sábado, 30 de marzo de 2013

DONDE ESTÁ HUGO CHAVEZ?


     DONDE ESTÁ HUGO CHAVEZ: EN EL CIELO O EN EL INFIERNO? A PROPÓSITO DE SU SANTIFICACIÓN POR EL PODER.
 

     A propósito de esta semana santa 2013 y a la desaparición física de Hugo Chávez se vienen desarrollando una serie de acontecimientos muy interesantes los cuales serán materia de investigación para científicos sociales, políticos, teólogos y todo aquel que pretenda comprender lo que realmente pasa hoy en día en Venezuela. Los apóstoles de Chávez, como se autodenominan los dirigentes del régimen chavista, han acelerado el objetivo de construir a partir de la muerte de Chávez una religión basada en la lectura política del evangelio y del culto a un hombre hasta  convertirlo en Dios o en un semidiós, parte hombre parte Dios. Trata el régimen de edificar un imaginario político religioso que le dé el sustento social para permanecer en el poder. De esta forma Chávez ha sido ascendido a los altares y al cielo bajo la figura “El redentor de los pobres” o el “santo Hugo Chávez del 23”. El propósito no es realmente la construcción de una iglesia popular, al estilo de la propuesta de la Teología de la Liberación, el asunto es conseguir el mecanismo de dominación que pueda garantizar la continuidad del poder Chavista sin la presencia física de Hugo Rafael. Ahora bien, dividir a la iglesia católica en América Latina no es algo nuevo, (Chávez trató de lograrlo durante sus 14 años en el poder)desde la década de los años 60 del siglo pasado se desató todo un debate y una práctica político  religiosa dirigida a este objetivo a través de la llamada Teología de la Liberación. En ese entonces América Latina vivía la fiebre política del triunfo de Fidel Castro en Cuba y por toda Latinoamérica surgían movimientos sociales y políticos que planteaban el cambio de una sociedad basada en la inequidad por una sociedad basada en la justicia social.

       Entre los principales representantes de la teología de liberación en América latina, entre otros encontramos: Leonardo Boff, Frei Betto y Gustavo Gutiérrez y en términos generales se basa en lo siguiente:

  • Una implacable acusación moral y social contra el capitalismo como sistema injusto e inicuo, como forma de pecado estructural.
  • El uso del instrumento marxista para comprender las causas de la pobreza, las contradicciones del capitalismo y las formas de la lucha de clases.
  • La opción preferente a favor de los pobres y la solidaridad con su lucha de emancipación social.
  • El desarrollo de comunidades cristianas de base entre los pobres como la nueva forma de la Iglesia y como alternativa al modo de vida individualista impuesto por el sistema capitalista.
  • La lucha contra la idolatría (y no el ateísmo) como enemigo principal de la religión, es decir, contra los nuevos ídolos de la muerte adorados por los nuevos faraones, los nuevos Césares y los nuevos Herodes: El consumismo, la riqueza, el poder, la seguridad nacional, el estado, los ejércitos; en pocas palabras, "la civilización cristiana occidental” (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=48447).
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     Los grupos de izquierda marxista, a pesar de tener el apoyo del bloque comunista de Europa oriental y de Cuba no lograban “acumular fuerzas” suficientes como para  lograr las revoluciones que se pretendían, estas tenían como punto central la lucha de clases entre el proletariado y la burguesía y la misión histórica del proletariado ante la historia.

     A pesar del discurso igualitario y de verbo revolucionario estos paridos marxistas no  lograban convencer a la mayoría de la población expoliada por las clases dominantes de allí que la posición de un evangelio que tomara la opción por los pobres como principio fundamental en la lucha por un cambio social venia realmente  a cifrar esperanzas en aquellos dirigentes de la izquierda radical, y es así como por toda Latinoamérica encontramos la alianza entre marxistas y cristianos la cual sustentada en la lucha contra la pobreza desarrollaron actividades de todo tipo hasta incorporarse sacerdotes a la lucha armada. El marco teórico conceptual para esta acción fue la llamada teología de la liberación.

