simón Bolívar.
“Una de las cosas más preocupantes que enseña [la Constitución Ilustrada] es que el precursor de la libertad de Venezuela es Simón Bolívar, y que el que liberó a Venezuela, el que logró la independencia, se llama Hugo Chávez”, comentó Andrade. “En algunas de las imágenes, Simón Bolívar se muestra disminuido ante un Chávez todopoderoso”, agregó. Una de las ilustraciones muestra a Bolívar entregándole su espada a Chávez para que continúe con la lucha de independencia.
Los libros también son muestra de los esfuerzos del chavismo por reescribir la historia para imponer su visión del pasado y engrandecer la relevancia de la Revolución Bolivariana. Al relatar la historia venezolana, por ejemplo, el espacio dedicado a las presidencias durante los 40 años de democracia que precedieron a Chávez es de solo una página, mientras que las dedicadas a la presidencia del líder bolivariano suman más de veinte, explicó Clemente.
“Se ha cortado mucho la historia. Y la interpretación de la historia gira en torno al papel que jugó un solo presidente [Chávez], como si la trayectoria histórica anterior fuese irrelevante”, comentó Clemente. “Los libros solo reconocen a un presidente, condenando a un papel anecdótico a los cinco jefes de Estado anteriores a Chávez. Cuando habla de los demás presidentes, se refiere a ellos como lo más nefasto que ha existido, y eso no es así, con todas sus debilidades y fortalezas”, agregó.
Los libros también incluyen una alta retórica chavista anticapitalista, presentando a los sectores económicos del país y aEstados Unidos como los grandes enemigos de la patria. Al relatar los eventos del 2002, donde Chávez salió brevemente del poder, uno de los textos asegura que fueron grupos económicos que lanzaron un golpe de Estado, con ayuda deEstados Unidos que envió buques a invadir las aguas venezolanas. De acuerdo con el mismo relato, helicópteros estadounidenses habrían sobrevolado la isla venezolana donde Chávez estaba “secuestrado”

¿REBELIÓN, GOLPE DE ESTADO O GUERRA CIVIL?

¿Rebelión, golpe de Estado o guerra civil?

Hasta ahora, la acción estudiantil les ha sacado a los dirigentes opositores las castañas del fuego obligando al gobierno por primera vez  a sentarse a debatir o dialogar.
Hasta ahora, la acción estudiantil les ha sacado a los dirigentes opositores las castañas del fuego obligando al gobierno por primera vez a sentarse a debatir o dialogar.

El problema más serio de los gobiernos que despliegan  soldados en la calle es su posterior incapacidad  para controlarlos

