jueves, 17 de octubre de 2013

ECONOMÍA Y MERCADO : CASO VENEZOLANO.

Economía y mercado (III), caso venezolano

Rafael Piña Pérez

Miércoles, 16 de octubre de 2013

En Asia la gigante China implantó el sistema del socialismo real o comunismo desde 1949 y desde hace unos treinta años está transitando en lo económico del comunismo al capitalismo, aunque el Estado sigue siendo comunista, es lo que ellos llaman un solo país con dos sistemas

Economía y mercado (III), caso venezolano





   Foto: Google
En esta tercera y última entrega sobre este tema, pretendo esbozar algunos aspectos relacionados con los casos de socialismo real que destruyeron el mercado en la economía, la propiedad y la inversión privada. A este respecto todos los países que han experimentado este sistema socio- económico plantearon el tránsito del capitalismo al socialismo en procura de aplicar las tesis políticas y económicas del marxismo y el leninismo. Los catorce países que formaron parte de lo que se llamó la Unión Soviética ensayaron ese sistema durante 73 años desde 1917 hasta que se desplomó en 1992. Los ocho países de Europa Oriental que implantaron ese sistema a raíz de la II guerra mundial, también se desplomaron con la caída del Muro de Berlín en 1989.
En Asia la gigante China implantó el sistema del socialismo real o comunismo desde 1949 y desde hace unos treinta años está transitando en lo económico del comunismo al capitalismo, aunque el Estado sigue siendo comunista, es lo que ellos llaman un solo país con dos sistemas. Siendo el Estado comunista, no hay elecciones para elegir a los gobernantes de todos los poderes, no hay libertad de prensa y de opinión, no hay derecho a huelga, ni sindicatos autónomos, ni convenciones colectivas, tres conquistas básicas logradas por los trabajadores en sus luchas sindicales dentro del capitalismo. En Vietnam se empieza poco después que los chinos, otro proceso parecido al de éstos, transitando en lo económico del comunismo al capitalismo.
Subsisten con el comunismo en lo político y económico –social Cuba y Corea del Norte, aunque el primero está realizando una apertura aún tímida al capitalismo, instalando inclusive una llamada zona especial para el desarrollo en Mariel para la inversión extranjera, porque la privada nacional se destruyó con el avenimiento del socialismo real o comunismo. De profundizarse la apertura en Cuba que ya existe en turismo, concretamente en Varadero con inversionistas españoles, seguramente va a reaparecer la inversión privada con muchas dificultades al comienzo, después de 54 años de comunismo, cuesta tiempo, esfuerzos humanos y capital para emprender empresarios y fomentar empresas.
Por Qué fracasó el socialismo real o comunismo, después de casi cien años de haberse iniciado la construcción de ese sistema político y económico social con revoluciones banderas como la soviética, la china, la coreana y la cubana? Ante todo es de apuntar que en cada uno de los países que han transitado el comunismo, es una farsa que los trabajadores tomaron el poder, es una camarilla que se arroga el derecho de ser defensores de la clase trabajadora, pero en la práctica es una plutocracia con todas las prebendas y privilegios controlando todos los poderes públicos y renta generada por la sociedad.
Hoy Rusia está haciendo un tránsito al revés, del “socialismo” al capitalismo con sus leyes de mercado y las mafias del PCUS que instauró el poder plutocrático durante 73 años son los dueños de muchas de las empresas privatizadas. La plutocracia china anda por los mismos caminos, con la ventaja para esta de poseer el control de todos los poderes públicos y de la renta nacional, parecido también al caso vietnamita. En China y Vietnam se está re estableciendo el mercado. Otro caso emblemático es de Libia con la llamada revolución verde de Ghadaffi, se hartaron durante 42 años de mentir con una revolución socialista y después del derrumbe se comprobó que la tal Libia socialista fue que la familia Ghadaffi y un séquito de amigos y militares se enriquecieron en medio de la miseria de un país rico en petróleo.
Los dirigentes comunistas en el mundo, interpretaron desde un comienzo que para establecer el socialismo había que estatizar los medios de producción y distribución de los bienes y servicios, incluyendo los medios de comunicación, la salud, la educación, etc. De esta manera se pierden las iniciativas y creatividades individuales que en el ser humano requieren de libertad para desarrollarlas con sus habilidades y destrezas. En las empresas estatizadas prácticamente desaparece el ascenso del personal por méritos, conocimientos y experiencia, generándose monotonías y falta de estímulos para la productividad en el trabajo (es caso cercano de la Cuba comunista).