     Es posible que los cristianos actuaban realmente de buena fe, convencidos en la opción cristiana por los pobres, pero también es cierto que los marxistas jamás creyeron en esos presupuestos, solo les interesaba la Teología de la Liberación en tanto esta le sirviera como base ideológica para acercarse a los pobres dado que a través del discurso marxista no podían lograrlo, igualmente muchos marxistas simularon ser cristianos y hasta llegaron a convertirse en sacerdotes, otros clérigos asumieron realmente al marxismo como concepción del mundo y de la historia pero siguieron activando en las estructuras de la iglesia, era necesaria la división de la iglesia católica, ese siempre ha sido el sueño de todo marxista. Es la eterna lucha entre el poder político y el religioso.

     El empuje de la Teología de la Liberación fue tan fuerte que sus puntos de interpretación de la realidad latinoamericana  fueron parte de la discusión del Concilio Vaticano II y más tarde en 1968 en la conferencia episcopal de Medellín se aprobaron de forma incuestionable dando inicio de esta manera a una nueva interpretación del evangelio, una interpretación basada en el análisis científico de la realidad partiendo del materialismo histórico como método de análisis, de esta manera las distintas categoría del marxismo pasaron a ser parte del discurso de una teología cristiana, por lo tanto al asumir al marxismo se asume también su ideología y la ideología marxista tiene tres partes integrantes que hasta ese entonces era impensable que un cristiano las asumiera, a saber: La ideología como instrumento de dominación del mundo de las ideas, la  lucha de clases como motor de la historia y la instauración definitiva de una sociedad totalitaria.

     Entre las conclusiones pastorales producidas por la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, Medellín, 1968, encontramos las siguientes:

p21 Despertar en los hombres y en los pueblos, principalmente con los medios de comunicación social, una viva conciencia de justicia, infundiéndoles un sentido dinámico de responsabilidad y solidaridad;

|p22 Defender, según el mandato evangélico, los derechos de los pobres y oprimidos, urgiendo a nuestros gobiernos y clases dirigentes para que eliminen todo cuanto destruya la paz social: injusticias, inercia, venalidad, insensibilidad;

|p23 Denunciar enérgicamente los abusos y las injustas consecuencias de las desigualdades excesivas entre ricos y pobres, entre poderosos y débiles, favoreciendo la integración;

|p24 Hacer que nuestra predicación, catequesis y liturgia, tengan en cuenta la dimensión social y comunitaria del cristianismo, formando hombres comprometidos en la construcción de un mundo de paz;

|p25 Procurar que en nuestros colegios, seminarios y universidades, se forme un sano sentido crítico de la situación social y se fomente la vocación de servicio. Consideramos asimismo de notable eficacia las campañas de orden diocesano y nacional que movilicen a todos los fieles y organismos llevándolos a una reflexión similar;

|p26 Invitar también a las diversas confesiones y comuniones cristianas y no cristianas a colaborar en esta fundamental tarea de nuestro tiempo;

|p27 Alentar y favorecer todos los esfuerzos del pueblo por crear y desarrollar sus propias organizaciones de base, por la reivindicación y consolidación de sus derechos y por la búsqueda de una verdadera justicia;

|p28 Pedir el perfeccionamiento de la administración judicial cuyas deficiencias a menudo ocasionan serios males;

|p29 Urgir para que en muchos de nuestros países se detenga y revise el actual proceso armamentista, que constituye a veces una carga excesivamente desproporcionada con las legítimas exigencias del bien común en detrimento de imperiosas necesidades sociales. La lucha contra la miseria es la verdadera guerra que deben afrontar nuestras naciones;

|p30 Invitar a los obispos, a los responsables de las diversas confesiones religiosas y a los hombres de buena voluntad de las naciones desarrolladas, a que promuevan en sus respectivas esferas de influencia, especialmente entre los dirigentes políticos y económicos, una conciencia de mayor solidaridad frente a nuestras naciones subdesarrolladas, haciendo reconocer, entre otras cosas, precios justos a nuestras materias primas;

|p31 Interesar a las universidades de América Latina, con motivo del vigésimo aniversario de la solemne Declaración de los Derechos Humanos, en realizar investigaciones para verificar el estado de su aplicación en nuestos países;

|p32 Denunciar la acción injusta que en el orden mundial llevan a cabo naciones poderosas contra la autodeterminación de pueblos débiles, que tienen que sufrir los efectos sangrientos de la guerra y de la invasión, pidiendo a los organismo internacionales competentes medidas decididas y eficaces;

|p33 Alentar y elogiar las iniciativas y trabajos de todos aquellos que, en los diversos campos de la acción, contribuyen a la creación de un orden nuevo que asegure la paz en el seno de nuestros pueblos. (http://www.mscperu.org/biblioteca/1magisterio/america_lat/bl_medellin.htm)

 

     Una década después, 1979, en Puebla (México) se realizó la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, dicho encuentro vino a ratificar en términos generales lo ya acordado en la conferencia de Medellín, pero de una forma menos apegada al discurso marxista.

