lunes, 30 de diciembre de 2024

VENEZUELA: LA INSURRECCIÓN DEMOCRÁTICA DEL 28 DE JULIO.

 

VENEZUELA: DE LA INSURRECCIÓN DEMOCRÁTICA DEL 28 J/2024 A L GOLPE DEL ESTADO DEL 10 E/ 2025.

En Venezuela ocurrió el 28 de julio de 2024 una extraordinaria insurrección popular, democrática, pacífica y electoral como muy pocas veces se ha conocido en la historia contemporánea del mundo.

Ese día, un pueblo que ha estado bajo condiciones sistemáticas de opresión y bajo una represión extrema de todo tipo visualizó una oportunidad de un evento electoral presidencial el cual el régimen consideraba tenerlo ganado para expresarse masivamente y ejerciendo su poder constituyente se levantó y decidió quitarle en mandato al señor Nicolás Maduro y su gobierno. De manera que por decisión soberana Maduro no será más el primer mandatario.

Fue un evento extraordinario por las condiciones y circunstancias en la que se produjo la elección presidencial.

El régimen, controlando todas las instituciones ( civiles y militares) del Estado , manejó a su antojo el evento electoral: fue el quién escogió la fecha de la elección, fue el quien decidió que partidos podían participar, fue el quien autorizaba quien pudiese ser candidato, fue el quien inhabilitó a candidatos y partidos, fue el quien encarceló a miembros del comando de campaña opositor, fue el quien encarceló a todo aquel que prestara o vendiera un servicio a la oposición, fue el quien inundó las calles y avenidas del país con propaganda, fue el quien no permitió que el candidato de oposición pudiera tener acceso a los medios de comunicación, así como tampoco permitió la libre circulación y movilización de los activistas democráticos, fue el régimen quien profundizó el terrorismo de Estado a toda la población para inculcar el miedo como arma de sometimiento, fue el gobierno de Maduro quien extorsionaba y pretendía manipular a la población más pobre con las amenazas de quitarles los bonos de tres dólares o del servicio de gas o la bolsa de carbohidratos, fue el régimen quien gritaba a los cuatro vientos que ellos ganarían la elección por las buenas o por las malas, fue el régimen quien derrochó millones de dólares en esa campaña electoral, fue el quien utilizó todos los recursos del Estado para movilizar a quienes hasta ese momentos estaban sometidos al poder y pare de contar todas los atropellos, abusos y violaciones a los derechos ciudadanos cometidos en el marco de esta elección presidencial y los días siguientes.

El sector democrático, encabezado por María Corina Machado, logró sortear todas las trampas y chantajes del gobierno e inscribió finalmente un candidato que el gobierno aprobó. Un candidato que no quería ser candidato, un señor de avanzada edad del cual la población votante no tenía idea de su existencia pero que se tenía referencia de ser un hombre íntegro.

En ese contexto el pueblo asistió a un evento electoral en condiciones asimétricas, donde el gobierno estaba seguro que después de 25 años de someter al pueblo a sus antojos políticos e ideológicos y al control social sería imposible perder la elección presidencial, al contrario, el régimen estaba seguro que su victoria sería aplastante . El gobierno confiaba en que la “ servidumbre voluntaria” realmente hubiese neutralizado la voluntad de cambio de la sociedad venezolana.

Y con esas condiciones electorales brutalmente antidemocráticas llegamos al día 28 de julio de 2024.

Al despuntar el día jóvenes y viejos salían a los centros electorales con la intención de ejercer su voto como única arma que poseían para ganar la batalla por un mundo mejor, en los sectores populares donde el chavismo más se confiaba en su triunfo la asistencia era masiva, desde las primeras horas del día se sentía un ambiente tenso pero "normal", en la medida que avanzaban el día los funcionarios del chavismo los iba cubriendo un manto de nerviosismo , al mediodía la gente en las colas ya hablaba sin miedo contra el gobierno y manifestaban su intención de votar por el candidato de la oposición Edmundo González, ya a las tres (3 -4 p.m. ) el país se estaba estremeciendo con una emoción de libertad indescriptible, a partir de esa hora la suerte de Nicolás Maduro estaba echada, no había dudas , una indetenible insurrección popular, democrática y pacífica superó todas las adversidades y obstáculos puestos por el gobierno y utilizando el voto como instrumento de expresión de su soberanía popular y constituyente eligió a Edmundo González como el nuevo mandatario.

A partir de las cuatro de la tarde ( 4 p.m. ) el pueblo votante y constituyente se volcó a los centros electorales a resguardar su decisión plasmada en cada voto y reclamar que las actas de votación generadas por las maquinas del órgano electoral del gobierno les fuera entregada a los testigos del candidato Edmundo González.

Y en presencia de los testigos electorales del gobierno y de los 100.000 militares que custodiaban los centros electorales se revisaron las actas, se entregaron a los testigos tanto del gobierno como de la oposición y el acta original se introdujo en un sobre marcado con el número 1 el cual quedó bajo la custodia de los militares .

Fue una insurrección de la conciencia, fue un levantamiento de la moral pública, fue una acción liberadora de un pueblo sin armas contra un régimen cruelmente represivo y armado que no dudaba en utilizar sus fusiles para mantenerse en el poder. Pero el pueblo, sabio y paciente, supo esperar el momento exacto para tomar su decisión soberana y así lo hizo.

Luego, comenzando la noche, vino el golpe del poder constituido contra el poder soberano y constituyente.

Esa noche los fusiles hablaron por boca del ministro de la defensa quien se dirigió al país y dijo que el alto mando militar de Venezuela ha observado “con satisfacción cómo se ha abandonado la vía insurreccional, apátrida y cómo entonces el pueblo de Venezuela se prepara para abrirle los brazos a una nueva etapa”. ( Voz de América, julio 29 ).

Lo de insurreccional y apátrida era la referencia exacta al sector democrático que los dirigentes y funcionarios del régimen siempre han utilizado para señalar a la oposición.

Luego, más tarde en la noche de ese 28 de julio, el órgano electoral del gobierno ( CNE) se encargaría de informar la cifra de votos a favor del candidato Maduro con la cual justificarían el golpe del poder constituido sin presentar ninguna evidencia ( actas electorales) que respaldaran dicha cantidad de votos.

