lunes, 11 de julio de 2016

CABUDARE (kabudari) es una voz indigena

En un sinnúmero de documentos que conserva el cronista cabudareño Julio Álvarez Casamayor, se menciona la quebrada Cabudare, lo que deduce que la voz proviene de un hidrónimo
A Cabudare ya se le mencionaba en el siglo XVIII

En la relación de la visita pastoral del obispo Mariano Martí, prelado de la Diócesis de Venezuela, que llegó a Barquisimeto en marzo de 1779, hace mención a “el sitio que llaman Cabudare, el cual debería de tener ya un regular número de habitantes”.



Las anteriores líneas nos dan una idea clara y precisa que ya para el siglo XVIII, el sitio de Cabudare existía, testimonio que apunta el historiador Rafael Domingo Silva Uzcátegui, en su obra magna Enciclopedia Larense.

Este topónimo: Cabudare, ha sido objeto de rigurosos estudios del doctor Gustavo Rojas Lugo y del maestro Renato Agagliate, quiénes exponen que el topónimo es Kabudari escrito en lengua Arawaka, cuyo significado es Árbol Grande, lo cual nos vincula a las antiguas especies vegetales de gran tamaño como la ceiba y el jabillo blanco, incluso con la vida de los aborígenes Axaguas, ancestrales pobladores del Cabudare precolonial.

No obstante, al vocablo Cabudare, se le ha dado diferentes significados tales como: “Donde hay Agua”, “Tierras Coloradas”, “Boca, Ventana o Puerta de los Llanos”.

Un hidrónimo llamado Cabudare

Para historiadores e investigadores, no hay duda que Cabudare es una voz indígena, en donde se conjugan diversas hipótesis pero no menos cierto es, que en base a otros documentos, se puede argumentar como teoría, que Cabudare es un hidrónimo y proviene de la Quebrada Cabudare.

A juicio de don Julio Álvarez Casamayor, antiguo cronista y costumbrista de esta ciudad, la quebrada Cabudare “es la misma que conocemos indistintamente por los nombres quebrada de La Mata o Morenera, en la parte que corresponde a Los Rastrojos, referida en muchos documentos antiquísimos que poseemos en nuestro archivo personal”.

Afirma el historiador Reinaldo Rojas, que los nombres de los cursos hídricos son palabras muy resistentes al cambio lingüístico. En ese sentido, la mayoría se conserva en el tiempo.

Luis Alberto Perozo Padua

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