viernes, 11 de agosto de 2023

EL Y ELLA HASTA EL FINAL.


 EL Y ELLA HASTA EL FINAL. LA BREVE HISTORIA DE UN AMOR IDEOLÓGICO.


El se veía muy excepcionalmente alegre, bamboleando su enjuto cuerpo ya setentón alcanzó el estribo de el autobús que lo llevaría hasta la plaza Bolívar de Cabudare a verla a Ella, llevaba las mangas de su camisa azul bien planchada y arremangada hasta los codos, su mano izquierda se ancló como gancho de acero al pequeño tubo descarapelado   que sostenía el espejo retrovisor del viejo vehículo de la otrora poderosa compañía autobusera Linea Cabudare, de manera que  su otro brazo pudo alzarlo lo más que pudo con la mano abierta para gritarle a todo pulmón con su grito de guerra a su vetusta mujer Chepina  Pérez, la misma que lo ha acompañado toda su vida en sus emocionales saltos políticos : ¡¡ amor nos vemos Hasta el final !! le gritó con una sincera sonrisa demostrándole sus dos únicos incisivos que le quedaban en su capacidad bucal.

Era la media mañana de aquel viernes 16 de junio cuando Él se armó de toda sus energías y se vistió con la mejorcita ropa que aún le quedaba y que sólo usaba para eventos muy especiales y este era uno de ellos, por eso le había dicho a Chepina desde el día lunes que debía estar muy pendiente de arreglarle aquel pantalón y camisa de lino que se había comprado en Cúcuta en aquellos tiempos en el cual su sueldo de maestro le alcanzaba para darse esos exóticos " gustos" y no vivía en lo pobreza extrema como sobrevive ahora con el raquítico sueldo de maestro jubilado, por eso era especial esa vestimenta la cual acompañaba con aquel Panamá que lo usaba de medio lado recordando sus años mozos de galán cabudareño.

Él estaba listo para el gran día, esa mañana del 16 junio se presentaba noblemente soleada y arrojaba sus rayos sobre las nuevas y bonitas plantas que el ayuntamiento había sembrado hacía pocos días y con los gritos revoltosos de las coloridas cotorras que habitaban permanentemente en las copas de los árboles de la Plaza Bolívar,  allí se encontraba Él, exactamente en el día  perfecto para verla a Ella. 

El primer movimiento lleno de misticidad y con respeto casi sepulcral que Él hizo fue pararse al lado izquierdo de la estatua pedestre de Bolívar desde donde  el Libertador silenciosamente alza su mirada hacia el sur del pueblo como divisando la azul y verdosa montaña del imponente Terepaima la cual pareciera arrullar a los cabudareños, niveló su cuerpo en posición perfecta a la de Bolívar de manera que su hombro y el suyo quedaran exactamente paralelos , alzó su frente tal y como la sostiene la estatua mirando al sur, abrió lo que más pudo sus pardos ojos , cerró sus puños temblorosos de emoción , miró la punta de la montaña cubierta por nubes grisáceas y con tono de voz sacramental exclamó: Bolívar, aquí estuviste el 14 de agosto de 1821 en tu ruta libertadora y tú pueblo cabudareño te abrió sus brazos y corazones, hoy 16 de junio de 2023 Ella, la Liberadora y Redentora , estará también en este mismo sitio, a la misma hora y con la misma montaña del Terepaima como testigo para continuar su ruta por la liberación de nosotros los pobres. Tú y ella sólo aparecen cada 100 años como dijo el poeta Neruda, y aquí estamos Bolívar, con nuestros brazos y corazones abiertos 202 años después de tu gloriosa visita recibiéndola a Ella, la Redentora- inclinó su  ya calva cabeza y con parsimoniosos pasos fue retirándose de la estatua bolivariana para dirigirse ya espiritualmente consagrado al evento de la asunción terrenal de la Redentora, la cual en cuerpo y alma bajaría del cielo a estos espacios terrestres de los rastrojos cabudareños a enterarse de la ciega obediencia de sus súbditos a sus creencias redentarias y salvadoras.


Chepina perseguía con agudeza detectivesca la hora y el día en la cual pudiese haber energía eléctrica con seguridad para poder hacer lucir con su planchado minucioso y perfecto la ropa de lino con la que Él recibiría el sacramento de la redención por parte de Ella.

  En una de esas horas Chepina y Él se encontraban en su casa cada quien en lo suyo, Chepina con la cocina encendida colocaba unas ollas curtidas por el carbón de tantos años de soportar candela en la cual trataba de cocinar un kilo de caraotas negras traídas de un lugar que llaman Agua Viva que le sirviera para consumo de toda la semana y Él sembrando en el patio abonado por boñiga unas semillas de pimentón y tomates que le regaló su compadre Frank de El Palaciero las cuales producía con precariedad para ayudar a completar el ritmo de la dieta de la sobrevivencia revolucionaria.

Eran como las 6 y media de la tarde de ese lunes 13 y Chepina apresuradamente aprovechaba las pocas horas de energía eléctrica que le correspondía ese día a su barrio para cumplir con la sagrada tarea encomendada por Él de tener planchada su ropa de lino para la ocasión casi que sagrada del día viernes cuando Ella bajara hasta el centro de Cabudare a bendecir a los lugareños.