Pero ya el golpe del Estado contra el poder del pueblo soberano estaba decidido y cumplieron con su palabra: no dejarían el poder ni por las buenas ni por las malas .

Al saber del golpe del Estado, el pueblo en muchas partes del país, sobre todo en las barriadas y zonas populares, salió a la calle a reclamar su decisión, la cual no era otra que entregarle el mando a Edmundo González, fue entonces cuando los fusiles apuntaron a ese pueblo y asesinaron a 26 personas y secuestraron a casi tres mil ( 3.000) manifestantes.

El pueblo estaba enfurecido y decidido a salir por millones a la calle a defender el triunfo y su mandato pero inexplicablemente, la dirigencia opositora no reaccionó a la altura que las circunstancias requerían, no hizo el llamado a " cobrar el triunfo" esa misma noche ni ese otro día, el pueblo que salió a la calle quedó huérfano de dirección política y por lo tanto a disposición de una cruenta represión por parte de quienes con armas de fuego defienden al régimen golpista.

En ese momento el gobierno visualizó claramente la oportunidad de iniciar una razia contra los testigos electorales, activistas y dirigentes de oposición : detenciones y persecuciones por todas partes obligaron al resto de la dirigencia a pasar a la clandestinidad o huir del país antes de pasar a engrosar las mazmorras del régimen.

En consecuencia de ese vacío dirigencial, hoy tenemos una oposición sin capacidad de movilización, neutralizada y con mucho miedo, pues el régimen no repara en formalismos para reprimir o apresar a todo aquel que se le oponga

Hoy la oposición, encabezada por María Corina Machado, está pagando su error fundamental de este proceso: no haber convocado al pueblo a la calle en su carácter de poder popular constituyente para enfrentar el golpe del Estado del poder constituido.

Así las cosas, este próximo 10 de enero de 2025, el señor Maduro, habrá consumado ese golpe del Estado y asumirá ilegal e ilegítimamente un poder arrebatado al pueblo el 28 de julio.

Ese 10 de enero, el régimen se mostrará como es : un gobierno de facto, apoyado por miles de hombres armados quienes desde días antes tomarán las calles y avenidas de Caracas para persuadir a que el pueblo se le ocurra otra insurrección……

Claro está, que el 10 de enero marcará el inicio de una nueva fase en esta larga, compleja y peligrosa lucha por lograr un modelo de democracia plena. Cómo y cuándo se resolverá este conflicto ?, no hay manera de saberlo, cualquier cosa puede pasar que cambie la situación, como también puede que no ocurra nada y tengamos al señor Maduro y su élite gobernando por muchos años.

Lo que sí es cierto es que la élite chavista al asumir de facto el gobierno el 10 de enero, se encontrarán con un pueblo que mayoritariamente lo rechaza, un pueblo que sabe muy bien quien ganó la elección presidencial, sumado a ello, se encontrarán con la profundización de la crisis económica y humanitaria de dimensiones insoportable, todo lo cual sigue cocinando a fuego lento pero intenso las condiciones para una nueva insurrección popular, la cual está vez, no será electoral pero sí será democrática y también será pacífica, pues , a los factores de poder que sustentan al régimen no les quedará más remedio que entregar por las buenas el poder a quien ya el pueblo decidió entregar.

A los 29 días del mes de diciembre de 2024….


10 DE ENERO DE 2025 : MIEDO, ESPERANZA E INCERTIDUMBRE.

 10 DE ENERO 2025 : ESPERANZA, MIEDO E INCERTIDUMBRE.

(10/12/24).

La estrategia electoral de la oposición venezolana tuvo un éxito rotundo. Edmundo González, abanderado del sector democrático y apoyado por la líder principal de ese sector María Corina Machado arrasó en las elecciones celebradas el 28 de julio de 2024, de ese resultado no hay ni la menor duda, todos quienes participaron directa o indirectamente, bien militares bien civiles, bien testigos del oficialismo o de la oposición, todos con actas electorales generadas por las maquinas del CNE en mano conocen los verdaderos resultados.

Sólo quienes están convertidos en élite dominante de este país se negaron a aceptar la decisión soberana del pueblo el cual ese 28 de julio decidió cambiar de mandatario.

Esa élite cívico militar al desconocer el resultado y mostrar uno distinto sin presentar ni una sola acta electoral propinó un Golpe del Estado contra la soberanía popular. Simplemente la élite cívico militar desconoció el poder popular en su estado originario.

Para lograr el propósito de mantenerse en el poder, las instituciones del Estado Constituido ( CNE, FISCALIA, TSJ, FANB , PODER EJECUTIVO, A N. ) fraguaron un golpe contra el poder constituyente que ese día se expresaba y ordenaba a través del voto su decisión como poder soberano de cambiar las cosas en este país.

No fue un golpe de Estado tradicional, no, fue un golpe del Estado constituido contra el poder constituyente , amparándose en el control de la violencia “ legítima “ a través de las armas que poseen una fuerzas armadas que representan sólo a la élite dominante.

Ese 28 de Julio la fuerza armada nacional dejó de representar a la nación, a la Republica, para defender y proteger los intereses de un grupo político económico el cual al no aceptar dejar la conducción del poder político se transformaron en una élite dictatorial.

Así, basados en la violencia y la represión, a sangre y fuego, la élite dominante se impuso ante la sociedad venezolana y hoy ejerciendo el miedo como arma política, secuestra y persigue a todos quienes de alguna manera reclaman el respeto por la decisión soberana que dictó el pueblo ese glorioso 28 de julio de 2024.

Quienes ayer gritaban a los cuatro vientos: " la voz del pueblo es la voz de Dios ", y " Todo dentro de la constitución, nada fuera de ella " hoy se convirtieron en una élite reaccionaria , la cual desconoce aquel principio democrático constituyente que dice : " Mando, mandando obedeciendo" y abrazaron el principio reaccionario y fascistoide de : " Mando, mandando dominando ".

Ahora bien , se escriben éstas notas hoy 10/12/24 a un mes de que asuma el poder ejecutivo quién haya sido impuesto para ese cargo por el poder popular soberano.

