domingo, 23 de marzo de 2014

JAURÍAS CON LICENCIA PARA MATAR.

Jaurías con licencia para asesinar

Por mucho que se autocalifiquen de socialistas y se vistan de rojo, el socialfascismo bolivariano conserva los mismos rasgos que tuvieron la Alemania de Hitler, la Italia de Mussolini, o la Argentina de Videla.
Por mucho que se autocalifiquen de socialistas y se vistan de rojo, el socialfascismo bolivariano conserva los mismos rasgos que tuvieron la Alemania de Hitler, la Italia de Mussolini, o la Argentina de Videla.

Vivimos tiempos de fascismo

José Rafael López Padrino
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Jose_Rafael_Lopez_Padrino_1Una vez culminada la multitudinaria marcha de estudiantes frente a las instalaciones de la Fiscalía General de República, las bandas armadas del socialfascismo en combinación con los cuerpos represivos del Estado atacaron en forma bestial a los manifestantes aún presentes en la zona. El estudiante Alejandro Da Costa fue asesinado y más de 68 personas resultaron heridas de armas de fuego y perdigones. En horas de la noche otro estudiante Roberto José Redman Orozco fue igualmente asesinado y otras 8 personas fueron victimas de la crueldad y de la barbarie por parte de los pistoleros del régimen.
Tales acciones criminales no son aisladas o casuales, forman parte del terrorismo de Estado de inspiración fascista iniciado por el fallecido vocinglero de Sabaneta y que ha profundizado el ungido de Miraflores. Terrorismo que ha implicado manipulación de la información y la utilización de mafias fanatizadas -entiéndase colectivos- para imponer una agenda violenta (represión, persecución, tortura, asesinato) a fin de mantener el control social, la estigmatización del adversario e inculcar la obediencia y sumisión de los venezolanos.
Esta canallesca represión no fue tan solo en la ciudad capital, sino también en las principales ciudades del país, en especial la ciudad de Mérida, donde los cuerpos represivos del régimen en complicidad con los colectivos armados sembraron el terror al mejor estilo de los Fasci italiani di combattimento italianos o las Sturmabteilungen (SA) alemanes. Las jaurías chavistas dispararon contra los estudiantes y vandalizaron propiedades ante la mirada cómplice de efectivos policiales y de la Guardia Nacional.
Estas nuevas razzias represivas forman parte de una agenda de terror que esta banda siniestra que gobierna “en nombre del pueblo” ha venido aplicando desde su llegada al poder. Por mucho que se autocalifiquen de socialistas y se vistan de rojo, el socialfascismo bolivariano conserva los mismos rasgos que tuvieron la Alemania de Hitler, la Italia de Mussolini, o la Argentina de Videla: los adversarios son encarcelados o asesinados; los líderes se mantienen eternamente en el poder, el pueblo es engañado, y manipulado; la policía y el ejército dejan de servir a la nación para servir al partido único; la economía fracasa. Ello aunado a la imposición de una hegemonía comunicacional perversa que conculca la libertad de expresión y pretende imponer un pensamiento único. Muestra de ello fue la salida compulsiva del aire del canal internacional de TV NTN24.
Los paradigmas de este régimen socialfascista han sido la represión, el asesinato impune, el fariseísmo, el cinismo y la hipocresía. Por una parte sus personeros aparecen hablando de paz, de concordia y entendimiento y por la otra fomentan, apoyan y favorecen la acción violenta de grupos armados que pretenden imponer su voluntad por medio de la agresión, y los disparos arteros. Estos neofascistas tropicales simulan un riguroso acatamiento a la ley y a la Constitución Nacional, lenguaje que usan como pretexto para justificar sus fechorías y crímenes. Con un cinismo repugnante el régimen exculpa a criminales confesos como a los integrantes de los colectivos armados y justifica los asaltos y asesinatos protagonizados por sus miembros tarifados. No olvidemos que los pistoleros asesinos de Puente Llaguno fueron elevados a la categoría de héroes de la revolución. 
Se avecinan tiempos difíciles. En las filas del socialfascismo hay un interés por desmoralizar a la disidencia política, por hacerla desistir en sus justas luchas. Con ello aspiran aligerar el camino a fin de imponer su proyecto fascista y militarista, poseído por el demonio de la violencia y del autoritarismo. Sin embargo, a pesar de las adversidades del presente, nadie debe perder el norte de nuestra lucha: defender los espacios conquistados, e insertarnos activamente en las luchas sociales (estudiantiles, obrero-campesinas, gremiales, etc.), que nos permitan construir una nueva mayoría. 
Vivimos tiempos de fascismo, en que policías asesinos, militares cobardes y malandros con franelas rojas siembran el miedo y el terror en la población. Tiempos en que se ha institucionalizado la violencia como forma de dominación, la libertad ha desaparecido y la verdad ha sido expulsada por decreto de la sociedad.  En este país nada ha cambiado desde los tiempos de la IV República, solo las caras de los represores y asesinos y el cinismo de los gobernantes de turno.

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