También es de anotar que la desaparición del mercado, reduce a su mínima expresión la competencia y la competitividad como factor importante de la eficiencia en la producción, la calidad, la diversidad de productos similares y la consecución de mejores precios tanto para productores como para los consumidores. Cuanto más competitivo sea un mercado, habrá mejor calidad, mas diversidad, menos escasez y por ende menor inflación o menos elevación del nivel general de precios. En los países del socialismo real, sus sociedades han sufrido las penalidades de la escasez, la escasa diversidad o variedad de productos sucedáneos y la mala calidad. La fijación de precios desde el organismo central de planificación, es decir, desde arriba hacia las empresas fue generando cada vez más ineficiencia, llevándolas en alta proporción al cierre o al mantenimiento a pérdidas de las unidades de producción.
Es de apuntar que no hay mercado perfecto, se generan distorsiones o deformaciones como la tendencia a la formación de monopolios y oligopolios que contrarrestan la competencia de un mercado competitivo. A las tentaciones monopolistas hay que combatirlas con leyes antimonopolios e instrumentos jurídico- administrativos para anular y minimizar las prácticas y conformación de estructuras que atentan y anulan la competitividad del mercado. Las imperfecciones del mercado hay que combatirlas, pero no eliminando su esencia como competencia entre seres humanos que se inició por los fenicios 3000 años antes de Cristo, recordando así que el mercado ha convivido con varios sistemas económicos de producción de bienes y servicios.
El mercado existe desde que el hombre empezó a organizarse en grupos para producir: Sociedad primitiva, Esclavismo, feudalismo, capitalismo y aún en el socialismo real no fue destruido del todo. Desde la primera división del trabajo con la existencia de la caza y la pesca en la que el esfuerzo del hombre era apenas recoger lo que daba directamente la naturaleza, el hombre viene sintiendo la necesidad del intercambio que se fue profundizando a medida que los sistemas de producción fueron avanzando hacia estadios más avanzados. El socialismo real o comunismo retrocede históricamente, matando al mercado en su empeño de destruir el capitalismo. El capitalismo es imperfecto en la producción y distribución de bienes y servicios, pero hasta ahora no ha sido superado por otro menos imperfecto, el comunismo ha sido un fiasco, fracasó y en vez de avanzar en eficiencia productiva y justicia social, fue un retroceso histórico para alcanzar un mayor bienestar del hombre como ser social.
En Venezuela el llamado socialismo del siglo XXI viene planteando la sustitución del capitalismo por un socialismo similar a lo que ha fracasado en todos los continentes, sin que exista un ejemplo exitoso, Pero ninguno puede mostrarse como superación del capitalismo en bienestar social. Las injusticias del capitalismo no se superan destruyéndolo, sino modernizándolo cada vez más. El hombre en sus luchas organizadas, superó al capitalismo salvaje de jornadas extenuantes, salarios miserables y condiciones de trabajo infrahumanas. China por ejemplo está viviendo situaciones laborables no iguales al capitalismo salvaje de la primera y segunda revolución industrial, pero similares en cuanto a la inexistencia del derecho a huelga, sindicatos autónomos y convenciones colectivas, pero existente en los países capitalistas desarrollados y en la mayoría de los países en vías de desarrollo. El socialismo real no ha podido resolver el problema de que y como producir, intentó distribuir lo que no se produce, de allí que lo que ha distribuido es miseria con represión para mantener el poder.
Insistir en el socialismo real o comunismo a estas alturas del siglo XXI es una terquedad anacrónica, inviable desde el punto de vista económico y social. Es perder tiempo, esfuerzos, retroceder en los avances científicos y tecnológicos para luego tener que volver al capitalismo, tratando de producir y distribuir menos deficientemente los bienes y servicios. La lucha del hombre por superar la pobreza y la injusticia social continúa y no se detiene para avanzar en bienestar colectivo. Esas luchas requieren de libertades para lograr más justicia social. Avanzar en la justicia social es imposible en regímenes plutocráticos y totalitarios con un líder mesiánico que se arroga la defensa de los derechos sociales, económicos y políticos de los ciudadanos.
En los 15 años del llamado socialismo del siglo XXI, los resultados apuntan a los mismos resultados de retroceso que ha significado el socialismo real o comunismo, a pesar del alto ingreso petrolero. Las empresas estatizadas en su mayoría están funcionando con menos eficiencia, con menos producción y productividad, otras han cerrado o están funcionando a pérdidas. Se han enquistado mafias en las empresas básicas, PDVSA, CADIVI, FONDEN, BANDES, cementeras, etc. Estas mafias se han enriquecido súbitamente amparadas por el poder autocrático sin controles legislativos, de la fiscalía, contraloría y tribunales. El poder totalitario es neoliberal en tanto no tiene controles por parte de ningún otro poder del Estado. El socialismo del siglo XXI muestra su fracaso estruendoso en menos tiempo que en los otrora regímenes comunistas de Europa y Asia, a pesar de ser un país petrolero. Venezuela está transitando un sistema inviable, costoso, represivo e improductivo, para más temprano que tarde tener que regresarse a la economía capitalista con sus leyes del mercado, imperfecto, pero superior al comunismo que lo pretendió superar.

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