Ese 10 de enero el sentido democrático indica que debería juramentarse como presidente de la Republica de Venezuela el señor Edmundo González , pero la realidad concreta indica que de no haber unos factores que reviertan el golpe del Estado a la soberanía popular las posibilidades de que Edmundo González se juramente como nuevo presidente tienden a hacer nulas.

Para hacer respetar la decisión tomada por el pueblo soberano el 28/07/24 deben conjugarse entre oros los siguientes factores:

a) la movilización popular. Éste factor es determinante, si el pueblo no se moviliza a defender su decisión la cúpula golpista usurpadora se atornillará en Miraflores.

La movilización popular no solo es un movimiento físico de millones de personas con el objetivo claro de hacer respetar su decisión, ésta movilización también implica elevar la moral de los ciudadanos, generar mayor conciencia democrática y coloca a las FANB en un punto en el cual pueda suceder una ruptura entre la cúpula del generalato enriquecido en revolución y los mandos medios y las tropas cuyos intereses son distintos al del generalato.

Está ruptura solo se logrará con la movilización popular, pues el ejército en la calle tendrá que decidir entre proteger a la élite cívico militar o masacrar al pueblo soberano y constituyente ahora en la calle reclamando el cumplimiento de su decisión del 28 J.

b) la neutralidad de la FANB.

Aparentemente, hasta estos momentos, pareciera que la FANB mantiene un respaldo absoluto a la élite gobernante y al golpe del Estado, de hecho, sin la complicidad de esta fuerza armada no hubiese sido posible el golpe del 28J.

Pero esa apariencia pudiera esconder una realidad silente pero contradictoria que está allí en la estructura militar esperando el momento oportuno y exacto para implosionar. Ese momento necesita que se le ayude a nacer para iniciar un movimiento con fuerza social y política y no hay mejor oportunidad que el 10 de enero de 2025. ( " Maldito el soldado que apunte su arma contra el pueblo ". Simón Bolívar).

Sería ingenuo esperar una neutralidad de las FANB o una posición institucional, sí así fuera no hubiesen asestado el golpe del Estado junto a la élite civil.

A esa FANB hay que llevarla hasta el punto de la definición de su naturaleza: o sirve al pueblo o sirve a la cúpula golpista.

c) La presión internacional.

Este factor es muy importante, puede influir en crear circunstancias favorables al sector democrático, sobre todo en estos momentos en el cuál el cuadro geopolítico en el oriente próximo de alguna manera va a influir en el caso venezolano , puesto que quienes apoyan incondicionalmente a la élite gobernante venezolana hoy están repensando su juego de poder.

Es el caso de Irán , país que ahora tendrá que reacomodar su posición frente a Israel, pues con la expulsión del dictador Bashar Al -Asad de Siria pierde el bastión que ocupaba Hezbolá , amén que dicha organización militar terrorista hoy está descabezada por la aniquilación física de sus principales jefes por parte de Israel.

Igualmente Irán pierde capacidad de agresión y de defensa al tener a la organización terrorista Hamás muy minimizada y acorralada por el ejército israelí . De manera que tanto Hamás como Hezbolá hoy no le aseguran a Irán ninguna capacidad militar, por lo tanto Irán tendrá que fortalecer sus esfuerzos en tratar de salvaguardar sus intereses en su teatro de operaciones y dejará para después una relación con Venezuela la cual en nada es prioritaria en el escenario en el cual hoy se encuentra.

Hoy, Irán estará pendiente de Turquía y de los Kurdos no de Venezuela y muy pendiente también estará de su situación interna dado que esa dictadura religiosa se sostiene sólo a base de la represión, muerte y encarcelamiento de quienes piensan distintos, y la caída de Al - Asad puede incentivar a la oposición interna iraní.

Por otro lado está Rusia, la cual también fue derrotada en Siria pues era Putin quien sostenía en el poder al déspota expulsado. Además , con la llegada de Trump el próximo 20 de enero el tablero geopolítico se mueve , sabemos que tanto Putin como Trump se entienden en situaciones básicas lo cual pudiera incidir en el abordaje de la guerra de invasión de Rusia contra Ucrania y un acuerdo para resolver este conflicto siempre será global y es allí donde Putin pudiese dejar solo a Nicolás Maduro a cambio de quedarse con territorios que ya han sido invadidos y consolidados. Debemos tener presente que quien será el secretario de Estado , el senador Marcos Rubio, ha mantenido un incondicional apoyo a la oposición venezolana en su lucha contra Nicolás Maduro y la opinión de ese señor será de gran peso en las tomas de decisiones que se estarán tomando en el corto tiempo.

Y en cuanto a la dictadura China también la situación se complica, pues los chinos tienen dos propósitos fundamentales: 1) consolidar su expansionismo económico a través de la ruta de la seda y para ello trabajan duramente en América Latina, para ellos más importantes son sus acuerdos con Brasil, Chile, Bolivia, Perú y otros que atascarse en una pelea por una dictadura la cual económicamente no les ofrece mayores beneficios y que además complicaría su relación con EEUU. y 2) los chinos tendrán como prioridad lograr acuerdos arancelarios con EEUU , para ellos eso es fundamental y como gobierno pragmático no dudarán de dejar solo a Maduro sí eso les beneficia en el logro de sus propósitos.

De manera que la situación de Maduro en cuanto a sus apoyos internacionales se complica, solo le queda seguir recibiendo los apoyos vacíos de Cuba, Nicaragua y Bolivia los cuales no son de mayor consideración a la hora de presionar al gobierno de facto venezolano.

d) El miedo como arma política.

Otro factor importante para definir los eventos que se pudiesen desarrollar el 10 de enero y los tiempos próximos tiene que ver con el impacto que el miedo ha tenido sobre la población.

La cúpula cívico militar que asestó el golpe del Estado en contra de la soberanía popular ha ejecutado una política implacable e impecable de terrorismo de Estado.

Asesinatos, secuestros, tortura, represión selectiva, extorsión, y demás técnicas de generar el miedo colectivo han sido desarrollada en Venezuela, lo cual de alguna manera ha neutralizado la capacidad de movilización de la población y la desarticulación de la dirigencia opositora que deben andar en la clandestinidad o sencillamente estar fuera del país.