Chepina desde el día que Él le dijo de su intención redentorista a través de Ella tenía entre pecho y espalda muchas dudas y cuestionamientos que sentía y callaba sólo por su fidelidad en obra y pensamiento hacia su esposo y maestro, pero esa tarde-noche al estar planchando el pantalón de lino para el evento previsto se sintió como una tonta utilizada por un ser intangible y lejano que por la ciega creencia de Él en Ella la ponían a trabajar en el acondicionamiento de tan delicada prenda de vestir en medio de una temperatura de 33 grados centígrados que le exprimían hasta la última gota de su cuerpo ya achacoso por el paso del tiempo.

Fue en ese justo momento cuando se atrevió a conjeturar algunas cosas y levantando un poco su voz aguda y chillona le alcanzó a decir : - ya tú te llevaste un vainón con el otro redentor, el difunto , al que le decías comandante eterno, te acuerdas- dijo mirándolo con intensidad para ver su gesto corporal y oír de sus propios labios su respuesta. Él sin voltearse para nada seguía rastrillando los surcos de siembra pero le llegó a decir : Ella es distinta Chepina, Ella es hija de la rancia estirpe burguesa caraqueña, de manera que no tiene necesidad de andar en esas revueltas liberadora, por eso es una redentora, porque nos liberará del abandono y pobreza en el cual nos dejó el contra redentor, el difunto - 

¿ tú has visto una burguesa preocuparse por la pobreza de los pobres que le dan su riqueza ?- le respondió Chepina con aires reflexivos de marxista tercermundista un poco para tratar de influir en la decisión de su esposo. Él no se inmutó siquiera por lo dicho por Chepina, al poco rato, como si fuera una respuesta calibradamente ensayada se incorporó lentamente y se fue hasta la mesa de planchar, por un instante aspiró todo el aire que pudo para expirarlo , pensaba, con cada palabra que dijera, miró a Chepina con ojos de tristeza y resignación, le dijo : - Mira Chepina, los pobres lo único que no perdemos es la esperanza de salir algún día de la pobreza, siempre vamos detrás de liberadores y redentores, yo sé que al final los pobres somos la materia prima de los demagogos y corruptos que simulan muy bien ser redentores verdaderos, también sé Chepina que el comandante eterno, el difunto, fue un fraude y traidor a nuestra esperanza, pero te confieso que a Ella la siento distinta, verdadera, honesta y sobre todo que es terca y no cree en nadie sino nada más en ella, eso le da fuerza- terminó su larga reflexión y se sentó en la silla de madera y de cuero de vaca que arrastró desde la mesa del comedor a la mesa de planchar y esperó con paciencia la respuesta de Chepina, que apenas llegó a decir : Bueno, ya tú estás bien grandecito, solo te digo que a mí me parece que Ella piensa solo en ser presidenta lo demás no le importa - y terminó señalando, Ojalá y no te vuelva a pasar lo mismo que con el difunto que te traicionó tanto que te convertiste en un vergonzoso guiñapo y saber tantas veces que te diste carajazos por él en esa vaina que llaman los "colectivos" y su revolución, ojalá. ! ojalá !- concluyó y siguió con increíble paciencia en su caluroso trabajo de planchar la ropa de lino de su marido.


Cuando Él terminó su rito ceremonial ante Bolívar y su evocación a Ella lanzó su vista ya estropeada por las irreductibles cataratas  a reconocer sus compartidarios de la Redentora, de manera que frente a la iglesia San Juan Bautista, allí donde está el paseo " Socorro Meza" el empezó a escrutar las caras de los presentes. Logró divisar con

dificultad pero con relativa certeza a Toño " el bueno", a Oswaldo " el licenciado", a Manuel " el doctor", a Enrique "el maracucho", y tantos otros amigos de su juventud revolucionaria y muchos que con sus testosteronas comunistas al máximo juraron desde el 1992  fidelidad absoluto al difunto.


De manera que Él se sentía gozoso y placentero al saber y sentirse que no estaba traicionando ninguna fidelidad política, pues allí junto a Él, estaban tiritando de emoción por la llegada de Ella una pléyade de cabudareños que habían recorrido los revoltosos pasillos de muchos partidos políticos desde 1960 hasta llegar Hasta el Final, de manera que se dijo para sí mismo: Tanto nadar para ahogarme en la orilla !!. Esto sí es el Final.- y siguió saludando a otros viejos maestros jubilados que también como Él estaban calamitosamente llegando con el agua al cuello Hasta el Final.


Ella, La Redentora  llegó a la Plaza Bolívar de Cabudare cuando ya los rayos del sol caían perpendicularmente sobre la espalda de  los fervorosos presentes quienes con inusitado frenesí vitoreaban su triunfal llegada,  en ese instante Él con apasionado sentir patriotico gritó para que Ella y todos oyeran con diáfana claridad : Llegaste Redentora,  como Bolívar llegó aquel 14 de agosto de 1821 con Dios por delante y en brazos de tu pueblo que te adora y te sigue, cuenta con mi amor  incondicional Hasta el Final.- con lagrimas salidas de una primitiva emoción Él se abalanzó hacia Ella abriendo camino por aquel torbellino de gente sudorosa que corrían a empujones tras La Redentora hasta que al fin logró tocar su mano y sintió al instante un estallido de adrenalina que le sacudió cada célula de su añoso cuerpo, pero lo logró, ahora sentía que se había consumado un compromiso de amor sublime, de esos amores indestructibles por su naturaleza platónica y metafísica, todo iba más allá de la razón humana, ese amor va Hasta el Final se dijo mientras recordaba las apocalípticas palabras de su vieja esposa Chepina que le martillaban incesantemente el timpano:  El final que tiene seguro uno el pobre es la tumba del cementerio viejo de Cabudare.-