 

 

     En respuesta a este planteamiento teológico, el vaticano a través de la  Congregación Para la Doctrina  de la Fe, bajo la dirección de Joseph Ratzinger (quien luego seria papa) produce en 1984 un documento titulado:” LIBERTATIS NUNTIUS. Instrucciones sobre algunos aspectos de la teología de la liberación.” Dicho documento pretende desmontar las bases o principios teológicos por los cuales se sostiene dicha teología acusándola definitivamente en ser más que una teología una ideología y que dichos principios que le servían de fundamentos no son compatibles con el evangelio.

     Este es un documento fundamental en el análisis que pueda realizarse sobre el tema del evangelio en América latina, hemos escogido el aparte que se subtitula: una nueva interpretación del cristianismo por considerarla entre las más importante:

VI - UNA NUEVA INTERPRETACIÓN DEL CRISTIANISMO

l. No se puede olvidar el ingente trabajo desinteresado desarrollado por cristianos, pastores, sacerdotes, religiosos o laicos que, impulsados por el amor a sus hermanos que viven en condiciones inhumanas, se esfuerzan en llevar ayuda y alivio a las innumerables angustias que son fruto de la miseria. Entre ellos, algunos se preocupan de encontrar medios eficaces que permitan poner fin lo más rápidamente posible a una situación intolerable.

2. El celo y la compasión que deben estar presentes en el corazón de todos los pastores corren el riesgo de ser desviados y proyectados hacia empresas tan ruinosas para el hombre y su dignidad como la miseria que se combate, si no se presta suficiente atención a ciertas tentaciones.

3. El angustioso sentimiento de la urgencia de los problemas no debe hacer perder de vista lo esencial, ni hacer olvidar la respuesta de Jesús al Tentador (Mt 4, 4): «No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios» (Dt 8, 3). Así, ante la urgencia de compartir el pan, algunos se ven tentados a poner entre paréntesis y a dejar para el mañana la evangelización: en primer lugar el pan, la Palabra para más tarde. Es un error mortal el separar ambas cosas hasta oponerlas entre sí. Por otra parte, el sentido cristiano sugiere espontáneamente lo mucho que hay que hacer en uno y otro sentido. 19

4. Para otros, parece que la lucha necesaria por la justicia y la libertad humanas, entendidas en su sentido económico y político, constituye lo esencial y el todo de la salvación. Para éstos, el Evangelio se reduce a un evangelio puramente terrestre.

5. Las diversas teologías de la liberación se sitúan, por una parte, en relación con la opción preferencial por los pobres reafirmada con fuerza y sin ambigüedades, después de Medellín, en la Conferencia de Puebla, 20 y por otra, en la tentación de reducir el Evangelio de la salvación a un evangelio terrestre.

6. Recordemos que la opción preferencial definida en Puebla es doble: por los pobres y por los jóvenes. 21 Es significativo que la opción por la juventud se haya mantenido totalmente en silencio.

7. Anteriormente hemos dicho (cf. IV, 3) que hay una auténtica «teología de la liberación», la que está enraizada en la Palabra de Dios, debidamente interpretada.

8. Pero, desde un punto de vista descriptivo, conviene hablar de las teologías de la liberación, ya que la expresión encubre posiciones teológicas, o a veces también ideológicas, no solamente diferentes, sino también a menudo incompatibles entre sí.

9. El presente documento sólo tratará de las producciones de la corriente del pensamiento que, bajo el nombre de «teología de la liberación» proponen una interpretación innovadora del contenido de la fe y de la existencia cristiana que se aparta gravemente de la fe de la Iglesia, aún más, que constituye la negación práctica de la misma.

10. Préstamos no criticados de la ideología marxista y el recurso a las tesis de una hermenéutica bíblica dominada por el racionalismo son la raíz de la nueva interpretación, que viene a corromper lo que tenía de auténtico el generoso compromiso inicial en favor de los pobres.(
http://www.corazones.org/doc/libertatis_nuntius.htm)

 

     De esta manera podemos apreciar que la lucha de ideas en este continente tanto en lo político como en lo religioso se ha venido desarrollando de manera intensa.