Se necesita un evento que rompa y supere ese miedo y eso no es fácil de lograrlo, por ahora, la población está a la expectativa de lo que ocurrirá el 10 de enero de 2025 como sí esta fuese una fecha final donde todo termina y no hay un mañana, es decir, la población tiene esperanza de que algo suceda, pero esa masa no se ve protagonizando ningún evento que genere un cambio, el común de la gente piensa que algo ocurrirá y ellos estarán viendo por las redes sociales los hechos.

Más grave aún, las masas piensan ( por ahora) de que sí no pasa nada el 10 E , ya más nada pasará y todo se quedará como quiere la cúpula golpista, es como una visión apocalíptica , donde sólo quedará huir del país o adecuarse a los designios de la dictadura para sobrevivir.

Por lo anterior es que nos parece muy sensata la decisión del señor Edmundo González de venir al país a juramentarse como presidente, es una decisión políticamente correcta y sería el evento necesario para superar el miedo colectivo .

Imagínense a un señor de 75 años de edad, que además es presidente electo y el cual al entrar al país lo detienen , le colocan las esposas como a cualquier delincuente y lo entierran en los calabozos del Sebin en el centro de torturas llamado El Helicoide.

Ante esa situación cuál sería la reacción del pueblo que votó por él, el cual sabe que él representa la esperanza de una Venezuela mejor, que sabe que él ganó la elección arrolladoramente, que sabe que si permite esa acción de terrorismo de Estado será más difícil en el tiempo salir de la dictadura, entonces ese evento se pudiera convertir en el mecanismo necesario para superar el miedo y que la gente salga a la calle por millones, abrace al soldado y al policía y entre pueblo y soldado liberen y reconstruyan al país......

En síntesis, considero que estos factores descritos apresuradamente en este texto, al conjugarse en un espacio y tiempo adecuados a las circunstancias que se presenten pueden crear las condiciones, objetivas y subjetivas, para alcanzar el inicio del cambio del sistema político y económico en Venezuela, de no lograrse ésta conjunción las posibilidades de ese cambio se alejarían considerablemente.

Amanecerá y veremos.....

10/12/2024.


viernes, 2 de agosto de 2024

EL MEGA FRAUDE.


 


Fernando Mires - EL MEGA FRAUDE



1.

El ex-presidente Nicolás Maduro tenía tres opciones frente a la evidente posibilidad de una derrota electoral: la primera, dar un golpe de estado antes de la elección. La segunda, desconocer el resultado de las elecciones, inventarse un resultado a su gusto y establecer una dictadura militar no de forma sino de hecho, como efectivamente sucedió. La tercera opción habría sido reconocer el resultado, negociar con la oposición su supervivencia política y luego convertirse en líder opositor al gobierno de Edmundo González.

Quienes tendemos a pensar de modo racional, no descartábamos la tercera posibilidad. Después de todo, nos decíamos, el PSUV seguiría siendo el partido mayoritario del país. En ese caso Maduro habría emulado el ejemplo de su colega Daniel Ortega cuando, aceptando el triunfo de Violeta Chamorro el año 1990, pasó a la oposición y solo mucho después, recuperado el gobierno para “el sandinismo”,  decidió junto con su esposa restaurar el somocismo y erigirse así en el nuevo dictador perpetuo de Nicaragua. Pero Maduro ni siquiera siguió ese ejemplo.

Maduro y su combo decidieron saltarse todas las normas, aún las más elementales, eligiendo la vía anticonstitucional para cometer el fraude electoral más monstruoso de la historia política latinoamericana. De hecho, al ser avalado por el general Padrino, el fraude no solo fue un fraude: fuedefinitivamente, un autogolpe de estado. En virtud de ese golpe post-electoral, Maduro ha decidido cruzar todas las líneas rojas que separan a un gobierno autoritario de una dictadura militar.

2.

El dictador, no el presidente Maduro –así hay que nombrarlo hasta que dé a conocer el resultado verificado de las elecciones del 28 J- ha consumado el proceso de descomposición histórica del chavismo.

El chavismo de Chávez realizó un gobierno político y solo en segundo lugar militar. Bajo Maduro devino en un gobierno militar y solo en segundo lugar, político. Léanse por ejemplo las declaraciones que cada cierto tiempo emite el general Padrino López: son abiertas proclamas destinadas a dictar el rumbo de la política nacional. Eso significa literalmente que, bajo Maduro, ha tenido lugar el traspaso del mando político al estamento militar. Sin Padrino, Maduro es nadie. El estado venezolano se encuentra a merced de los generales, no de los políticos. O dicho así: si durante Chávez el poder militar estaba subordinado al poder político, durante Maduro el poder político ha sido subordinado al poder militar.

Después de las elecciones del 28-J entramos definitivamente a la instauración de una clásica dictadura militar, una de esas que ya casi no quedan en el mundo, una al estilo de las de Somoza, de Trujillo, de Videla, de Pinochet. Una que solo puede ser comparada con la del tirano Lukaschenko en Bielorrusia, al igual que Maduro, un ladrón de votos. La diferencia es que la dictadura de Lukaschenko roba votos contando con la protección de la dictadura rusa de Putin. La de Maduro-Padrino en cambio, ha surgido en un marco geoestratégico donde, con las excepciones de Cuba y Nicaragua, los gobiernos latinoamericanos, sean de izquierda o de derecha, han ido adoptado de modo progresivo las normas derivadas de la democracia constitucional (a las que otros llaman liberal)

Los números del megfraude hablan por sí solos. El día 30, después de haber tenido acceso a actas rescatadas por el comando electoral opositor, González habría recibido 7.0 86.966votos (67% de la votación nacional) y Maduro 3.206.164 votos (30% de la votación nacional) Para proclamarse vencedor como lo hizo, Maduro debería haber contado en las actas desaparecidas con un porcentaje de más del 80 % de los votos, algo absolutamente imposible. Sin embargo, sin esas actas en la mano, inventó como resultado nada menos que un 51,2% de la votación nacional en contra de un 42,1% adjudicado a González. ¿De dónde salió esa cifra? preguntó, traicionado por un rapto de asombro, el muy izquierdista ministro del exterior brasileño Celso Amorin. Todavía no obtiene respuesta.

