martes, 29 de octubre de 2013

LOS TIEMPOS HIPERMODERNOS.




Resumen
LOS TIEMPOS HIPERMODERNOS.

Un poco de la biografía de Lipovetsky Gilles
(París, 1944) es un filósofo, francés.
Es profesor agregado de filosofía y miembro del Consejo de Análisis dela Sociedad y consultor de la asociación Progrès du Management. En sus principales obras (en particular, La era del vacío) analiza lo que se ha considerado la sociedad posmoderna, con temas recurrentes como el consumo, el hiperindividualismo contemporáneo, la hipermodernidad, la cultura de masas, el hedonismo, la moda y lo efímero, los mas media, el culto al ocio, la cultura como mercancía, el ecologismo como disfraz y pose social, entre otras. Es profesor de la Universidad de Grenoble.
EL LIBRO
PRÓLOGO
La obra de Gilles Lipovetsky ha influido profundamente en la interpretación de la modernidad. Con su primer libro La era del vacío(1983), preparó el terreno de lo que había de imponerse en Francia con el nombre de “paradigma individualista”.
La segunda revolución moderna (o hipermodernidad) que se está produciendo ante nuestros propios ojos no significa en absoluto la desaparición de los fines. Representa en tan pequeña medida el triunfo definitivo del Materialismo y el cinismo que asistimos por el contrario la consolidación de una serie de sentimientos y valores tradicionales: El gusto por la sociabilidad, el voluntariado, la indignación moral, la valorización del amor.
Multitud de sentimientos y valores que no sólo se perpetúan, sino que, llegado el caso, se refuerzan en la profundización humanista del individualismo.
EL INDIVIDUALISMO PARADÓJICO.
La modernidad ha dado lugar a un estado de esclavitud real, burocrática y disciplinaria. Así Lipovetsky en La era del vacío anunciaba que estábamos entrando en una sociedad posdisciplinaria que llamaba posmodernidad y en El imperio de lo efímero anticipaba la ruptura del esquema disciplinario con la aparición de la moda. La moda ha permitido la descalificación del pasado y la valoración de lo nuevo, la afirmación de lo individual sobre lo colectivo. La moda ha desempeñado un papel fundamental en la orientación de la modernidad hacia un sentido posmoderno. La sociedad se reestructura según la lógica de la seducción, la renovación permanente a la vez que superficial y frívola.
La posmodernidad se presenta bajo la forma de la paradoja ya que por un lado se favorece la autonomía y por otro aumenta la dependencia. Ante la desestructuración de los controles sociales, los individuos pueden elegir entre aceptarlos y no aceptarlos. El consumo de masas y los valores que éste trasmite son los principales responsables del paso de la modernidad a la posmodernidad.
La segunda revolución moderna, la hipermodernidad, a la que estamos asistiendo, representa la consolidación de sentimientos y valores tradicionales como son el gusto por la sociabilidad, el voluntariado, la indignación moral y la valorización del amor. La libertad, la comodidad, la calidad y esperanza de vida no restan nada a lo trágico de la existencia y el hiperconsumo no es la panacea de la felicidad humana. Lo que caracteriza el espíritu de la época no es un Carpe Diemsino mas bien la inquietud ante un porvenir lleno de incertidumbres y riesgos.
Las libertades conquistadas por el hombre moderno incluyen preocupaciones. El hombre busca su satisfacción en el consumo, pero no lo puede disfrutar plenamente porque le pesa la enorme ansiedad sobre el futuro como consecuencia de las crisis económicas, la amenaza de desempleo y las enfermedades. Así la hipermodernidad es un ir hacia delante, en donde todo es exceso. Es el crecimiento fuera de los límites. A modo de paradoja, en esta sociedad hiperconsumista, la espiritualidad ha vuelto a estar de moda, mucha gente vuelve a las religiones, el amor sigue siendo el fundamento de la pareja y el objetivo último de mucha gente es aspirar a tener una vida equilibrada.
TIEMPO CONTRA TIEMPO O LA SOCIEDAD HIPERMODERNA.
A finales de los años setenta  se introdujo en la escena intelectual el concepto de posmodernidad para calificar la nueva situación cultural de las sociedades  desarrolladas.
Este concepto se desarrollo para designar tanto la desarticulación de los fundamentos del absolutismo de la racionalidad y el hundimiento de las grandes ideologías de la historia como la poderosa dinámica de la individualización y pluralización de nuestras ciudades.
Esto ha confundido las construcciones voluntaristas del futuro y el triunfo de normas consumistas centradas, en donde el periodo posmoderno señalaba el advenimiento de una temporalidad social inédita, caracterizada por la primacía del aquí y ahora.
El neologismo <<Posmoderno>> pone de relieve un cambio de rumbo, una reorganización profunda del modo de funcionamiento social y cultural de las sociedades democráticas avanzadas. El auge del consumo y de la comunicación de masas, debilitación de las normas autoritarias y disciplinarias, pujanza de la individualización, consagración del hedonismo y del psicologismo, perdida de la fe en el porvenir revolucionario, desinterés  por las pasiones políticas y las militancias. Así tenemos que la expresión posmoderna era ambigua, torpe, por no decir confusa.