Orlando Ochoa Terán
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En un análisis de 145 conspiraciones, 109 atentados frustrados y 82 que lograron éxito, dos investigadores de Oxford coinciden con Carlos Marx que en toda rebelión, golpe de Estado o guerra civil, las causas son  económicas. Conforme al baremo de la teoría económica del conflicto, Venezuela es un país que se desliza hacia una de estas formas de violencia. Esto explicaría por qué el continente africano y Latinoamérica son las regiones con la mayor incidencia de rebeliones y golpes de Estado. Los investigadores Paul Collier y Anke Hoeffler, comienzan por reconocer la dificultad para distinguir una conspiración real de un subterfugio para justificar la prisión de adversarios. Es común, señalan los autores, encontrar “regímenes represivos con una particular inclinación a inventar golpes de Estado”.
En las rebeliones uno de los obstáculos más serios que se le presenta a los gobiernos es convencer al ejército para reprimir. La tendencia natural de oficiales y soldados es no correr riesgos de ser asesinados o eventualmente ser juzgados por violación de DDHH. Para eludir este escollo lo gobiernos acuden a incentivos económicos, pero está demostrado que provocan una alarmante escalada del conflicto. Generan una dinámica que incrementa automáticamente la represión de la fuerza pública, refuerza la causa de los rebeldes y en general proporciona una justificación conveniente en la percepción pública acerca de las injusticias que originaron la violencia para continuarla.
En estos conflictos los gobiernos acuden siempre a grupos de choque o paramilitares, que actúan bajo estos incentivos para realizar actos violentos y atribuírselo a rebeldes. Pero el problema más serio de los gobiernos que despliegan  soldados en la calle es su posterior incapacidad  para controlarlos. 
Golpe y militares
Las corporaciones militares tienen tres importantes ventajas políticas sobre las organizaciones civiles para intentar con éxito un golpe de Estado. Superioridad organizativa, un estatus simbólico emocional y el monopolio de las armas. Por eso en sociedades primitivas o atrasadas dominan fácilmente bajo la argucia de ley y orden.
El problema es que la formación jerárquica y la estricta obediencia separan a los militares, no sólo de la sociedad a la que sirven, sino de los miembros de su propia comunidad. Entre un soldado o un oficial de baja graduación y un general existe una barrera más férrea que las diferencias de clases sociales. La especie bolivariana de que los militares son “pueblo con uniforme” es una falacia. Basta ver en acción a los generales Rodríguez Torres,  Quevedo y Antonio Benavides para advertir que para ellos “pueblo” se reduce a una masa amorfa de adeptos. 
De estas características se derivan dos debilidades políticas intrínsecas de los militares en el poder: una enorme incapacidad para administrar sociedades complejas y la carencia de legitimidad para gobernar bajo el implícito o expreso uso de las armas. No hay exageración alguna en decir que cuando Hugo Chávez llega al poder en Venezuela, su mayor experiencia gerencial fue haber administrado la cantina de una pequeña unidad militar en el pueblo llanero deElorza. Así han llegado al gabinete bolivariano muchos chafarotes que en su simplicidad aún no terminan de explicarse por qué el sistema que fracasó en todo el mundo Chávez tampoco lo hizo funcionar en Venezuela. 
El dilema opositor
La moderna teoría económica demuestra que los países que derivan una participación importante de sus ingresos en un renglón de exportación están en un dramático riesgo de guerra civil. Un 26% del PIB derivado de un solo renglón de exportación provoca un nivel de riesgo de conflicto de 23%. En países sin un renglón primario de exportación, el riesgo de conflicto desciende a 1%. Algunos politólogos como James Fearon, creen incluso que esta relación de renglón primario y riesgo de conflicto está confinada sólo a países petroleros. Conforme al baremo de la teoría económica del conflicto, Venezuela es un país que se desliza hacia una rebelión popular, un golpe de Estado o una guerra civil. 
Este temor ha llevado a la oposición a dividirse entre dialogar o protestar. No tiene que ser un dilema. Ningún enfrentamiento tiene que interrumpirse porque se dialoga. Hay factores más importantes que la oposición está obligada a ponderar. El gobierno confía que la protesta estudiantil está condenada a extinguirse, bien por fatiga o porque la represión tenga éxito. Si así fuera el gobierno no tendrá razones para dialogar pero la crisis seguirá su curso propiciando condiciones aún más ominosas que habrán de resolverse por las peores formas de un conflicto. Así lo anuncia también el TSJ al criminalizar la protesta. 
En realidad, hasta ahora, la acción estudiantil les ha sacado a los dirigentes opositores las castañas del fuego obligando al gobierno por primera vez  a sentarse a debatir o dialogar. Es un hecho que el segmento más importante de la oposición es la clase media. Como es la que más tiene que perder en una confrontación es por naturaleza la más cobarde. Ya los estudiantes deben haber aprendido que no deben esperar acciones heroicas de la clase media, particularmente de empresarios, comerciantes y de muchos dirigentes políticos con mentalidad de clase media.
La protesta de jóvenes casi siempre precede a los cambios de gobierno, pero es necesario que sobreviva con un amplio apoyo material y moral. Esa debería ser la estrategia común opositora. Sentarse a esperar que la clase popular, sin liderazgo y ahogada por la crisis, sea la que asuma el cambio es un juego aún más peligroso porque implica un estadio superior de violencia. ¿Rebelión, golpe de Estado o guerra civil?