Parte de la respuesta la dieron los testigos del candidato Enrique Márquez. Esos votos no salieron de la sala de totalización sino de la oficina privada del presidente de la CNE Elvis Amoroso. Más claro no podía ser. El resultado fue un número inventado por Maduro y su grupo, no se sabe si histerizado ante la evidencia de la derrota o como resultado de una (muy mala) planificación del fraude. A favor de la primera posibilidad habla el hecho de la precariedad demostrada en la implementación del robo donde no solo dejaron indicios sino huellas repartidas por todas partes. A favor de la segunda posibilidad, habla el hecho de que, apenas comenzando los primeros escrutinios, el mercenario español Juan Carlos Monedero presentaba como votos de boca los resultados de la encuesta de la agencia chavista de Oscar Schemel. Un resultado que “curiosamente” coincid con el porcentaje que se hizo regalar Maduro sin consultar las actas de votación mesa por mesa. Probablemente las dos posibilidades, la del miedo y la de la mala planificación, son ciertas. Lo que planeaban esos malhechores lo hacían con la conciencia sucia.

Maduro sabía que, después de su crimen electoral, iba a haber protestas. Al escribir estas palabras, la sangre con la que amenazó ha comenzado a correr por las calles venezolanasPadrino López habla de un supuesto golpe militar sin militares y Maduro de una extrema derecha “mileísta” que habita en los barrios pobres de las ciudadesHay una orden de arresto en contra de María Corina Machado. El país ya ha sido ocupado por las tropas del general golpista Padrino LópezEn fin, estado de sitio en las callespinochetismo duro y puro en el poder

3.

Para consumar el mega fraude, Maduro y su grupo debieron suprimir no solo la Constitución sino también a todo tipo de comunicación política con la nación. Con ello ha terminado por destruir al propio chavismo político al que mal que mal pertenecía su mito fundacional. El chavismo de hoy, digamos más claro, ya no es el de Chávez. Después de la muerte biológica del máximo líder, Maduro ha sustituido al chavismo político por un chavismo puramente militar.

Probablemente Maduro deseaba liberarse del peso político de su predecesor con el cual, desventajosamente, era siempre comparado. El fraude habría sido, si lo miramos desde un punto de vista freudiano, un parricidio. Una rebelión inconsciente del hijo castrado en contra del padre castrador. Por supuesto, Maduro sería el primero en negar su crimenNo importa. Ningún criminal dice de sí mismo yo soy un criminal.

No nos engañemos. Maduro y Padrino han llevado a cabo un golpe de estado en contra de upueblo que no los eligió. Por eso Maduro, y esa es la diferencia con Chávez, se ha vuelto abiertamente en contra de ese pueblo. No nos referimos al pueblo étnico ni al pueblo demográfico, ni mucho menos al pueblo cultural, sino al pueblo en su acepción moderna: al pueblo político. Pues bien, aunque parezca tautología decirlo, un pueblo es político solo cuando puede elegir a sus representantes políticosPrivado de esa atribución deja de ser un pueblo político para transformarse en simple población. Ahora bien, ese pueblo-población y no el pueblo político es el que más conviene a Maduro

Después del horroroso crimen político cometido por Maduro y los suyos en contra de su propia nación, no pocos se preguntarán: ¿Cómo puede vivir esa gente, ¿Cómo pueden dormir? ¿Cómo arrastran esa culpa inmensa? ¿Cómo pueden mirarse en el espejo sin sentir repulsión? ¿De qué mierda están hechos? Todas esas legítimas preguntas parten, sin embargo, de una premisa que en este caso podría no ser correcta: la de suponer que Maduro y los suyos coparticipan de una comunidad de valores equivalentes a los de las sociedades occidentales modernas. Eso querría decir que las preguntas formuladas pasan por alto la posibilidad de que, a través del ejercicio continuado del poder, puedan formarse grupos –mafias, o castas, o bandas- que actúan de acuerdo a una lógica derivada de su propia autoconservación.

Probablemente Maduro y los suyos creen de verdad que hablan en nombre de un pueblo que, independientemente de que si vota o no, solo puede estar representado por ellos. Eso quiere decir que, al haberse apropiado del estado, Maduro y su grupo creen efectivamente ser propietarios de la nación y por ende, representantes del "verdadero pueblo". En otras palabras, creen que al representar lo que en su subjetividad imaginan es la voluntad general, ellos mismos son el pueblo. De ahí que cada opositor a sus personas debe ser considerado como un enemigo del pueblo. No importan que esos opositores –como hoy es el caso– conformen una abrumadora mayoría nacional. Desde el punto de vista madurista no son más que una masa engañada a la que ellos tienen que enmendar pues ellos, y nadie más que ellos, encarnan el verdadero espíritu del pueblo.

¿De dónde viene esa locura? No del poder, sino de la des-limitación de un poder que, cuando es absoluto, corrompe absolutamente (para decirlo con Lord Acton). Maduro, Cabello, los Rodríguez, Saab, Padrino, viven en su propio micro-mundo venezolano como ayer Hitler, Goebels, Göring, Hess, Himmler vivían en su propio micro-mundo alemán. Micro-mundos autoreferentes donde son creados códigos y valores distintos e independientes a los que predominan en el mundo exterior y cuya máxima superior es la conservación del poder sea como sea. Solo así nos explicamos por qué seres tan mediocres, tan vulgares, tan groseros, pero todos criados bajo el alero de Chávez, han llegado a imaginar que ellos son los depositarios de un destino manifiesto que rige más allá de la Constitución y las leyes, un destino que los faculta a cometer toda case de crímenes, entre ellos, robar los votos del pueblo en nombre del pueblo.