      En un territorio caracterizado por tener el mayor grado de inequidad en el mundo lo cual se expresa en la pobreza material de sus habitantes y en el atraso científico y cultural de sus sociedades este se presenta como un espacio donde el imaginario social busca salidas a su condición en lo mítico y en lo político- religioso, el pueblo, en términos generales no alcanza a comprender por vía de la razón moderna las causas o factores de su condición de manera que su naturaleza lo conlleva a ubicar sus esperanzas en salidas mesiánicas. El latinoamericano del siglo XXI sigue pagando con su pobreza la expoliación material e intelectual al cual ha sido sometido por más de quinientos años.

     Lo anteriormente expuesto viene a configurar  un escenario histórico, material y mental el cual crea las condiciones para que caudillos, dictadores y demagogos se conviertan en mitos y quienes administran el poder pretendan elevarlos a un plano sobre natural.

     En el caso concreto de Hugo Chávez, a propósito de su desaparición física, el poder político manejado por una elite de políticos sin fortaleza social, se ha trazado como propósito alzarlo a la condición de un ser mítico, es más, en un santo, con sus capillas y todo, tal como ya ocurrió en la populosa parroquia del 23 de Enero en Caracas donde activista del partido de gobierno inauguraron en esta semana santa una capilla dedicada al “santo Hugo Chávez del 23”, así mismo, durante los homenajes póstumos hecho durante varios días en la ciudad capital el poder político sumó todas sus fuerzas mediáticas para lograr a través de la adoración al hombre, el culto a su personalidad y la sobredimensión de su obra construir un imaginario político religioso en una importantísima parte de la población venezolana, Chávez será un santo nacido e impuesto desde el poder para servirle no al pueblo, dado su inexistencia física, sino para servirle al poder. La elite política necesita con urgencia que el pueblo asuma esa santidad pues ello sería la garantía de seguir gobernando bajo la dirección de una deidad lo cual impermeabilizaría al poder y de esta manera el dominio político e ideológico se felicitaría de mejor manera.

     Ahora bien, el poder en la ruta de beatificar a Chávez ha realizado varias acciones, en primer lugar tratar a través de su hegemonía mediática hacerle creer al pueblo que Chávez era un enviado de Dios, para ello se han invertido centenares de horas de televisión, se ha repartido por miles de miles rosarios y  estampas con la imagen de Chávez en pose de santo, así como también se reproduce un video de Chávez llegando al cielo siendo recibido por su abuela, el Ché, Simón Bolívar, Salvador Allende entre otros, el video muestra un Chávez asustadizo al principio pero contento al final después de haber sido recibido por sus amigos. Se puede ubicar el video en la siguiente dirección: http://youtu.be/TqBevRvsC-k

     En el título del artículo nos preguntábamos donde estará Chávez si en el cielo o en el infierno. Esto a propósito de dos intervenciones donde él asegura que  encontraría al cardenal Ignacio Velazco (Cardenal fallecido y atacado ferozmente por Chávez tras su muerte) en el infierno. Se puede ver dicha intervención en esta dirección: http://youtu.be/dGVDVI7yUvY.  De igual manera el poder tiene que convencer a sus seguidores de que Chávez realmente creía en otra vida, en el más allá, donde el hombre en su vida eterna conseguiría la felicidad, esto es necesario ya que el aspirante a “santo del poder” ha negado públicamente la posibilidad de que exista otra vida, de que exista vida eterna y ello desde luego contradice lo más importante de los principios cristianos. Tal aseveración se puede ver y oír en la siguiente dirección: http://youtu.be/JbZcdmrH2oo.

     Así pues, asistimos a un momento histórico caracterizado por la ausencia de la razón moderna, volvemos al pre modernismo como forma primitiva de abordaje de la realidad, en momentos en el cual el mundo se debate el transmodernismo  como característica de la contemporaneidad  en Latinoamérica  no salimos de lo mitológico, de esta manera la superación de nuestras condiciones materiales de existencia se alejan cada día más, ¡que viva la mistificación de la realidad¡

 

                                     Freddy Alberto Pérez

Cabudare a los 30 días del mes de marzo de 2013

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