Hace veinte años, el concepto posmoderno aportada aire fresco, sugería algo nuevo, una encrucijada decisiva. Hoy ha quedado algo anticuado. El ciclo posmoderno desarrollado bajo el signo de las descomprención cool de lo social.
Lejos de haber muerto la modernidad, así mismos a su culminación, que se concreta en el liberalismo universal, en la comercialización casi general de los modos de vida, en la exploración <<Hasta la muerte>> de la razón instrumental, en una individualización vertiginosa. La modernidad funcionaba encuadrada o frenada por toda una serie de contrapesos, contramodernos y contravalores. El reparto de los papeles sexuales seguía negando estructuralmente la igualdad. Ya no estamos en ese mundo.
La sociedad que se esta organizando en una sociedad en la que ya no son estructurales las fuerzas que se oponen a la modernidad democrática, liberal e individualista, en la que han caducado las grandes propuestas alternativas. Los elementos premodernos no se han desvanecido, sino que funcionan según la lógica moderna desregularizada y desintitucionalizada. Incluso las clases y las culturas de clase se difuminan en beneficio de principio de la individualidad autónoma. Lo que hay en circulación es una segunda modernidad, desreglamentada y globalizada, sin oposición, totalmente moderna, que se basa en lo esencial en tres componentes axiomáticos de la misma modernidad: el mercado, la eficacia técnica y el individuo. Teníamos una modernidad limitada y ha llegado el tiempo de la modernidad acabada.
Vigilancia para sustituir a la antigua sociedad disciplinario-totalitaria, ya esta en marcha la sociedad de la hipervigilancia. La escalada paroxística del <<siempre más>> se ha introducido en todos los ámbitos del conjunto colectivo.
El consumo desmedido, los comportamientos anárquicos. El hipercapitalismo aparece acompañado de un hiperindividualimos acentuado, legislados de si mismo, unas veces prudente y calculador, otras desordenado, desequilibrado y caótico. El hiperindividualismo coincide no solo con la interiorización del modelo del homo-economicus que persigue lo máximo de sus intereses particulares en casi todas las esferas de la vida, si no también con la destructuración de las formas antiguas de la regulación social de los comportamientos, con una marea creciente de patologías, trastornos y excesos conductuales. El mismo movimiento, el orden y el desorden, la independencia y la dependencia subjetiva, la moderación y la desmesura.
La primera modernidad era extrema por la mediación de lo ideologico-politico; la siguiente lo es más aquí de lo político, en virtud de las tecnologías, los medios, la economía, el urbanismo, el consumo, las patologías individuales. Los procesos hiperbólicos y supolíticos componen, un poco de todas partes, la nueva fisonomía de las democracias liberales.
Pasado de la era <<pos>> a la era <<híper>>. No se trata ya de salir del mundo de la tradición para acceder a la racionalidad moderna, sino de modernizar la modernidad misma, de racionalizar la racionalización, es decir, de destruir efectivamente los <<arcaísmos>> y las rutinas burocráticas, de poner fin a las rigideces institucionales y as los obstáculos proteccionistas, de deslocalizar, privatizar, estimular la competencia.
La modernidad de segundo género es la que, reconciliada a sus principios de base (democracia, derechos humanos, mercado), no tienes ya un contramoderno creíble y no deja de reciclar en su orden los elementos premodernos que antaño había que erradicar. La modernidad de la que salimos era negadora, la supermodernidad es integradora.
Por todas partes aumenta la rapidez de las operaciones y los intercambios, del tiempo fatal se vuelven problemático al imponerse en el centro de los nuevos conflictos sociales.
La cultura hipermoderna se caracteriza por el debilitamiento del poder regulador de las instituciones colectivas y la auntonomización correspondiente de los autores ante las imposiciones de los grupos, sean la familia, la religión, los partidos políticos o la cultura de clase.
La hipermodernidad no esta estructurada por un presente absoluto, si no por un presente paradójico, un presente que no deja de exhumar y <<descubrir >> el pasado.
En la sociedad hipermoderna, lo antiguo y la nostalgia son argumentos de venta e instrumentos de marketing.
Así bien, continuando con la idea sobre la hipermodernidad, Gilles Lipovetskyretoma su itinerario intelectual, pero aporta un elemento suplementario: lo «posmoderno» ha llegado a su fin; hemos pasado a la era «hipermoderna». Esta época se caracteriza por el hiperconsumo y el individuo hipermoderno: el hiperconsumo absorbe e integra cada vez más esferas de la vida social y empuja al individuo a consumir para su satisfacción personal; el individuo hipermoderno, aunque orientado hacia el hedonismo, siente la tensión que surge de vivir en un mundo que se ha disociado de la tradición y afronta un futuro incierto. Los individuos están corroídos por la angustia, el miedo se ha superpuesto a sus placeres y la ansiedad a su liberación

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