Venezuela se encuentra sometida a los dictámenes de un grupo de degenerados políticos. Es por esa razón que el tema venezolano trasciende lejos a Venezuela. Los representantes legítimos de las naciones democráticas, sean de izquierda o de derecha, así lo han entendido. Revelar y condenar el mega fraude y a su corolario, el autogolpe militar perpetrado por Maduro y Padrino, significa trazar una línea de demarcación al interior de sus propios países.



jueves, 25 de julio de 2024

CÓMO HACER PARA QUE NO SE ROBEN EL PODER DEL PUEBLO..

 


CÓMO HACER RESPETAR LA DECISIÓN DEL PODER DEL PUEBLO ESTE 28 DE JULIO ?.


Es universalmente aceptado que el poder reside en el pueblo ,  las decisiones del pueblo representan el ejercicio soberano del poder, por ello gobernante e instituciones están sometidas a ese poder soberano.

Cuando un gobierno, un presidente o un mandatario pierde el apoyo del pueblo, significa que ya no tiene el poder y debe aceptar la decisión soberana del pueblo, todo dentro del principio de : Mando- mandando - obedeciendo, pues , quien manda es el pueblo y su representante por delegación es un mandatario. De allí, que al presidente se le denomine el primer mandatario. 

Ese primer mandatario estará sometido al poder del pueblo y debe obedecer sus decisiones, hacer lo contrario es tiranía y entra en el principio de Mando- mandando- dominando.

Igualmente sucede con las instituciones, ellas no son sede de ningún poder , sólo ejercen acciones de Estado emanadas de ese poder popular, al cambiar la relación de poder las instituciones deben quedar a disposición del nuevo o nuevos mandatarios para que estos cumplan con el mandato que le ha otorgado el poder del pueblo.

En términos generales ese es el espíritu que el constituyente le imprimió al artículo 5 de la constitución actual de Venezuela.


Ante una decisión del pueblo por la vía electoral un mandatario tiene tres opciones : 


a) HACER LO DEBIDO,  es decir, aceptar con obediencia el mandato popular, es lo que sucede en un sistema político democrático, 


b) HACER LO QUE QUIERA, como por ejemplo desconocer la decisión del pueblo y convertirse en tirano, usando para ello las instituciones, fundamentalmente la institución militar y 


c) HACER LO QUE PUEDA, en este caso el mandatario tratará de imponer algunas condiciones para reconocer la decisión del pueblo y su pérdida del poder.

Generalmente, esto ocurre cuando quien pierde el poder tiene muchas cuentas pendientes y trata de salir con el menor costo posible.


Ahora bien, en el caso que nos convoca la historia para este domingo 28 de julio, día en el cual se realizará una elección presidencial y donde la movilización de masas, las encuestas serias y la notable debilidad del régimen hace presumir que el señor Nicolás Maduro perderá el poder que el pueblo le otorgó, pero, que al verse derrotado amenaza con un baño de sangre, una guerra civil o una revolución armada, qué puede hacer el pueblo político que ha tomado la decisión soberana de quitarle el poder ?.

Ese pueblo en el ejercicio de su soberanía elegirá un nuevo mandatario y en función de concretar tal propósito debe tomar las siguientes acciones :


 a) Asistencia masiva al acto de votación; 

b) Resistir todos los obstáculos que el régimen saliente coloca para tratar de impedir la decisión que ya sabe que está tomada : resientacia pacífica es igual a paciencia y aguante pero también disposición ha hacerse respetar.

c) cuidar, con los testigos electorales, todo el acto de votación.

d) Acudir masivamente a su centro de votación después de haber votado y no retirarse hasta que el testigo electoral tenga el acta de escrutinio en sus manos; 

e) estar atento en la calle para cualquier llamado que haga el candidato Edmundo González o  la Plataforma Unitaria.


Es decir, no permitir que irrespeten la decisión del poder del pueblo pasa por : votación masiva, acta en mano y la gente masivamente movilizada.


El poder del pueblo debe mostrar su fuerza a través del voto y debe persuadir a quien quiera desconocer esa decisión con la movilización masiva 


Ahora bien, sí el mandatario actual hace lo DEBIDO , lo cual sería lo correctamente democrático, la movilización del pueblo sería para celebrar el inicio de un nuevo ciclo histórico, no para rescatar la democracia representativa previa al lamentable ciclo chavista la cual de alguna manera engendró este oprobioso régimen si no para iniciar la construcción de la democracia plena. Dónde el derecho de Vivir una vida libre de pobreza, se convierta en el derecho fundamental.


26/07/24.


28 DE J NACE UNA REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICA Y PACÍFICA EN VENEZUELA.

 



Fernando Mires - VENEZUELA: UN DÍA DECISIVO

 


Al profesor Alvaro Toro. En Memoria.


Escribo este texto una semana antes del 28 de julio, día en que tendrán lugar elecciones presidenciales en Venezuela las que, dicho con seguridad, y sean cuales sean sus resultados, darán inicio a un nuevo capítulo de la historia del país. Ese día puede ser el del fin del chavismo, no como movimiento ni partido, pero sí como como gobierno y estado.


LAS CARTAS BAJO LA MESA

Todas las encuestas serias apuntan hacia un triunfo del candidato de la oposición unida, Edmundo González Urrutia. El misterio es cual va a ser la reacción del gobierno de Nicolás Maduro en caso de una derrota. Nadie imagina al autoritario presidente ciñendo la banda presidencial en el pecho de González. Tampoco nadie lo imagina reconociendo hidalgamente su derrota. Pero en la historia siempre hay un lugar para lo inimaginable. Quien escribe tampoco imaginaba a Augusto Pinochet cediendo el gobierno a Patricio Aylwin. Seguramente Pinochet tampoco lo imaginaba. Pero suele suceder que los actores políticos, cuando no pueden hacer lo que quieren y no quieren hacer lo que deben, deben resignarse a hacer lo que pueden, sobre todo cuando deben hacerlo en el marco de condiciones nacional e internacionalmente irreversibles.

