viernes, 12 de julio de 2013

¿DERECHAS, IZQUIERDAS...? Atraso o Modernidad.

¿Derechas, izquierdas…? Atraso o modernidad*

7 Julio 2013 No Comment
Alejandro Oropeza
“Entre las esferas de utilización de la estupidez y la inmoralidad…
Existe una complicada identidad y diferencia. Se trata de una estrecha hermandad…”
Robert Musil (1937)
IsqDerRecientemente sostuvimos encuentros con venezolanos residentes en París y Madrid, en tales conversaciones se evidenció la preocupación por el gasto que la “Revolución Bolivariana” hace para sostener una matriz de opinión sobre los éxitos de la misma; a la par, se “acusa” de derechista y fascista a la alternativa democrática venezolana. Es evidente la incapacidad financiera de esa alternativa para equilibrar la estrategia comunicacional, según JVR, porque los recursos se gastaron en los aviones de guerra estacionados quién sabe dónde. Pero, es de advertir, que si efectivamente fuese de derecha la alternativa opositora ¿Cuál es el problema? ¿No tendría derecho de serlo? Y, por otra parte, esa “izquierda” revolucionaria autodefinida, por serlo ¿Automáticamente garantiza un ideal de progreso, futuro y modernidad? Más aún e importante, ¿Es efectivamente de “izquierda” la revolución: centralista, antisemita, homofóbica y militarista? En medio de esos debates en Madrid, Tomás Páez advierte que el problema no es, precisamente, el contenido de una definición que caracterice sean de derecha o izquierda la revolución y a la alternativa democrática, sino una praxis que supone una dicotomía que va de la tradición y el atraso, a la modernidad y el progreso. Ello por cuanto esa “izquierda” autodefinida en la Revolución Bolivariana, ciertamente representa el atraso y la tradición retrógrada y que se define por aspectos entre los que se cuentan: una visión única del pasado y de un futuro dorado (siempre futuro), el golpismo militar, la mentira, el centralismo, la preeminencia del Poder Ejecutivo, la homofobia, la corrupción, el militarismo, el antisemitismo, la intervención o eliminación de organizaciones obreras, la ideologización maniqueísta de la sociedad toda, la venganza y la consideración del adversario político como enemigo, etc., entonces, ¿es izquierda atraso? Estos elementos ¿no están más cercanos a la caracterización de un régimen más similar a la dictadura franquista que a la izquierda internacional progresista actual? En la historia de la Guerra Civil Española de Paul Preston leemos: “Las críticas que lanzan (la derecha) contra la República son implícitamente críticas de los valores republicanos…” Y las críticas y los ataques que se lanzan contra la alternativa democrática, ¿no lo son contra los valores republicanos y democráticos del venezolano? Y, hay que decirlo, muy lejos, pero muy lejos está la altisonante revolución de los alegatos que el 24 de junio de 1992 los “comandantes” expusieron para justificar el golpe de Estado: a) Independencia de poderes; b) Integridad de la soberanía nacional; c) Derecho a la vida; d) Libertad de expresión; y, e) Desmantelar la corrupción.
Si esos alegatos definen una izquierda progresista (moderna) o definen una derecha fascista (tradicional y atrasada), ¿Dónde se encuentra hoy la gloriosa Revolución Bolivariana y su procerato, en la modernidad o en el atraso? Fernando Mires, hace semanas en este diario, al identificar los actores de las rebeliones islámicas (Siria incluida) afirma que son “Los hijos de la post modernidad económica: una nueva ciudadanía política”. Ciudadanía que persigue, entre otros fines, que la posibilidad de elección LIBRE de los gobernantes sea el mecanismo para constituir los poderes del Estado. Siguiendo con Preston, aquella derecha española de los 30: “…cuando no podía obtener el número necesario de votos… llegaron a inscribir a los muertos del cementerio local”. Entonces, solo dos cuestiones: ¿Apoya la alternativa democrática al régimen decadente y asesino sirio? ¿Controla esa alternativa al árbitro electoral venezolano, bajo cuya gestión efectivamente sufragan los muertos? ¿Dónde está la derecha y dónde la izquierda en Venezuela? ¿Dónde se ubica una visión de modernidad, futuro y progreso; y dónde una de atraso, tradición y control estatal? Por otra parte, ¿debe preocupar a la alternativa democrática la acusación de fascista? Michael Burleigh, al analizar el caso de los checos y polacos post 1945, afirma que: “La izquierda ha tendido invariablemente a utilizar la acusación de `fascismo’ desde la década de 1930 para marginar y destruir a una amplia gama de adversarios”. Pero, ¡¡¡recordemos que el régimen polaco comunista acusó a los activistas obreros del movimiento Solidaridad de fascistas!!! ¿Walesa era fascista? Entonces, la discusión, la definición propia o ajena de ser, o pretender ser, de izquierda o de derecha, es irrelevante en la Venezuela de hoy, de siempre; lo relevante es determinar, definir y perseguir construir una idea y una praxis política que conduzca a la modernidad, al progreso, al futuro, por vía de la democracia; y, abandonar la tradición identificada con el atraso dominante, la ignorancia y el control, atada a un pensamiento único y a la manipulación de los pueblos. Así, la democracia debe tener un sentido práctico, los ideales republicanos deben concentrar los fines de un Estado en pos de un desarrollo social general, no grupal y no sectario.
La democracia pierde todo su sentido cuando la acompaña el término “popular”, solo recordemos la China de Mao y de la Revolución Cultural, régimen de izquierda.
¿Quién lo dudaría?
* Publicado en Tal Cual,  sábado 29 de junio de 2013

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