Maduro tiene sin duda cartas bajo la mesa. Una es cometer un grosero desfalco electoral a lo Lukaschenko, quien se adjudicó el 99% de los votos en un país donde más de la mitad de la ciudadanía se inclinaba por su dimisión. Pero Lukaschenko tenía a otro ladrón de elecciones como vecino y podía permitirse el delito horrible que cometió en su país manteniendo su impunidad. Una segunda carta sería para Maduro un golpe militar con el pretexto de asegurar el “orden publico” en caso de que las multitudes de la oposición reclamen en las calles un robo electoral. No está excluida tampoco la posibilidad de que las dos cartas sean una sola. Robo electoral y golpe de estado a la vez, a fin de impedir el ascenso al poder de la “derecha fascista” (para decirlo con el vocabulario que emplea Maduro).

Maduro tiene, sin embargo, una tercera carta: y es la siguiente: aunque sea de malas ganas, aceptar su derrota e intentar convertir a partir de ese momento al PSUV -mal que mal es el partido más numeroso de la nación- en eje de una oposición política en contra del nuevo gobierno. Con ese paso Maduro pasaría a la historia de la izquierda latinoamericana como un estadista y no como un criminal, que ese sería el caso si elije una de las dos primeras alternativas.

Dicho de modo más simple: o Maduro se convierte en un Pinochet de pseudoizquierda (es decir, en un nuevo Ortega) o se convierte en el dirigente de un movimiento chavista destinado a reconquistar el poder del mismo modo como lo perdió: con una mayoría electoral. Si todavía queda alguien sensato dentro del chavismo, diría a Maduro que esa sería la opción más realista. Al menos tendría la posibilidad de asegurar la continuidad política de la tradición chavista. Pues en caso de que viole esa tradición y decida convertirse en un neo Ortega habrá perdido no solo la elección sino lo que le queda de legitimidad frente a la oposición y ante los suyos.

Maduro debe saber que en estos momentos su gobierno es el más aislado del continente, no solo por la “derecha fascista” (la oposición), también por la izquierda democrática. Debe saber también que las grandes masas que una vez rodearon a Chávez, ya no son las suyas. Debe saber, no por último, que su gobierno ostenta los peores números, no solo continentales, también mundiales, en los índices de corrupción, respeto a los derechos humanos, equidad, justicia, servicios públicos, educación. En suma, si roba el gobierno a la ciudadanía, ya no podría sostenerse por su propio peso y su sobrevivencia en el poder solo la podría mantener sentado sobre bayonetas ensangrentadas.

Hay que tener en cuenta que el chavismo, ni en su forma originaria ni en su forma madurista, ha podido derrotar en 25 largos años y de modo definitivo, a la oposición. Todo lo contrario, esta se ha mantenido con altos y bajos a lo largo de los gobiernos de Chávez y de Maduro. Pero justamente –y esta es una ironía histórica– la persistencia de esa oposición ha traido comsigo que, pese a todos los déficit democráticos del gobierno Maduro, hay quienes nos negamos a calificarlo como una dictadura clásica.

A juicio de algunos opinadores el de Maduro es un gobierno que, de mala manera, u obligado por las circunstancias, ha permitido la apertura de espacios reducidos a la oposición. Esos espacios son partes del “legado” de Chávez. El fenecido presidente entendió que para sostenerse en el poder necesitaba de un mínimo de legitimidad electoral, de modo que siempre se sintió obligado a reconocer la existencia, aunque vilipendiada, de una oposición. Recordemos que en el 2003, después del “carmonazo” y del paro petrolero, Chávez lo tuvo todo en sus manos para convertirse en un dictador omnímodo; a lo Castro. Y sin embargo, por las razones que sean, no lo hizo.


LAS PINOCHETADAS DE MADURO

Ahora bien, la duradera coexistencia entre gobierno autocrático y una variopinta oposición ha dado origen a un tenso e informal sistema de relaciones no siempre pacíficas, pero relaciones al fin. Evidentemente, el chavismo, aún sufriendo una estridente derrota electoral, se encuentra demasiado enraizado en la estructura social y política venezolana como para desaparecer de un día a otro en el caso de una debacle electoral. En otras palabras, cualquiera sea el resultado electoral del día 28-J, la lucha por el poder continuará en Venezuela el día 29. Que esa lucha sea política y no anti-política es una responsabilidad que no solo recaerá sobre los hombros del gobierno actual sino también de la oposición.

Una salida dictatorial, como algunas que ronronean en la cofradía estatal creada por Chávez y después endurecida por Maduro, significaría, sin más ni menos, la destrucción definitiva del chavismo como movimiento social y político para pasar a convertirse en esa forma de dominación que los politólogos denominan “gobierno pretoriano”. O en otros términos: si después de una mala performance electoral el gobierno Maduro decide pasar a la lucha armada en contra de un pueblo desarmado, enterraría definitivamente al chavismo como opción política de masas, hecho que sin duda alentaría resistencias entre sectores no dispuestos a renunciar a lo que ellos imaginan como una “revolución socialista” erigida sobre la voluntad mayoritaria de la ciudadanía.

No obstante, las palabras de Maduro no hacen presagiar nada bueno. Entre otras maravillas ha dicho: "La derecha trimardita no va a llegar al poder en Venezuela y me comprometo a no permitir que gane las lecciones el 28 de julio". O esta otra:"Si la derecha engañara a la población podría haber un baño de sangre y una guerra civil, porque este pueblo no se dejará quitar la patria ni los derechos sociales"Ahora, si esas pinochetadas son verdaderas, o simples fanfarronadas destinadas a asustar a electores indecisos (si es que los hay) lo sabremos en su determinado momento. Sin embargo no debemos dejar de considerar que no es lo mismo disparar contra estudiantes radicalizados que exigen la salida del gobierno que hacerlo en contra de masas que defienden un resultado electoral obtenido de modo pacífico y constitucional. Los chavistas deberán pensar no una sino varias veces lo que harán en el caso de que se vean obligados a tragar los polvos de su derrota. Lo mismo vale para la oposición, aunque en un sentido inverso.


ASTUCIAS DE LA RAZÓN

La oposición venezolana ha optado, al fin, por la vía electoral. Después de largos años de infructuosos abstencionismos, la línea democrática ha terminado por imponerse por sobre la antidemocrática línea anti-electoral. La contienda entre los representantes de esas dos líneas, la electoral y la anti-electoral, ha sido prolongada y dura. Si hacemos un repaso de una ya larga historia, veremos que desde un comienzo, con el intento de desbancar a Chavez vía golpe de estado y con un paro petrolero insurreccional, la oposición no ha tenido siempre un comportamiento democrático. Por el contrario: ha mantenido durante diversos periodos su primacía autoritaria y anti-política. Solo recién el 2006 logró articularse electoralmente alrededor del caudillo zuliano Manuel Rosales. El año 2007 obtendría su primera victoria electoral derrotando al mismo Chávez y a su plebiscito constitucional. Paradojalmente, defendiendo la primera constitución chavista, la oposición debió constitucionalizarse a sí misma. 

El 2013 Henrique Capriles trazaría durante su campaña electoral los llamados cuatro puntos cardinales de la oposición: democrática, constitucional, pacífica y electoral. Siguiendo esa brújula, la oposición unida logró el 2015 un gran triunfo en las elecciones en la Asamblea Nacional. Maduro, previendo que la AN había construido un poder insurrecional, se dedicó a torpedearla gobernando mediante decretos. Objetivamente algunos parlamentarios de la oposición ayudaron a Maduro en esa empresa. La frase de Ramos Allup según la cual daba seis meses para que el gobierno de Maduro cayera, muestra de que modo la antipolítica había avanzado al interior de la oposición. Siguiendo esa línea “insurreccional”, esa oposición se embarcó en el fracasado Revocatorio del 2016 lo que en sí no habría sido problemático si no hubiera descuidado la lucha más importante, las elecciones regionales del 2017, las que perdió de modo inobjetable.

Abandonada la ruta electoral la oposición pasó a ser conducida por sus sectores más extremistas. Las luchas callejeras del 2017, originariamente planteadas en defensa de la AN, se convirtieron en "marchas sin retorno" que dejaron detrás de sí regueros de muertes inútiles. El 2018, en un alarde de torpeza inaudita, los sectores democráticos de la oposición, sobre todo los partidos Primero Justicia y Acción Democrática, capitularon frente a las presiones de los sectores extremistas y decidieron regalar, mediante una absurda abstención, el gobierno a Maduro. Muy poco después, el 2019, irrumpiría la locura total representada en la figuras de Leopoldo López y su representante terrenal Juan Guaidó. La era del “fin de la usurpación sin tener con qué”, de los cucutazos, de los macutazos, de la subordinación al gobierno de Trump, de los intentos de golpes de estado (30 de abril), de las ridículas embajadas del “gobierno interino”, todo eso ha quedado atrás y algunos electoralistas de hoy no quieren ni recordarlo. Bajo la hegemonía de López-Guaidó, la tragedia de la oposición se había convertido en comedia y la comedia en farsa. Maduro podía respirar tranquilo y dormir, según sus propias palabras, “como un bebé”. Los partidos de la oposición yacían en ruinas, sus dirigentes estaban desacreditados. 

El 2024 los ciudadanos, en un gesto de protesta contra los partidos ayer mayoritarios y después convertidos en cáscaras vacías, dieron como ganadora de las primarias a María Corina Machado, reconocida representante de la intransigencia. Maduro debe haberse sentido muy feliz con ese resultado. Machado polarizaba y lo que más conviene a un gobierno como el de Maduro es la polarización. Sin embargo, el mandatario no contaba con la posibilidad de que la razón de la historia puede ser a veces muy astuta.

Sin entrar en profundidades filosóficas –no es el caso– Hegel se refería con el término "astucias de la razón" (Fenomenología del Espíritual hecho de que muchas veces los resultados de los procesos históricos no equivalen con los intereses particulares o subjetivos sino con una razón que los supera, de modo que el objetivo final dista de ser el trazado por sus propios actores. Si quisiéramos expresar de modo popular esa visión hegeliana, podríamos formularla con el dicho “nadie sabe para quien trabaja”. En ese sentido no deja de ser astuta la razón que convirtió a la líder Machado, considerada hasta hace poco como representación del divisionismo radical, en la máxima representante de la unidad política de toda la oposición venezolana. Los hechos los desencadenó, sin habérselo propuesto, el propio Maduro al inhabilitar a Machado y luego a  a la profesora Corina Yoris. Sin darse cuenta tal vez, Maduro estaba repitiendo el guion de las elecciones del 2022 en Barinas cuando, después de que el gobierno inhabilitara a dos candidatos, hubo de ceder el paso a Sergio Garrido de Acción Democrática, quien terminó derrotando, nada menos que en la tierra natal de Chávez, al favorito de Maduro, Jorge Arreaza. 

Siguiendo el ejemplo que Barinas dio, asistida por un rapto de buen juicio, o tal vez siguiendo consejos de algún asesor inteligente, Machado nombró como candidato al ex diplomático Edmundo González Urrutia, un hombre cuya forma política de ser dista de la de un radical enardecido como son algunos que rodean a la valiente líder. Visto el tema de esa manera, en vez de imponer posiciones extremas al conjunto de la oposición –era lo que esperaba Maduro- Machado asumiría posiciones de centro, descolocando al oficialismo.

La unidad Machado-González tiende, de un modo muy simbólico, a unir a los dos ríos afluentes de la oposición venezolana: el de la épica sin política de Machado y el de la política sin épica de GonzálezUnidos los dos nombres en afortunada simbiosis, han dado origen a una política con épica, enfrentada a un Maduro sin épica y sin política. 

María Corina Machado es la líder, Edmundo Gonzales Urrutia es el candidato. Un liderazgo y una candidatura que no servirían de nada si la astucia de la razón histórica no hubiera producido una unidad que hasta hace poco no tenía cómo ni dónde aparecer. Ambos nombres, Machado y González, son los legítimos representantes de una oposición unida hoy como nunca lo había estado antes.

No deja de ser llamativo el hecho de que quienes fueron los líderes democráticos y candidatos a presidentes de esa oposición, Manuel Rosales, Henrique Capriles y Henry Falcón, dejando rivalidades rencillas a un lado, han dado todo su apoyo a la candidatura de Edmundo González Urrutia. Los momentos democráticos del ayer se unen con los del presente político. El 28 de julio será un día decisivo.

Lo que ha nacido en Venezuela es una revolución denocrática, pacífica. constitucional y electoral.